Cartas a la redacción:
Cuando una camioneta oficial desaparece sin dejar rastro y nadie sabe si fue un robo, un
préstamo o un viajecito familiar, es elmomento de preguntar: ¿Estamos ante un crimen o
ante un “road trip” con presupuesto público?
En la dependencia de SEDESOL, una camioneta con placas XM-9294-B se ha convertido en
leyenda urbana. Según el acta oficial, es decir, lo que se murmura en la sala de café, el
vehículo fue “sustraído” mientras andaba de comisión. Pero lo raro, lo verdaderamente
jugoso, es que desapareció en un lugar donde ni siquiera tenía comisión asignada.
Hasta ahí, uno podría pensar que se trata de otro caso de negligencia burocrática, hasta
que entró en escena una maestra. Sí, una maestra muy cercana a la Secretaría, por la que aseguran, pasa más información que por los canales oficiales de comunicación.
Según ella, que todo lo escucha, todo lo ve y todo lo filtra, la camioneta no fue robada, ni perdida, fue “prestada” para un asunto muy personal y muy poco institucional. Lo que llaman en la jerga administrativa: “uso alternativo no declarado”.
Las versiones que circulan entre escritorios y hojas de asistencia son tan variadas como
inverosímiles: que si la camioneta fue a una despedida de soltero, que si la mandaron a
recoger piñatas o que simplemente se rebeló contra su destino fiscal y decidió buscar una
vida mejor.
Un empleado, que pidió anonimato, “por si las llaves también desaparecen”, aseguró:
“Lo más raro es que no hay acta de robo. Solo hay silencio y la risa nerviosa de quien sabe
algo que no puede contar”.
La historia se vuelve aún más turbia cuando aparece el primo del esposo de la secretaria de SEDESOL, Margarita Santopietro Peralta, como el último en tener la camioneta en su poder. Y aunque su nombre no ha sido revelado por “razones de privacidad institucional”, también conocido como “aquí nadie vio nada”, su relación con la titular de la dependencia no ha pasado desapercibida.
Santopietro, visiblemente indignada, declaró que todo se trata de “una persecución
mediática” y pidió no hacer “linchamientos familiares innecesarios”. También aseguró que
“la camioneta es del pueblo y regresará al pueblo algún día, cuando termine lo que esté
haciendo”.
La Fiscalía, como siempre, ha abierto una investigación o al menos eso dicen, porque
según la misma maestra informante, que ya está más enterada que el contralor interno,
dentro de la dependencia ya se están apagando los fuegos antes de que lleguen los
bomberos.
Por ahora, la camioneta sigue prófuga. Algunos dicen que fue vista en la playa, otros que se integró a Uber. Y unos más sugieren que en cualquier momento aparecerá con placas nuevas y nombre falso.
Lo que sí es seguro es que en SEDESOL se ha aprendido una gran lección:
“Aquí no solo los funcionarios escapan del trabajo. Hasta los vehículos oficiales buscan su
libertad”.
