Siguiendo Pistas Por: Juan Antonio Valencia Patraca/ Resulta que en el marco de los festejos de una escaramuza ocurrida el 18 de octubre de 1863 en Cosoleacaque, salió a relucir…

Siguiendo pistas

 

La Batalla de Totoapan

 

Juan Antonio Valencia

 

Resulta que en el marco de los festejos de una escaramuza ocurrida el 18 de octubre de 1863 en Cosoleacaque, salió a relucir, como todos los años, versiones que contrarrestan el mito genial del general indígena Martín Alor “el Lancero”, quien supuestamente encabezó al frente de cientos de indígenas popolucas, la derrota de una fracción del ejército francés, en el arroyo de Totoapan, en Cosoleacaque, Veracruz.

La existencia de Martín Alor, es tácitamente negada una vez más en diversos estudios que hacen antropólogos e historiadores y escritores, pero en el más reciente libro, titulado, “La guerra de intervención francesa en el sur del sotavento veracruzano”, escrita recientemente por el doctor en antropología, Miguel Ángel Cruz Bencomo, en donde se narra detalladamente la citada epopeya; no se hace mención del héroe natural de Cosoleacaque.

El autor del libro, sostuvo que no precisamente es que este negando la existencia de la persona conocida como “Martín el lancero” sino, que se omite mención alguna, debido a que no aparece en ningún relato histórico en donde se reseña la batalla del 18 de octubre de 1863.

Sostienen especialistas que Martín Alor es un mito creado de forma alusiva al evento, a finales de la década de los años 70s, durante el gobierno de Rafael Hernández Ochoa, pero que este nunca existió. Otros cronistas e historiadores como Rene Reséndiz Nolasco aseguran que “el Lancero” es solo un mito.

El cronista de Minatitlán, Renato Palemón Vázquez Chagoya afirma convencido, que no existen datos ni documentos que prueben la existencia de Martín el lancero en la batalla de Totoapan.

En un documento denominado, El Combate de Totoapan del autor Florentino Cruz Martínez, se analiza la existencia de Martín el lancero y en la parroquia de Chinameca, en donde se registraban los nacimientos de aquella época y se procedió a la búsqueda de la Fe de Bautizo del personaje, y solo se registran tres personas de nombre Martín, con los con los apellidos González, Alor y Martínez, pero entre 1820 y 1843, lo que concluye el investigador, que sería demasiado viejo, para la fecha en que se desarrolló el combate,  en donde se dijo muy posteriormente, que tenía 17 años.

TESTIMONIO

Carlos Fortier Herrera, hijo de mexicana y soldado francés, quien nació Minatitlán en 1879,  16 años después del combate, sostuvo en una entrevista celebrada el 17 de octubre de1963 con el redactor del periódico La opinión de Minatitlán, Adán Cruz Piñón,  que conoció a Martín González; “fue un joven que participó en la disputa por la pieza de artillería, librada en el fondo del barranco del arroyo Totoapan por el pelotón de artilleros franceses”.

En el fragor de la contienda relata que clavó su rústica lanza en el pecho del artillero francés y montado en una mula del regimiento extranjero arrastró el cañón con el cual el teniente Ross y el sargento Vidal dieron fuego al enemigo.

“Martín sobrevivió al combate de Totoapan y residió por muchos años en el céntrico barrio primero. Por su acción significativa empezó a ser conocido como Martín “El Lancero” y en correspondencia a su gesto el Ayuntamiento local le otorgaba una pensión mensual de 30 pesos”.

En los actos conmemorativos del combate celebrados hacia 1888, se pasaba lista de presentes a Martín González y más de 30 sobrevivientes. Esto se dijo en la nota publicada el 18 de octubre de 1963, cien años después de la batalla.

En una reciente investigación, realizada por este autor en la ciudad de Cosoleacaque, no se encontró ningún descendiente del valiente indígena, en tercera o cuarta generación, ni una lápida en el antiguo panteón que señale la existencia del mito genial, solo se encontraron “secretos” divulgados de tatarabuelos, cuyos ancianos bisnietos reseñan que en tiempos antiguos no se sabía de Martín el Lancero.

Se pudo conocer que la batalla de Totoapan, en realidad, solo fue una emboscada, y que esta no tenía calidad de Batalla, puesto que los soldados mexicanos, optaron por todo tipo de ventaja, y esto diluyó, la calidad de una batalla.

