ACERTIJOS/Gilberto Haaz Diez/LA NOVIA CON HUGO BOSS

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ACERTIJOS

Gilberto Haaz Diez.

 

*De Mark Twain: “El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir”. Camelot.

 

LA NOVIA CON HUGO BOSS

 

Por carretera iba escuchando la radio con Ciro Gómez Leyva. Surgió una discusión, los mexicanos a veces no nos entendemos, somos como el fiel reflejo de nuestro pasado y nos vemos en nuestros espejos, como el Dios Tezcatlipoca (en náhuatl: Tezcatlipoca, 'Espejo negro que humea''tezcatl, espejo; tliltic, negro; poctli, humo'), o sea vemos la negrura en nuestras cosas. Veamos, en lugar de discutir el porqué de nuestro fracaso en las Olimpiadas de Rio 2016, andamos en un chisme de patio de vecindad, de lavadero. Sucede que la novia de Alfredo Castillo, el picudo del deporte, de la Conade, llevó a su guapa y adorada novia a Brasil, no a bailar la Chica de Ipanema (mira que cosa más linda, mas llena de gracia, es esa muchacha que desde que pasa con su balanceo camino del mar), sino a acompañarle a ver derrotados a los mexicanos al grito de ‘no pudimos’. Sucede que el sastre Hugo Boss les regaló los uniformes a los olímpicos mexicanos y por ahí obsequió unos cuantos a los directivos, entre ellos a la novia guapa de Alfredo y uffff, tembló Roma porque ella se vistió así, no mammy blue, ¿qué querían, que fuera de huipil y rebozo? No sean así, no se pongan como Trump, también en México tenemos caché y a veces vestimos totalmente palacio. Veo por las noches a Jose Ramón Fernández (YoRío), en ESPN, el hombre que más sabe de deportes en este país y junto a su pupilo, David  Faitelson, que le aprendió todo, ayer criticaron a la Federación de Boxeo donde el jerarca es un corrupto, y que el mérito de ese boxeador, que ya ganó una medalla, no se lo adjudiquen esos rufianes. El boxeador boteó en los camiones por un dinero para ir a Rio, pero es porque los federativos se roban las transferencias que les hace la Conade. Alfredo Castillo, que es consentido del presidente, se defiende del fracaso, indica que la Conade solo se dedica a dar dinero a las federaciones, y son ellas las que deciden quiénes van y quiénes no. O sea, hay que correr a todos los federativos, y a Alfredo por ahí. Y que presente a la guapa novia.

 

AQUEL JAMES DEAN

 

Murió muy joven, a los 24 años. Fue uno de  los mitos de Hollywood, al igual que Marilyn. Se llamó James Byron Dean (Marion, Indiana, 8 de febrero de 1931 – Cholame, California, 30 de septiembre de 1955), pero fue conocido como James Dean. Un rebelde sin causa. Sólo le alcanzó la vida para filmar tres películas: Rebelde sin causa, Gigante y Al este del paraíso, dirigido por el gran Elia Kazan, pocos films pero esos le dieron paso a la inmortalidad. Cuando filmó Gigante, al lado de Rock Hudson y Elizabeth Taylor, ella confió. Años después se supo que Dean se llevó un secreto a la tumba que fue develado gracias a Elizabeth Taylor. La actriz se lo contó a un periodista y le pidió que no lo sacara a la luz hasta que ella hubiese muerto. En 1997, Taylor fue entrevistada por Kevin Sessums para la revista ‘'POZ'’ de activismo contra el SIDA. En aquella entrevista, la actriz reveló un dato no conocido sobre Dean: «Amaba a Jimmy (James Dean). Te voy a decir una cosa, pero es ‘off the record’ hasta que muera, ¿de acuerdo? Cuando Jimmy tenía 11 años y su madre murió, empezó a sufrir abusos sexuales por parte del pastor de su iglesia», develó entonces la actriz, según recoge The Daily Beast. «Creo que aquello le atormentó por el resto de su vida. En realidad, sé que fue así. Hablábamos mucho sobre ello. Durante el rodaje de ‘Gigante’ pasábamos noches en vela hablando y hablando, y esa fue una de las cosas que me confesó», afirmó Taylor. Fue un joven de mirada triste. Amante de los automóviles y de las carreras, compró un Porsche Spyder 550. En el murió. Mientras Dean rodaba por la carretera, acompañado por su mecánico, se le acercó en el cruce 41-46, en la localidad de Cholame, California, un Ford a gran velocidad, conducido por un estudiante. Dean trató de esquivarlo, pero no pudo. Se incrustó contra el Ford frontalmente por la izquierda y se rompió el cuello en el choque, perdiendo la vida instantáneamente el 30 de septiembre de 1955, a la edad de 24 años. El conductor del Ford, que solamente se rompió la nariz y se lastimó un hombro, murió de cáncer en 1995, mientras que el mecánico de Dean salió despedido del coche, se destrozó una pierna y se rompió la mandíbula, pero murió años después en un accidente de coche en Alemania. La historia comenzaba a inmortalizarlo. La muerte le llevaba a la fama. Todo esto porque leo en el diario El País, que el fotógrafo de Dean, Dennis Stock, su fotógrafo preferido, aquel que le retrató en pleno Times Square neoyorkino, posó para él un día de invierno, un día de un paseo: un abrigo negro, una lluvia y un cigarrillo en la boca. El fotógrafo publica un libro con sus fotografías. Lo estrena esta semana. ‘Los fans de Stock podrán admirar por fin el conjunto de su obra editada por Nourmand en un impresionante tomo, Dennis Stock: american cool (editorial Reel Art Press) que tiene como uno de sus principales reclamos la reconstrucción de la amistad del fotógrafo con James Dean. Suyas son algunas de las fotos más icónicas del actor, a quien además acompañó en su último y no tan conocido viaje a Fairmount (Indiana), donde Dean fue al colegio y donde está enterrado.

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