“El Quijote de la Mancha.” Segunda parte publicada en 1615.
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Diez años pasaron para que saliera publicada la segunda parte de la historia del Quijote bajo el título: “Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha”. Empero, para que esta segunda parte fuera escrita y publicada, se suscitó un acontecimiento literario inusual, novedoso y hasta la fecha actual enigmático en la historia de la literatura universal. Resulta que en 1614 fue publicada la supuesta segunda parte del Quijote bajo el título: “Segundo Tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.” Solo que esta segunda parte no era de Miguel de Cervantes Saavedra, sino de un escritor llamado Alonso Fernández de Avellaneda, este acto provocó que Cervantes se viera obligado a terminar la segunda parte de la historia donde desconoció al considerado Quijote apócrifo y de manera creativa, genial, hace que su Quijote platique con un personaje del Quijote de Avellaneda, y este personaje reconoce que las andanzas y aventuras narradas por Avellaneda son falsas. (Hasta día de hoy no se sabe quién fue realmente Fernández de Avellaneda.)
Lo anterior es un acontecimiento literario relevante, porque con estos hechos nos encontramos con la novela dentro de la novela (como ya lo vimos en la historia del curioso impertinente en la primera parte), y El Quijote dentro del Quijote. Pero hay algo más bello estilísticamente en la obra; consiste que en la segunda parte los personajes saben que sus aventuras fueron escritas por un tal Miguel de Cervantes, que el libro ha sido impreso en varios idiomas y que ellos son famosos, por eso Don Quijote le expresa a Sancho que no morirán y ese presagio sí que se ha cumplido, porque mientras el hombre civilizado siga leyendo la novela los personajes seguirán cabalgando por el mundo.
Teniendo al dúo inmortal en acción, los personajes vivirán un sinfín de aventuras, en la mayoría les va mal, en muchas historias sólo provocan risas, son símbolos de burlas, pero aquí es importante manifestar que; Don Quijote salió a cabalgar porque los caballeros andantes defienden a los humildes, liberan a los esclavizados, buscan el honor, la justicia, son leales, sinceros, nobles, generosos, valientes, buenos amigos, hombres cabales, de palabra, honestos. El propio Alonso Quijano convertido por su locura en Don Quijote, es un hombre culto, gran lector, esto se comprueba cuando un cura y un barbero se enteran de la locura de Don Alonso y van a su casa; platican con la sobrina de Don Alonso y ella les dice que el motivo de la locura es la lectura de los libros de caballería que su tío ha leído, estos personajes y principalmente el cura representan el ala conservadora, dogmática, intolerante, inquisidora de esa sociedad; realizarán un escrutinio y análisis de los libros y los que consideran peligrosos los quemarán, este es un acontecimiento literario muy importante, porque aquí Cervantes se convierte en crítico literario y hace magistralmente que sus personajes ficticios convivan con su creador, la anécdota es la siguiente.
El ama y la sobrina de Don Quijote le muestran los libros al cura y al barbero, la mayoría de los libros son quemados (en este acto ya hay un gran simbolismo y concretamente una crítica enmascarada sobre la intolerancia de la Iglesia y la Santa Inquisición), solo se salvan algunos libros, entre ellos: “El Amadís de Gaula”, “El tirante el blanco” (obra catalana), y de manera muy creativa el cura salva “La Galatea” de Miguel de Cervantes: “Porque es un libro que tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada.” Pero, además, el cura dice que hay que salvarlo porque falta que aparezca la segunda parte del libro y que el autor Miguel de Cervantes es su amigo. La segunda parte de La Galatea nunca la escribió Cervantes.
Hay muchísimas aventuras en toda la historia de esta segunda parte donde los personajes vivirán la tercera y última salida, no obstante, uno de los momentos más memorables se encuentra en el capítulo XLII intitulado: “De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas.” Sancho Panza al inicio acompañó a Don Quijote con la ilusión y la promesa de su amo que en algún momento le otorgaría una Isla para que Sancho la gobernara. Los protagonistas que conviven con Don Quijote y Sancho en esta segunda parte ya saben el tipo de locura del personaje, este conocimiento que adquirieron por la lectura de la primera parte del Quijote les permitirá jugar con la demencia y coloquialmente darles coba, ejemplo es que el Duque le cumple el sueño a Sancho de ser Gobernador, lo importante de este pasaje consiste en que antes de que Sancho parta a la Isla a gobernar, su amo le dará unos consejos que son bellísimos, vigentes, créanme que al momento de leer las palabras que son ideales de un supuesto loco, nos hace pensar que bien valdría la pena ser gobernados por estos locos y no por los “racionales” y modernos gobernantes. Por su belleza, profundidad, vigencia, analizaré y transcribiré algunos de los consejos:
El Duque se encontraba dialogando con Sancho y le comentó que tenía que prepararse para ir a gobernar al otro día, esto implicaba preparar su vestimenta, a lo que Sancho contestó: “–Vístanme – dijo Sancho –como quisieren, de que cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza. –Así es verdad – dijo el Duque –, pero los trajes se han de acomodar con el oficio o dignidad que se profesa, que no sería bien que un jurisperito se vistiese como soldado, ni un soldado como sacerdote. Vos Sancho, iréis vestido parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto son menester las armas como las letras, y las letras como las armas. –Letras –respondió Sancho –, pocas tengo, porque aún no sé el abecé. De las armas manejaré las que me dieren, hasta caer y Dios adelante.”
En este contexto aparece Don Quijote y se llevó a Sancho a su estancia para aconsejarlo de cómo debería gobernar: de entrada, Don Quijote le dice que le da mucho gusto que haya recibido este premio antes de que él se lo pudiera dar, pero que eso mismo lo obliga a expresarle lo siguiente: “…y tú, antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te ves premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro y, sin saber cómo, se halla en el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí sin duda alguna eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, sin más ni más te ves Gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todos esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recibida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante.”
Derivado de la anterior reflexión que le expresa Don Quijote a Sancho, les comparto el segundo consejo que va relacionado con lo anteriormente meditado: “Lo segundo, has de poner los ojos en quién eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharse como la rana que quiso igualarse con el buey, que, si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.” (Lo subrayado y destacado es mío.)
Sancho le contestó a Don Quijote que no todos los gobernantes provienen de altos linajes y reconocidas castas de reyes. Don Quijote reconoció que Sancho tenía razón, pero que, aun así, él partía con cierta desventaja y, por lo tanto: “Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no te corres (avergüenzas), ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Mira Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y abuelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista (se adquiere), y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.” (Lo subrayado y destacado es mío)
Son varios los consejos que le otorga Don Quijote a su fiel escudero, por los tiempos modernos agregaré estos que considero fundamentales:
- “Nunca te guíes por la ley del encaje, (juzgar arbitrariamente), que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
- Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las alegaciones del rico.
- Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
- Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
- Si acaso doblares la vara de la justicia (No aplicar todo el rigor de la ley), no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.
- Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiro”
Finalmente, los consejos hasta aquí seleccionados y compartidos son solo los que harán engalanar el alma de Sancho, falta leer los consejos que adornarán su cuerpo. ¡Que belleza! ¡Que grandeza! Por eso he querido compartir una de tantas historias para que el lector interesado conozca brevemente con la grandeza que se encontrará al ingresar al universo de Cervantes y del Quijote, y remarcar que estos genios literarios son nuestros maestros porque nos enseñan a pensar, escribir, argumentar, nos liberan mental y espiritualmente, nos convierten en personas reflexivas, críticas, nos ayudan a sacar lo mejor de nosotros y hacen nuestras vidas más placenteras, porque leer y releer el Quijote siempre será un placer, un deleite…
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