“Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. Tercera y cuarta parte publicada en 1617.
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En las primeras dos partes de “Los trabajos de Persiles y Sigismunda” acompañamos a los personajes por el mundo escandinavo: estuvimos en Noruega, Dinamarca, y muchas islas que rodean a estas naciones, recordando que todo el viaje fue marítimo. Ahora nos iremos vía terrestre a España, Portugal, Francia e Italia. Recapitulando que los protagonistas centrales son Periandro y Auristela, dos jóvenes enamorados que van rumbo a la ciudad de Roma para poder casarse y disfrutar su matrimonio de acuerdo a los mandamientos del cristianismo. En este largo periplo han vivido un sinnúmero de peligros, peripecias, sucesos extraordinarios, porque en esencia esta novela de Miguel de Cervantes es una obra de aventuras al mero estilo de la literatura clásica griega, ya que con la marcada diferencia del género literario, la obra de Cervantes bien puede ser La Odisea española del siglo XVII, por supuesto que ajustada al mundo monoteísta cristiano a diferencia del politeísmo griego; no obstante, Persiles y Sigismunda tendrán que superar todos los obstáculos como los superó Odiseo para consagrar su amor. Así pues, vayamos a conocer el final de su historia.
Por la lectura de las partes I y II de esta bella historia sabemos que Arnaldo, quien es Príncipe de Dinamarca, está enamorado de Auristela y empecinado en casarse con ella. Periandro y Auristela se han hecho pasar por diversas circunstancias como hermanos. De pronto, Arnaldo recibió la noticia de que el reino de Dinamarca estaba siendo atacado por sus enemigos y su padre perdía la batalla, este acontecimiento lo obligó a regresar para ayudar a su padre y recuperar su futuro trono. Este contexto fue aprovechado por los viajeros para que cada quien prosiguiera su camino: Arnaldo se fue a Dinamarca, y Periandro, Auristela, Antonio, Ricla, sus hijos Antonio y Constanza, partieron para España, pasando unos días en Portugal.
A partir de la llegada a Lisboa, Portugal, todo el recorrido lo harán como peregrinos de la santa fe, seguirán viviendo un sinfín de aventuras, algunas son experiencias directas y otras constituyen acontecimientos que les suceden a personas que van conociendo. Es en este amplio desarrollo de historias sobre historias donde se encuentra la riqueza de la novela, e incluso, el propio Cervantes a través de sus personajes realiza una defensa de este estilo literario, porque la novela recibió la crítica de abundar mucho en anécdotas superfluas, tachando la obra de “novela bizantina”, es decir, muy adornada, con historias rebuscadas. Es por ello que cuando un protagonista al momento de contar su historia es reprendido por otro diciéndole que sea concreto, Periandro defiende la libertad de narrar y relatar con las siguientes precisiones: “–Contad, señor, lo que quisiéredes, y con las menudencias que quisiéredes, que muchas veces el contarlas suele acrecentar gravedad al cuento: que no parece mal estar en la mesa de un banquete, junto a un faisán bien aderezado, un plato de una fresca, verde y sabrosa ensalada. La salsa de los cuentos es la propiedad del lenguaje en cualquier cosa que se diga. Así que señor, seguid vuestra historia…”
Tal como lo dijo Periandro, estamos ante un banquete narrativo, historias abundan para narrar, los personajes centrales de las dos primeras partes se mantienen hasta el final de la trama, empero, en esta tercera y cuarta parte aparecen otra gran cantidad de protagonistas con sus particulares vivencias por contar, una de tantas es la de Feliciana de la Voz, Rosanio y Luis Antonio. Aquí todo inicia con Feliciana huyendo por el campo escondiéndose de su padre y hermano debido a que querían casarla con Luis Antonio.
