29 Años del Paso a la Eternidad del Venerable P. Juan Manuel Martín del Campo (1917-1996)

’13/08/2025’
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Ex Audientia Sanctissimi, die 27 novembris 2008, Summus Pontifex Benedictus XVI, ad instantiam Archiepiscopi Xalapensis, concedit ut in Causa Beatificationis et Canonizationis Servi Dei Ioannis Manuelis Martín del Campo y Martín del Campo, Presbyteri Dioecesani (†1996), Nihil Obstat ad procedendum valeat.»

 

Por Ángel Rafael Martínez Alarcón

 

Juan Manuel Martín del Campo y Martín del Campo nació el 14 de diciembre de 1917 en Lagos de Moreno, Jalisco. Hijo de Manuel Martín del Campo y Moreno y Ana María Martín del Campo y Rivas —descendientes del capitán Lázaro Martín del Campo, pionero español en los Altos de Jalisco—, creció en un hogar de profunda fe donde se rezaba el rosario diariamente. Su hermano mayor, Fernando, también siguió el camino sacerdotal.

En la década de 1930, durante la Rebelión Cristera, estudió en el clandestino Seminario de Veracruz, ingresa en 1932. Las clases se impartían en secreto, y su tiempo libre lo dedicaba a atender pobres, enfermos y a colaborar en misas encubiertas. Fue alumno y amigo cercano de San Rafael Guízar y Valencia, (1878-1938), Quinto Obispo de Veracruz, entre los años de 1920-1938.

Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1940 para la Arquidiócesis de Xalapa, Manuel Pio López Estrada, (1891-1971). Su ministerio incluyó:

Capellán, profesor y director espiritual en el Seminario de Veracruz (1940-1947).

Director diocesano de la Obra de la Propagación de la Fe (1954).

Párroco de San Jerónimo en Coatepec (1960-1970), donde fundó el Colegio México, en el año de 1963, en dicha población descanzan los restos de sus padres.Desde el 5 de febrero del 2010, en la Parroquia de San Jeronimo estan sus restos.

Canónigo penitenciario de la Catedral de Xalapa (1970-1985).

Exorcista diocesano (1987-1995). Por designación del 3º arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso Rivera, (1931-2019)

Reconocido por su sabiduría espiritual, su confesionario fue lugar de encuentro para quienes buscaban consejo y consuelo.

Partida con “Olor de Santidad”

El Padre Martín del Campo falleció en la madrugada del 13 de agosto de 1996 en Xalapa; luego de varios años de luchar con un cancér. Miles de fieles desfilaron ante su féretro en la Catedral, tocando reliquias y su ataúd como testimonio de la devoción popular hacia quien ya consideraban un santo. Sus restos fueron sepultados en el Panteón Xalapeño, al norte de la ciudad.

Camino a los Altares

Siendo el IV arzobispo de Xalapa, Hipolito Reyes Larios, (1946-2021) promotor de la causa del Padre Martín del Campo. El 12 de marzo de 2011 fueron entregadas en la Congregación para las Causas de los Santos en Roma las actas del juicio del P. Martín del Campo asignándole el protocolo 2864. El 7 de julio de ese mismo año se obtuvo el decreto de validez del proceso diocesano y se comenzó a elaborar la famosa positio que contiene el resumen de la vida, virtudes y fama de santidad del P. Martín del Campo. La positio fue discutida por dos comisiones, la de los teólogos y la de los Obispos y Cardenales. Respondieron a la pregunta  “¿Consta la vivencia heroica de las virtudes cardinales y teologales y la fama de Santidad del Siervo de Dios, Rvdo. Juan Manuel Martín del Campo?” Para alegría nuestra ambas comisiones, 9 teólogos y 13 obispos y cardenales, dieron voto unánime, todos respondieron que sí consta la vivencia heroica de las virtudes y la fama de santidad del P. Martín del Campo y por ello el Papa Francisco el 30 de septiembre de este año 2015 autorizó el decreto de virtudes heroicas y desde ese momento nuestro Siervo de Dios comenzó a ser invocado como Venerable Siervo de Dios. Con este decreto tenemos el camino abierto y llano hacia la beatificación. Afirmaciones del juez delegado, el sacerdote Elías Rafael Soto Córdoba

El proceso diocesano recogió testimonios de 47 personas (sacerdotes, religiosas y laicos), culminando con la entrega de las actas a Roma en 2011.

Su postulador, monseñor Rafael González, afirma: “El Siervo de Dios, Pbro. Juan Manuel Martín del Campo, fue un faro de virtudes heroicas en la Iglesia de Xalapa. Tuve el honor de servir como postulador de su causa desde 2008, y cada testimonio recogido confirmó lo que el pueblo ya sabía: vivió en intimidad con Cristo.

Su vida fue escuela de humildad: formó generaciones de sacerdotes en el Seminario de Veracruz, atendió a pobres y enfermos en silencio, y asumió con valentía el ministerio del exorcismo cuando pocos osaban hacerlo. En el confesionario, su paciencia era bálsamo para almas atribuladas.

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