Desde que la semana anterior se armó el escándalo al saberse que Hernán Bermúdez Requena quien fuera secretario de Seguridad Pública de Tabasco, era a la par jefe del grupo delincuencial conocido como La Barredora, el legislador Adán Augusto López (que lo designó para la cartera de Seguridad cuando fue gobernador de esa entidad), se desapareció por seis días y reapareció hasta este domingo en el Consejo Nacional de Morena.
En una atropellada conferencia banquetera los reporteros lo cuestionaron sobre su relación con Hernán y dijo. “Lo que tenía que decir ya lo informé y espero que las autoridades hagan sus investigaciones. Hay mucha politiquería en todo esto”. Y se siguió de largo hasta llegar al salón del evento donde el presidente del Consejo Nacional, Alfonso Durazo, trató de arroparlo con magro éxito.
Alfonso pidió a la militancia no dejar pasar los infundios de la oposición contra la 4T en las redes sociales, pues al correr libremente por las redes, se convierten en “señalamientos socialmente irrefutables”. Fue en ese momento que algunos asistentes comenzaron a corear: “No estás solo, no estás solo”.
Pero Adán sabe que está solo porque ninguno de los que le palmearon la espalda, le dieron ánimo y se tomaron la foto con él, le tenderá la mano si llega a caer.
Sabe además que lo tocaron, que le pegaron duro, y que el bombazo que le estalló en la cara no provino de la oposición sino de allá arriba, quizá por eso se veía ojeroso y desencajado.
Quien le aventó la bomba no fue cualquier hijo de vecino, sino el General de Brigada Diplomado de Estado Mayor, Miguel Ángel López Martínez, quien en entrevista con el periodista Gabriel Aysa dijo que Bermúdez Requena tiene una orden de aprehensión desde el 14 de febrero.
Ahora, por muy General que sea, López Martínez no actuó por su cuenta, forzosamente tuvo que recibir órdenes de un superior que no es otro que el Secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla Trejo, que tampoco se manda solo; obedece órdenes de la Comandanta Suprema, Claudia Sheinbaum.
Para que quede claro, lo que recibió Adán Augusto no fue un calambrazo o un “estate quieto”, sino un mandarriazo que casi hizo talco su carrera política y lo pone en riesgo de perder su libertad y él lo sabe.
Tan lo sabe que más que pedir apoyo pidió clemencia al manifestar: “Es momento de cerrar filas en torno a la presidenta…” que entre líneas quiere decir: “Por favor perdone usted a este siervo descarriado, señora. Ya me voy a portar bien”.
Pero el palo está dado.
Desde que comenzó el sexenio de la doctora Sheinbaum, Adán se fue por la libre y cada vez que tenía que acordar algo lo hacía con su jefe, amigo y hermano Andrés Manuel López Obrador y no con la mandataria.
Hasta que la colmó al grado que este viernes la propia Claudia dijo: “Sería bueno que (Adán Augusto) diera su versión para que la gente conozca qué vivió como gobernador; qué vivió con esta persona”, (Hernán Bermúdez).
Más desamparo imposible y se le complican las cosas.
Si el expresidente no ha salido a defenderlo es porque también tiene sus problemas. De acuerdo con un analista, López Obrador tiene temor de que sus dos hijos mayores José Ramón y Andy, puedan ser llevados a Estados Unidos por andar presuntamente en malos pasos y les ha pedido que estén cerca de él.
Y algo de cierto debe haber pues cuando los asistentes al Consejo Nacional preguntaron por Andy les dijeron “anda de viaje”.
Después que Alfonso Durazo dijera que el propósito de crear una Comisión Evaluadora de Incorporaciones es para blindar a Morena de perfiles que no son acordes con el partido, alguien gritó: “¡Fuera los Yunes!” que agüitó más a Adán Augusto que a pesar de estar en el presídium, fue colocado en una orilla, lejos de la lideresa Luisa María Alcalde.
Sobre las conclusiones del Consejo no hay mucho que decir. Sólo que en el papel quedaron de maravilla, pero nomás en el papel.
Lo único que quedó claro es que Adán Augusto López Hernández, el poderoso presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado hasta hace unos días, salió de la reunión siendo una sombra de lo que un día fue.
Alguien me dijo: “Tiene temor de que Claudia ordene un juicio de procedencia que le quite el fuero y lo mande en la siguiente ‘cuerda’ de reos a Estados Unidos acusado de nexos con los malosos”.
¿Será?, veremos. Pero mientras siga siendo senador de la República estará, ahora sí, a lo que ordene la señora presidenta.