Luis Antonio es un joven valioso, noble, serio, y por ese motivo resultaba ser el tipo ideal para Feliciana, el problema es que la bella joven estaba enamorada de Rosanio, y no tan solo eso, además, hacía unas cuantas horas que acababa de parir a un bebe producto de su amorío con Rosanio, quien, por cierto, también es un hombre de bien, trabajador y honesto. Feliciana andando desesperada por los campos se encontró con los peregrinos y fue auxiliada por estos, la historia sigue, y cuando menos lo esperaban Feliciana es hallada por su padre, se hace toda una alegada, hay momentos de violencia, y aparece en escena Rosanio, quien defiende su amor con Feliciana con las siguientes palabras: “ En mí, en mi debéis, señores, tomar la enmienda del pecado de Feliciana, vuestra hija, si es tan grande que merezca muerte el casarse una doncella contra la voluntad de sus padres. Feliciana es mi esposa, y yo soy Rosanio, como veis, no de tan poca calidad que no merezco que me deis por concierto lo que yo supe escoger por industria. Noble soy, de cuya nobleza os podré presentar testigos; riquezas tengo que la sustentan, y no será bien que lo que he ganado por ventura me lo quite Luis Antonio por vuestro gusto; …”
En esta historia, que tiene un final feliz, ya encontramos una permanente temática desarrollada por Cervantes en su amplia obra, tales como: el derecho y la libertad de elegir, la voluntad e igualdad de la mujer, la crítica a esa sociedad autoritaria, intolerante, elitista, son puntualmente descritos. Otra historia que en lo personal me resultó fascinante es la de Ruperta y Croriano. Ruperta es una mujer bella y con personalidad propia. Recién casada vivió la tragedia de que su esposo fue asesinado por un antiguo pretendiente al que ella no le hizo caso. Su dolor y odio fueron tan fuertes que decidió vengar la muerte de su esposo tratando de asesinar a toda la familia del desgraciado y malvado pretendiente. Aquí aparece el nombre de Croriano quien es un joven apuesto, sincero, y resultó ser hijo del antiguo pretendiente de Ruperta. Esta preparó todo para poder victimar al hijo del asesino de su esposo. El momento oportuno llegó y Ruperta estando con cuchillo en mano y teniendo a su merced a Croriano, al verlo empezó a dudar, vio la cara de un joven apuesto, limpio del alma, y al final no pudo asesinarlo, pensó que de nada serviría vengar a su esposo matando a alguien que no tenía la culpa, además, el padre de Croriano ya había muerto. El joven despertó y descubrió la presencia de Ruperta, fue detenida y ella le rogó le perdonara la vida como minutos antes ella se la había perdonado a él. Croriano no tan solo le perdonó la vida, sino que al verla quedó perdidamente enamorado de Ruperta y terminaron casándose…Esta historia nos muestra el poder del perdón, y aunque el odio original de Ruperta era comprensible, la realidad, por dura que sea, nos enseña que no nos lleva a ningún lugar, a esto debemos agregarle cómo el tema de la belleza se impuso ante la crueldad, ante la barbarie.
Y así, historia tras historia vamos leyendo esta extraordinaria novela; sin embargo, es momento de regresar con Periandro y Auristela. Estos jóvenes amantes después de sortear y superar enormes peligros lograron llegar a Roma. Cervantes en la parte final de la obra utiliza el recurso narrativo denominado anagnórisis, es decir, conoceremos hasta el desenlace de la historia quiénes son Periandro y Auristela. El verdadero nombre de Periandro es Persiles, heredero junto a su hermano Maximino del trono de Tile, una Isla que se encuentra en la zona de Noruega y que es considerada de las últimas islas en el mundo en aquella región. Cerca de Tile se encuentra la isla de Frislandia, donde reina la gran señora Eusebia quien tiene dos bellas hijas llamadas Sigismunda, quien en toda la historia es llamada Auristela, y la otra se llama Eusebia. Eustaquia quien es la madre de Maximino y Persiles había concertado casar a Maximino con Sigismunda. En este sentido es importante rememorar que Sigismunda es una mujer imponentemente bella, lo cual provocó que Persiles se enamorara profundamente de Sigismunda y ella de él.
Con el apoyo de su madre, Persiles decidió emprender el viaje a Roma para casarse con Sigismunda, y la propia madre se encargaría de hacer comprender a su hijo Maximino del ferviente amor que se tuvieron al conocerse Persiles y Sigismunda…Al final de la historia Maximino va directo a Roma para encontrarse con su hermano y la que considera debe ser su esposa. Después de este amplio recorrido ya sabemos que Periandro y Auristela en realidad son Persiles y Sigismunda, y que sus pesados trabajos terminarán casándose cristianamente en la enorme Basílica de San Pedro, el último impedimento al que tendrán que sobreponerse es a la férrea pretensión de Maximino… si lo logran, por fin terminarán los arduos trabajos de Persiles y Sigismunda.
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