“Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrad siempre con tranquilidad, con calma.” – San Francisco de Sales.
Este lunes por la noche, las redes sociales se encendieron por la salida de Palacio Nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, con paraguas en mano, apresurando el paso y custodiado hasta los dientes por un pequeño grupo de elementos de la ayudantía presidencial lo escoltaron hasta las instalaciones de Editorial Porrúa en la Calle de Argentina en pleno centro histórico de la Ciudad de México.
Abordado por una reportera que lo comenzó a cuestionar respecto de si se iba a reunir con las corcholatas, a lo que el presidente la increpó refiriéndole que esa no era la forma de abordar el tema, el Ejecutivo Federal, replanteó el tema y expuso que se dirigía a cenar a las instalaciones de la conocida Casa Editorial en compañía de los aspirantes presidenciales y los gobernadores de Morena.
En su paso apresurado para ganarle a la pertinaz lluvia que azotaba la capital del país, confirmó que en la mañanera del martes daría detalles de lo abordado.
Pero algo llamó mucho la atención, ante la insistencia de los pocos reporteros que dieron cuenta del hecho, y a la pregunta de qué temas abordarán el mandatario federal espetó una frase lacónica “ya me voy”. https://twitter.com/politicomx/status/1665919800604864512
Como en política nada es casualidad, el mensaje dejó entre ver la posibilidad de un retiro anticipado de su gestión.
La pregunta que se abre es ¿Por qué te vas?
Será acaso que el presidente López Obrador evaluó que, ante los resultados obtenidos en el pasado proceso electoral, es necesario salvar su proyecto transformador con el acompañamiento de quien será la o él candidato a sucederlo.
Un acompañamiento que desde la presidencia de la República no puede cubrir, sin que el Instituto Nacional Electoral (INE) le observe, e incluso le sancione, arriesgando el posible futuro de la elección.
En la realidad la posibilidad de que el presidente se convierta en el líder partidista que acompañe y arrastre con su sola presencia al ungido o ungida, es real, pues está visto que Morena no es lo mismo con Andrés Manuel López Obrador en la boleta, que sin su presencia.
De ocurrir esto, seguramente la reunión sirvió para pelarles la piña a sus fieles correligionarios y trazar lo que aparentemente será el plan de consumación de su proyecto transformador para el 2024.
La versión de que entregará el mando a su paisano y hermano Adán Augusto López Hernández crece más, si es que el resultado en el Estado de México fue la prueba que necesitaba para asegurarle a Claudia Sheibaum Pardo la candidatura.
¡¡¡Ya me voy!!! dice el presidente López Obrador antes de cenar con aspirantes a la presidencia y gobernadores de Morena.
¿A dónde va señor presidente, solo a cenar o a coordinar la campaña presidencial?
Al tiempo.
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