Debido a la emboscada, y a la ventaja en que actuaron los soldados locales, fueron asesinados 51 soldados franceses dos de ellos de origen mexicano conocidos como conservadores. Fueron hechos prisioneros, dieciocho conservadores a los que se les fusiló. Se señala en el informe, que el botín de guerra fue de sesenta y cinco fusiles, quince mosquetones, once espadas, tres cajas de municiones, dos cajas de artillería, diecinueve caballos, nueve mulas, que fueron entregados al General García.

A los soldados franceses que murieron en la emboscada se les despojó de sus ropa y pertenencias personales, dejándolos totalmente desnudos.

El ejército mexicano atacó con 300 soldados, mientras los franceses enfrentaron la emboscada con 200 elementos, para finalmente dar retirada, rumbo a Minatitlán.

Los datos señalan que la “aparición” de Martín el lancero fue en épocas recientes. (Mediados de 1970) Que primero lo idearon como Martín González “el Lancero” y le adjudicaron que con un lazo despojó a los franceses de un cañón, lo que significó la victoria de los mexicanos.

En los hechos reales, inscritos en el Archivo Histórico de la Nación, se asienta que fue el teniente Manuel Rosso con sus granaderos del batallón “Zaragoza”, quienes se apoderaron del cañón que yacía en el fondo de una cañada, en el camino viejo, Minatitlán- Cosoleacaque.

Y junto con el sargento Pedro Vidal, abrieron fuego con el cañón, causando bajas a los franceses, y matando al  Teniente coronel Duboscq, oficial de la Legión Extranjera en México, esto propició la retirada de los franceses,  cuando estos huían fueron atacados por 300 indígenas que siguieron a los sobrevivientes hasta Tacoteno, en el municipio de Minatitlán. En el mismo campo de batalla, tanto el teniente Manuel Rosso, como el sargento Pedro Vidal, fueron ascendidos a Capitán primero y Teniente, respectivamente.

Sería obvio comprender que si ese hecho histórico, fuese de la autoría del joven Martin González o Alor, el ejército lo habría condecorado merecidamente y sus descendientes, fueran en la actualidad figuras públicas.

Necesariamente la tumba del héroe estaría localizable y en consecuencia se llevaría en ese lugar los honores correspondientes.

En contraparte, el mítico Martín González, Martínez o  Alor, nunca es mencionado, en la escaramuza, asalto u emboscada. Los nativos indígenas de Cosoleacaque; los más longevos, consideran que es falsa la historia de Martín el lancero y la atribuyen a políticos como un mito de atracción, que nunca les ha logrado convencer, a pesar de la publicidad.

Cuentan testigos una anécdota en tiempos modernos,  que cuando un conocido historiador,  llegó a la presidencias municipal de Cosoleacaque y estuvo frente al alcalde de apellido Alor, para afinar los detalles de la historia e inmortalizar el mito de Martín González o Martínez  “El lancero”; pregunta, -“¿señor presidente, y que apellido se le pondrá a Martín?” De inmediato el alcalde respondió -¡se apellidaba Alor!

EL FLECHADOR

En Minatitlán no se quedaron atrás y en la década de los años noventa,  inventaron, sino un lancero, sí un “flechador”,  Para inventar la fábula, le buscaron una etimología a modo al nombre de la ciudad, y afirmaban que Minatitlán, significaba “Tierra de Flechadores”, aun cuando Minatitlán, no aparece como un pueblo antiguo, con raíces indígenas, como lo reseñó el  maestro José Luis Melgarejo Vivanco, investigador de las ciudades indígenas del sur.

Para reforzar la fábula, sostuvieron que Mina, significa “saeta o flecha” y Titlan; “lugar o tierra de;”  definiendo que es “tierra de flechadores” de inmediato se mandó a hacer una escultura de un indígena, disparando un arco con flecha, y hubo oportunidad de que el alcalde en turno se  embolsara algunos miles de pesos; nada más faltó descubrir la tumba del flechador y a sus familiares o descendientes. Pero nada de eso ocurrió. Pero más tarde intelectuales derrumbaron el mito, tras una investigación.

Después quedó firme, que es tierra de flechadores, sino de Francisco Javier MINA, otras ciudades del sur, como Barragán-titlán,  Hidalgo-titlán, Allende-titlán, y por supuesto Mina-titlán, se erigieron bajo el nombre y en honor a los héroes de la Independencia. Y esto lo sostiene documentalmente el Cronista de Minatitlán, Renato Palemón Vázquez Chagoya, quien en su análisis e investigación, derrumbo el mito.

Finalmente la estatua del flechador fue retirada del centro de la ciudad, y reubicada frente al basurero de las Matas, en la carretera Minatitlán-Coatzacoalcos,  como reconocimiento o monumento a la basura. Ahí paro el otro mito.