“Arturo Uslar-Pietri.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
“Las lanzas coloradas, Doña Bárbara, La guerra del fin del mundo, El Otoño del Patriarca, El Señor Presidente, La Sombra del Caudillo, Yo el Supremo,” y así, podemos seguir nombrando extraordinarias obras literarias que describen un hecho histórico como lo fue la liberación de nuestros pueblos latinoamericanos, pero al mismo tiempo nos enseñan un desgarramiento bárbaro, incivilizado, describen a una sociedad dividida, polarizada, enfrentada, las historias narradas en las obras pertenecen a los siglos XIX y XX, pero acaso, ¿Hoy Venezuela no necesita liberarse? Acaso, ¿Los demás países latinoamericanos están consolidados en su democracia? ¿No vivimos a la sombra de las dictaduras, los autoritarismos y la concentración del poder?
Es por ello que el Premio Nobel de Literatura el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, en el prólogo que escribió para la novela: “Las lanzas coloradas”, de Arturo Uslar-Pietri afirmó: “La problemática es el llavero en que van las llaves para abrir las puertas de una sociedad cerrada, llaves que son ideas, ideas de fuego, quemantes, propias para iniciar el incendio de la libertad venezolana que fue después la libertad de América. Las lanzas coloradas (Coloradas con mayúsculas), porque son lanzas coloradas de sangre.”
La sangre que se derramó se hizo para liberarnos y crear naciones soberanas, libres, democráticas, igualitarias, se luchó para tener un nombre propio, vivir bajo una república democrática, sin embargo, todas estas palabras y conceptos como Derecho, Libertad, Igualdad, Educación, en nuestras sociedades parecen conceptos irrealizables, inalcanzables, utópicos, conceptos que sólo se discuten en la filosofía y literatura, pero cuando intentamos llevarlos a la práctica, a la realidad real y no literaria, en lugar de crear estabilidad, desarrollo, bienestar, lo único que ha provocado es guerras, enfrentamientos, y parte de la responsabilidad es nuestra, porque las llaves siempre se las hemos entregado a personajes detestables, ambiciosos, enfermos de poder, y lo peor es que creemos ingenuamente que un personaje va a resolver los problemas de un país, esto no es de un personaje, es de personas, no es de un líder poderoso, es de instituciones, es de más democracia y aunque ésta pueda parecernos muy imperfecta, caminante no hay otro mejor camino para andar, la democracia es el único camino por el que vale la pena luchar y si hay que encender las lanzas, habrá que hacerlo, la otra opción es vivir bajo la famosa servidumbre voluntaria… en fin, usted decide.
La novela: “Las lanzas coloradas” fue publicada en el año 1931, es una novela histórica, fantástica, desgarradora, y considero que al final es una tragedia absurda, digo absurda porque por lo regular la historia nos enseña que las guerras por el poder político (ya sea liberación, sometimientos, etc.) tienen un fin determinado, el control, el dominio, la imposición, pondré algunos ejemplos literarios clásicos: cuando leemos la historia de la guerra de Troya a través de la “Ilíada”, Aquiles independientemente al honor, el heroísmo, sabía que un objetivo central de la guerra era obtener el control de Troya para que fuera dominada por los Aqueos, todos los guerreros sabían porque luchaban. Hace algunos años leí la novela: “Por quién doblan las campanas” de Hemingway, y desde un inicio queda muy claro que la guerra in-civil española tenía dos bandos muy definidos, los republicanos vs los sublevados, en concreto, se ganara o se perdiera, se tuviera justificación o no, los beligerantes luchaban para ganar y con la victoria aspiraban a imponer una idea, ideología, un nuevo estilo de vida, organización, etc.
Cuando se lee: “Las lanzas coloradas” del gran escritor venezolano Uslar-Pietri, el lector sabe que el tema central es la lucha de independencia del pueblo venezolano contra los españoles, y tiene muy claro en qué consistía la lucha de independencia y su importancia, pero muchos de los personajes, (incluyendo al pueblo sabio), que al momento se encontraban luchando, no sabían por qué luchaban, qué buscaban, hacia dónde iban con su lucha, y lo peor es que algunos de ellos se convirtieron en líderes, dirigentes revolucionarios, que tomaban decisiones e influían en la configuración del nuevo Estado, de la nueva sociedad, un ejemplo real fue Facundo Quiroga en la Argentina, en el caso venezolano, Uslar-Pietri a través de un personaje ficticio llamado Presentación Campos, retrata este histórico rumbo indefinido que mucho explica de adonde venimos, adonde estamos, y porque seguimos desangrándonos.
Presentación Campos era el capataz de la hacienda “El Altar”, desde un inicio el personaje muestra repulsión y desprecio para los esclavos, los humilla, golpea, a los únicos que respeta es a sus patrones, los hermanos Fernando e Inés Fonta. Estando la guerra en pleno desarrollo entre los realistas (quienes querían mantener la corona española y la esclavitud), y los revolucionarios encabezados por Simón Bolívar, (buscando la liberación de Venezuela del yugo español), Presentación Campos decide sublevarse, reúne a los esclavos y los obliga a luchar, en ese mismo instante violó a Inés Fonta, incendió el rancho de sus patrones y declaró que él es un hombre libre, y aunque algunos esclavos quisieron rebelársele y no seguirlo, inmediatamente asestó un machetazo a uno de ellos y con ese ejemplo todos lo siguieron.
Presentación Campos empezó a recorres pueblos, violar mujeres, incendiar casas, ranchos, pero llegó un momento clave de su lucha y se dio en este dialogo con uno de sus seguidores: “Mira Natividad; ven acá. –A la orden, jefe. –¿Qué te parece esta vaina? –¿Cuál? –Esta de habernos alzado. Natividad temía responder algo que estuviera en desacuerdo con el pensamiento de Campos. –Muy bien hecho. ¿Hasta cuándo íbamos a aguantar? –Ahora estamos arriba, Natividad. Los de abajo, que se acomoden. –Bueno Natividad. Pero tú no has pensado una cosa. ¿De qué lado nos vamos a meter? –¿Cómo, de qué lado? –¡Gua! ¿De qué lado? Si nos hacemos godos o nos hacemos republicanos. –Bueno mi jefe, ¿qué diferencia hay? –¡Mucha! ¡Cómo no! Tú no ves: los godos tienen bandera colorada y gritan: ¡Viva el Rey! –Eso es. –Mientras que los insurgentes tienen bandera amarilla y gritan ¡Viva la libertad! –¡Ah, caray! ¿Qué escogemos?”
Todo esto sucedía cuando nuestros pueblos luchaban por liberarse, hoy el contexto es otro, pero la pregunta de Natividad sigue vigente: ¿Que escogemos? Mantendremos en el poder a estos líderes populistas o seguiremos luchando por construir una sociedad democrática, libre, que se sustente en la ley, en las instituciones, el camino todavía es largo por recorrer, pero inevitablemente hay que escoger.
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