“Los rebeldes vencidos, Cedillo contra el Estado Cardenista.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Carlos Martínez Assad es un reconocido académico mexicano, en su larga trayectoria se ha desempeñado como catedrático, investigador, fue Director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, gran parte de sus estudios se encuentran enfocados a la investigación de hechos históricos regionales, los títulos de sus libros nos conducen al Tabasco de Tomás Garrido Canabal, a “Los sentimientos de la región”, puntualizando que no estamos sólo ante datos y hechos históricos trascendentales del México posrevolucionario, el Maestro Martínez Assad analiza los hechos desde una postura crítica, sociológica, los interpreta, por supuesto que en este sentido los fundamenta y enseña lo que en parte sabemos de la historia: que no siempre los derrotados fueron víctimas, mártires, o traidores, y precisamente esto se encuentra planteado en su texto: “Los rebeldes vencidos, Cedillo contra el Estado Cardenista”, libro publicado en 1990 por el Fondo de Cultura Económica.
La revolución mexicana fue el movimiento armado que creó el actual Estado mexicano, con este movimiento nació la Constitución Política vigente, atrás quedaron los gobiernos centralistas, particularmente la etapa del porfirismo, recordemos que el gran adalid revolucionario fue Francisco I. Madero, y siempre lo evocaremos con su insoslayable expresión: “Sufragio efectivo, no reelección”. A partir de este principio elemental inició el largo y complicado proceso por tratar de democratizar a nuestro país, los primeros años del siglo XX fueron complicados, violentos, el recuento es bárbaro y muy sangriento, Madero fue asesinado, hubo golpes de Estado, constantes levantamientos de personajes históricos como Francisco Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, el control autoritario de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, la guerra cristera, y aunado a todo esto, en los estados de la República existían liderazgos encabezados por hombres poderosos, verdaderos caciques autoritarios, con enorme control y bien armados, ejemplo de ello es el General Saturnino Cedillo, un personaje que venía actuando desde el derrocamiento de Madero, y su influencia (particularmente en el estado de San Luis) llegará hasta 1939, año en el que fue asesinado por levantarse en armas contra la administración de Lázaro Cárdenas.
El libro de Martínez Assad estudia detenidamente la vida e influencia de este caudillo revolucionario, pero en esta ocasión el documento se centra en el conflicto que Saturnino Cedillo tuvo contra el gobierno de Lázaro Cárdenas y este conflicto se derivó por tres motivos principales a saber: la expropiación petrolera, la reforma socialista y el reparto agrario, ya que el General Cedillo estaba en contra de estas enmiendas constitucionales, por cierto, de las modificaciones mencionadas por lo menos dos son recordadas hasta la fecha actual como reformas históricas positivas del Presidente Cárdenas, no obstante, Cedillo no las vio así y se sublevó contra ellas.
En cuanto a la repartición colectiva de la tierra considero que fue el principal motivo del levantamiento de Cedillo, ya que este personaje apostaba por una repartición agraria muy diferente, y de hecho en su Estado la llevó acabo, Martínez Assad en el capítulo titulado: “El otro agrarismo, las colonias agrícolas militares”, escribe:
“Cuando menos 12 colonias agrícolas militares fueron creadas en San Luis Potosí por iniciativa del General Saturnino Cedillo a partir de los años veintes. Desde 1921, un año después del triunfo de Agua Prieta, los soldados que habían seguido a los hermanos Cedillo en la lucha armada comenzaron a posesionarse de algunas tierras. Se les recompensó así su lealtad y el sacrificio como combatientes; política que avaló desde el poder el General Álvaro Obregón, seguro del apoyo que en cierto momento le brindaron o podrían brindar los campesinos fieles a Cedillo.
Sin embargo, no se puede pensar que el grupo que comenzaba a conquistar la hegemonía política en el país otorgaba una dádiva, y tampoco que de este modo se estuviese dando una solución definitiva al problema agrario; se trataba más bien de tener a la mano a los campesinos armados que podrían responder a cualquier llamado de revolución.”
Lo anterior tiene importancia analizarlo detenidamente porque deja entrever de manera clara que después del movimiento maderista, la revolución y la posrevolución nunca más tuvo fines esencialmente democráticos, lo que buscó Obregón, y después lo logró Plutarco Elías Calles con la creación del PNR (hoy PRI), fue un control total en momentos muy autoritario (a veces maquillado de institucional y democrático), y este control se replicaba en los Estados del país, al extremo que las dictaduras estatales comandadas por protagonistas como Cedillo, en San Luis Potosí, Garrido Canabal, en Tabasco, Maximino Ávila Camacho, en Puebla, no podían ser reguladas y controladas ni siquiera por el propio gobierno federal, esto explica claramente porqué Cedillo se rebeló contra Cárdenas. Ahora bien, aquí sucederá un hecho clave consistente en el asesinato del cacique potosino, en 1939, y la historia enseña que este será de los últimos rebeldes del régimen pos-revolucionario: ¿después no habrá caciques? –Sí –, pero más controlados, y al final muy sistémicos.
Con el asesinato del General Cedillo el nuevo régimen emanado de la revolución fue consolidándose, en 1945 Maximino Ávila Camacho, quien aspiraba a la Presidencia de la República, murió de forma sospechosa, luego vinieron años de gobiernos del PRI con el ya conocido régimen hegemónico, autoritario, antidemocrático. No obstante, Carlos Martínez Assad rescata algo muy valioso en la historia de este México convulsionado, confrontado, violento, un México en pleno proceso de construcción, y el rescate lo encuentra en la importancia de que exista una seria oposición al gobierno en turno, para Martínez Assad la oposición a todo régimen es necesaria y urgente en toda sociedad, sólo así limitaremos las imposiciones, los autoritarismos, y no se trata de estar en contra de manera sistemática, si el gobierno tiene un proyecto correcto, una reforma realmente transformadora, seguramente ésta se logrará, ejemplo: la gran expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas (hasta el día de hoy todos nos acordamos de ella), por el contrario, considero que nadie recuerda con agrado su radical e innecesaria reforma socialista.
¿Hacia dónde queremos ir? Yo apuesto por una sociedad abierta donde no existan verdades únicas.
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