“Ernesto Cardenal.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Un anagrama fácil de hacer: Adán es igual a anda, pero una segunda opción es que Adán también es nada, si con anda y nada, queremos hacer a nuestra manera un epigrama, me imagino algo así: Cuando Adán intentó andar por sí mismo, el vanidoso Dios lo volvió casi nada. La nada es un no total, porque hubo hombres de Dios que se le rebelaron al propio Dios (para salvarlo de su vanidad y darle una oportunidad al hombre en la tierra). Ernesto Cardenal es uno de esos hombres que anda, anda y anda.
Ernesto Cardenal anduvo luchando en esta efímera vida hasta el pasado 1 de marzo del presente año que dejó de existir a los 95 años de edad. Cardenal es de las grandes figuras latinoamericanas del siglo XX, un luchador social incansable, sacerdote católico, poeta, un hombre netamente revolucionario, critico, y a pesar de todo esto jamás perdió la fe, no obstante, el poeta nicaragüense siempre buscó regenerar la moral imperante la cual puede bien llamarse doble moral, porque esta moral imperante predica la humildad en la ostentosidad, la paz en la beligerancia, la igualdad en plena desigualdad provocada por los propios predicadores, por los guías del mundo, por los que dan miles consejos y otorgan disposiciones pero jamás un peso, un abrazo sincero, desinteresado, y toda esta incongruencia de la moral imperante, Cardenal la combatió con hechos y la plasmó en gran parte de su obra poética escrita en epigramas, por ello recordaremos al poeta con su libro: “Nueva antología poética”, publicado en el año 1978.
El año de 1978 para Ernesto Cardenal y en general para los nicaragüenses fue importantísimo, porque se encontraban luchando para quitar del poder a la tiránica familia Somoza, el triunfo definitivo de la revolución será en 1979 e incluso Ernesto Cardenal llegará a ocupar en el gobierno revolucionario el cargo de Ministro de Cultura de Nicaragua, parte de todos estos acontecimientos se encuentra en su obra poética a través de epigramas, transcribiré algunos ejemplos:
“Nuestros poemas no se pueden publicar todavía. Circulan de mano en mano, manuscritos, o copiado en mimeógrafos. Pero un día se olvidará el nombre del dictador contra el que fueron escritos, y seguirán siendo leídos.
Uno se despierta con cañonazos en la mañana llena de aviones. Pareciera que fuera la revolución: pero es el cumpleaños del tirano.”
El siguiente que compartiré es hermoso por varias razones, particularmente porque muchos nombres de luchadores sociales son desconocidos u olvidados injustamente, y ellos fueron las causas principales para que hoy con altas y bajas tengamos la modernidad que tenemos, ellos dieron su vida por tener un mejor país, en vida no lograron ver sus obras, hoy nosotros somos beneficiaros de esa lucha desinteresada del otro en beneficio de nosotros, el epigrama se titula:
Epitafio para Joaquín Pasos.
“Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto, y sin un peso. Sólo poetas, putas u picados conocieron sus versos. Nunca estuvo en el extranjero. Estuvo preso. Ahora está muerto. No tiene ningún monumento. Pero recordadle cuando tengáis puente de concreto. Grandes turbinas, tractores, plateados graneros, buenos gobiernos. Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo en el que un día se escribirán los tratados de comercio, la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.”
Y así, epigrama tras epigrama vamos conociendo parte de la autobiografía de Ernesto Cardenal, su visión y acción en la vida pública, nos acerca a legendarios personajes como lo fue el patriota y líder Augusto Cesar Sandino, quien fue cobardemente asesinado por los Somozas con el respaldo e indicaciones de la embajada estadounidense, pero el propio Cardenal afirma que un líder como Sandino cuando muere su figura renace, se engrandece, se generaliza y provoca una revolución más poderosa por el sólo recuerdo de un luchador social que murió buscando la justicia social, la igualdad y democratización de su patria:
“La gloria no es la que enseñan los textos de historia: es una zopilotera en un campo y un gran hedor. Pero cuando muere un héroe no se muere: sino que ese héroe renace en una Nación. La gran sombra, la del gran crimen, la sombra de Augusto Cesar Sandino. Todas las noches en Managua la Casa Presidencial se llena de sombras. Pero el héroe nace cuando muere y la hierba verde renace de los carbones.”
Acercarse a la obra poética de Ernesto Cardenal es adentrarse a sus principios, valores, sentimientos, el poeta nos conduce a la esencia de lo humano, porque en ella nos encontramos con el amor, la esperanza, la crítica, la ilusión de un mundo mejor, y aprendemos que la verdadera vida sólo se vive si se posee libertad, siendo este principio el origen de todos los demás, porque sin libertad ni siquiera podemos concebir la igualdad, y no esperemos que en la moral predominante la libertad nos sea dada como un derecho innato, tenemos que estar conscientes que esta libertad se exige, se lucha por ella, se conquista, y aunque en la mayoría de ocasiones muchos defensores de las libertades públicas cuando llegan al poder son los primeros en eliminarlas, convirtámonos en verdaderos Quijotes, desconozcámoslos y ahora vayamos contra ellos, como hoy el pueblo nicaragüense lucha para derrocar y quitar del poder a su antiguo revolucionario convertido actualmente en un vil tirano llamado Daniel Ortega.
Por ahora concluyo el presente artículo con éste epigrama que un hombre de fe sincera como lo fue Ernesto Cardenal le dedica al Dios en el que siempre creyó, pero que también razonadamente cuestionó: “Y tú eres ahora un Dios clandestino ¿Por qué escondes tu rostro olvidado de nuestra persecución y de nuestra opresión? ¡Despierta y ayúdanos! Hazlo por tu propio prestigio.”
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