“La difícil esperanza.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
El universo literario es inabarcable, desde muy jóvenes y sin importar nacionalidades escuchamos nombres referentes de la literatura universal como los de Homero, Cervantes, Shakespeare, Duma, Dickens, Víctor Hugo, Goethe, y nos enfrascamos en tratar de leer sus voluminosas y maravillosas obras. Conforme pasan los años seguimos conociendo grandes escritores y en cada nuevo encuentro la sorpresa va en aumento, en lo personal la sensación no sólo es de asombro y disfrute ante tanta genialidad, diversidad, erudición, también incluye una sana resignación, es decir, con el paso de los años he comprendido que por diversos motivos y principalmente por el factor tiempo no podré leer a muchos extraordinarios escritores, no obstante, en este exquisito recorrido literario hay que disfrutar a todos los que podamos y dentro de esta amplia gama de opciones y elecciones me he encontrado con el escritor de origen italiano Carlos Coccioli de quien se recuerda el centenario de su natalicio y por tal motivo el presente mes será dedicado a conocer parte de su excepcional obra literaria.
Carlos Coccioli nació en Livorno, Italia en el año 1920, de joven le tocó vivir en una Italia fascista, de hecho, Coccioli participó como militar en la segunda guerra mundial y fue parte de la resistencia contra los alemanes, su primera novela la escribió en 1946 cuando el escritor tenia veintiséis años y a partir de esta fecha no dejó de escribir obras originalmente en italiano y francés que fueron muy leídas y controvertidas. Una de sus novelas más polémicas es Fabrizio Lupo, obra que trata el tema de la homosexualidad y provocó tanta controversia que en parte eso originó que Coccioli se viniera a vivir a México en 1953 y en este país siguió escribiendo hasta su muerte en el año 2003.
Por los antecedentes antes comentados los temas abordados por Coccioli en las novelas son amplios, diversos, personales y sociales, en sus primeras obras describe la cultura y costumbres italianas de inicios del siglo XX, pero al mismo tiempo nos encontramos con una problemática del hombre universal como lo es la falta de paz, orden, tranquilidad, tolerancia. Coccioli nos presenta un mundo convulsionado, confrontado, radical, racista, elitista, intransigente, altamente prejuicioso, todas estas características están plenamente desarrolladas en la novela titulada: “La difícil esperanza”, publicada en 1947 inicialmente en lengua italiana, traducida en poco tiempo al francés y con el paso de los años muy difundida en lengua castellana, una obra magistral que me permitiré de manera general narrarles la temática planteada.
En la novela nos encontramos con un protagonista central llamado Tom, todos los demás personajes girarán en torno a la figura de Tom. Tom es algo así como el ojo que todo lo ve en esa sociedad de la región Toscana en Italia. La novela narra una historia de la misma época en que fue escrita, esto implica que estamos en un ambiente de postguerra, en un permanente enfrentamiento entre comunistas vs capitalistas, proletarios vs burgueses, amos vs trabajadores. Tom llegó a pasar unos días con la familia Vanucci integrada por el joven Rique íntimo amigo de Tom, esta familia es adinerada, con ideas burguesas y esencialmente capitalista, conciben y creen en una sociedad jerarquizada compuesta de amos y subordinados.
Rique le platica a Tom que está enamorado de una bella joven de 18 años de edad, pero que una parte de su familia lo apoya y la otra está en contra de ese amor. La familia paterna de Tom no quiere a la chica porque es aldeana, sin propiedades y creen que Tom merece algo mejor, afirman que el matrimonio con la aldeana es un rebajamiento familiar. Este es un tema recurrente en toda la historia, Tom más que estar de un lado o de otro, siempre se conduce con imparcialidad, sensibilidad, trata de ser conciliador, sin embargo, en esta sociedad la cultura del odio, el orgullo, los prejuicios son más poderosos que la razón y la prudencia, por ello Tom se pregunta: “Pero, ¿Qué es lo que les hace capaces de sentir las pasiones con un abandono absoluto? ¿En dónde está escondida la fuente de una exuberancia tan primitiva, esa ardiente capacidad de amar y de odiar?”
Ese carácter pasional y orgulloso de la cultura italiana es claramente descrito por Coccioli, y si lo analizamos es un tema permanente en las grandes obras de la literatura italiana y también en la cinematografía, en varios momentos la lectura hizo que me acordará de películas clásicas como “novecento” de Bernardo Bertolucci y “El Padrino” con guion de Mario Puzo y dirección de Francis Ford Coppola, entre otras. Lo interesante de analizar ese carácter muy particular de un sector de la sociedad italiana consiste en que ese apasionamiento al ser parte de su identidad, idiosincrasia, lo viven en todos los aspectos de su vida y cuando llegan al terreno ideológico los fanatismos y dogmatismos son terribles, ejemplo de ello es que en una ocasión el joven Rique hizo una fiesta en su casa, invitó a las familias pudientes y estando en pleno baile llegó un grupo de jóvenes comunistas y la fiesta terminó en insultos, sillazos, golpes, porque los dos bandos representan ser posiciones intolerantes, el siguiente dialogo ejemplifica esta afirmación:
“Sí –dijo Rique –. ¿Qué quieres hacer? –Llamar a los guardias –dijo el padre –. Y, ¿Para qué? –preguntó Rique. –¿Cómo que para qué? –Exclamó el padre –. ¿Es que no va a poder un cristiano ser el amo de su casa? – Así es la época –dijo Rique. –Pues maldita sea esta época –gruñó el viejo –; en otros tiempos por lo menos no pasaban estas cosas. –En otros tiempos –recordó Tom –, estaban los alemanes, que se metían en las casas y se llevaban a la gente, deportaban a los hombres y violaban a las mujeres. –No –dijo el señor Adán –, yo hablo de antes, de dos o tres años antes. –Entonces estaban los fascistas –dijo Tom. –Bueno –dijo el señor Adán agachando la cabeza –, estábamos mejor, no puede usted negarlo.”
Seguramente por eso Coccioli le puso el título a su novela: “La difícil esperanza”, porque no se trata de ser pesimistas, pero tampoco fantasiosos, sino realistas, y la realidad nos recuerda que el tengo cambalache sigue teniendo vigencia cuando afirma: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también.” Y aquí podría surgir la pregunta ¿Entonces que sigue o a qué podemos esperar de un mundo tan despiadado? El personaje Tom ante estos cuestionamientos decide crearse un mundo propio, paralelo al real, imaginario, exquisito, apartado de lo ordinario, sin embargo, la misma historia nos enseña que es una salida elegante, valida, es una buena opción, pero la naturaleza humana nos recuerda que tarde o temprano necesitamos de la sociedad, del otro, en esta parte Tom se cuestionaba:
“¿Por qué, por qué? Enteramente dominado por la angustia de sus pensamientos, porque el desacuerdo iba creciendo: ¿Cómo es que, sintiéndome tan diferente de los demás, tan único en mí mismo, pueda, en el fondo, descubrir que estoy tan unido a los demás? ¿En que consiste esa dependencia? ¿Cómo puede conciliarse con los abismos que la guerra ha abierto entre nosotros, desnudando nuestras almas tan cruelmente, sobreexcitando tan misteriosamente nuestros antiguos egoísmos? ¿Dónde está el punto de acuerdo, donde está la palabra que debe buscarse?”
Tom se desgarraba en estos soliloquios porque en el fondo de su alma tenía una lucha más fuerte y poderosa consistente en un profundo amor que sentía por Rique y al mismo tiempo una atracción por Marcela, y, tal vez, allí estaba la respuesta a su angustia. Tom debía resolver, definir y decidir qué amar y a quién amar, pero el conflicto no era fácil para él y menos en una sociedad tan cerrada e intolerante como la italiana de inicios del siglo XX, imagínese usted que si alguien en la calle lo acusaba de ser fascista sin tener pruebas en ese momento los comunistas lo asesinaban cruelmente, ¿Qué pasaría si alguien dijera que Tom era homosexual y antifascista?, ahora comprendo porque: “La difícil esperanza” es considerada la anticipación psicológica de la novela: “Fabrizio Lupo”, porque Tom apenas está descubriendo su sexualidad, pero años más tarde Coccioli hace que su personaje Fabrizio Lupo descubra que es homosexual y su final es trágico, y con esto se sigue comprendiendo porque en el mundo sigue existiendo un sentimiento de difícil esperanza.
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