El anuncio el sábado pasado de la gobernadora Rocío Nahle de que fusionará las secretarías de Turismo y de Cultura, apenas a 100 días de que inició su administración, es un claro reconocimiento de que se equivocó al diseñar la estructura con la que gobierna, así como con alguna de las dos personas a las que puso al frente de esas dependencias.
El argumento con el que justificó su decisión fue que es para optimizar recursos y fortalecer la promoción del estado en el ámbito nacional e internacional. Dijo que tras un análisis, se determinó que ambas áreas no podían estar separadas, ya que la riqueza cultural del estado es un pilar fundamental de su atractivo.
“Es imposible separar la promoción turística de nuestra vasta y rica cultura. Somos un estado con mucho que mostrar y promover, por eso he decidido volver a fusionar en una sola secretaría lo que es Turismo y Cultura”.
“Representa un retroceso”
Tres días después, ayer martes, una numerosa representación de las comunidades y organizaciones artísticas, culturales y creativas del estado hicieron público un amplio documento para expresar su desacuerdo, afirmando que las dos dependencias no responden a la misma agenda y cumplen y responden a diferentes necesidades públicas y sociales.
Le hicieron un llamado y petición para que detenga su iniciativa y le solicitaron una audiencia “para abrir el diálogo con los agentes culturales y sociales que laboramos en el sector cultural, a fin de compartir nuestras experiencias, trayectorias, profesionalismo y saberes”.
La decisión, afirman, muestra el desconocimiento que se tiene del sector cultural veracruzano “y representa un retroceso”, manifestando que la diversidad y la riqueza artística y cultural del estado “no es una mercancía, pues da cuenta de nuestras identidades, expresiones creativas y culturales”, esto último ante el argumento de que la fusión es para optimizar recursos.
Recordaron que la participación en la vida cultural es un derecho humano que se ejerce en las localidades y comunidades, que dista de una campaña de promoción turística.
Para cultura, piden funcionarios capacitados y con experiencia
En su exposición, los manifestantes dicen sí pero a la contratación de funcionarios públicos capacitados y con experiencia en materia cultural, gestión cultural y políticas culturales, que cuenten con el conocimiento de las distintas comunidades culturales que convergen en el estado y que cuenten también con experiencia en la administración pública cultural y sepan atender las necesidades de las comunidades.
Asimismo, dicen sÍ a las actividades culturales para las infancias y adolescencias para el disfrute, el acceso a la vida cultural y la formación de públicos, no como objeto de consumo turístico, así como sí a proyectos artísticos consolidados, autónomos, independientes, que no se ciñen a una actividad mercantil o turística.
Dicen no, en cambio, a la reducción presupuestal y a la desvalorización del trabajo cultural desarrollado por artistas, creadores, creativos, gestores culturales durante más de 30 años, que han trabajado para situar al sector cultural como parte de la política pública en el estado, y no “a la invisibilización a la institución predecesora, el Instituto Veracruzano de la Cultura y la naciente Secretaría de Cultura”.
Un poco de historia
El 10 de febrero de 1987, apenas dos meses después de que había asumido el gobierno del estado, el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios creó el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC).
Fue verdaderamente sorprendente el interés del gobernante por auspiciar, promover y difundir la actividad cultural, sobre todo cuando venía precedido de fama de policía, eso sí, como el policía mejor informado de México.
Cuando vino, quienes lo conocimos, tratamos y colaboramos con él nos encontramos con un hombre respetuoso con todos, antes que nada, atento, caballeroso, prudente, callado aunque siempre dispuesto a escuchar con atención a todo aquel que le quisiera decir algo, eso sí con una presencia que imponía respeto, pero nada que ver con lo que se decía de él por su participación en la histórica represión del 2 de octubre de 1968.
Don Fernando, como le decíamos todos con mucho respeto, nunca había vivido en el estado, no que yo lo recuerde al menos, pero para gobernar se rodeó de buenos veracruzanos, creo que de los mejores en ese momento (salvo Laurita, su secretaria particular, Édgar Hernández y Roberto Villarreal, los dos periodistas, no llenó su gobierno con personas traídas de la Ciudad de México).
Fue un acierto, como lo fue su invitación para que se hiciera cargo del IVEC a doña Ida Rodríguez Prampolini, veracruzana del puerto de Veracruz, a quien todos anteponíamos el doña por respeto y gran admiración por su estatura de gran señora de la cultura.
Ella había estudiado y se había graduado en la UNAM y había pasado por universidades de Santander, España, de Montreal, Canadá, de Perugia, Bolonia y Venecia, Italia, de Francia y Suiza, había hecho una investigación en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, había sido Consejera Cultural de la Embajada de México en Londres, y era Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Historia, de la Academia de Artes y de la Unión Académique International de Bruselas, Bélgica, alguien, pues, que sabía leer y escribir.
(Una tarde, ya para anochecer, hubo un acto en la Sala de Banderas del palacio de gobierno y en un intermedio actuó un grupo de son montuno de la Universidad Veracruzana. Cuando llegó don Fernando, lo primero que notó era que los instrumentos de los músicos eran tan viejos que estaban hasta abollados. En ese momento ordenó que les compraran todo nuevo, lo que se cumplió al día siguiente. Así de ejecutivo y efectivo era.)
El IVEC nació como organismo descentralizado
El IVEC nació como un organismo descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, con sede en el puerto de Veracruz.
El espíritu que animó a don Fernando fue dotarnos de un organismo que tuviera como objeto “auspiciar, promover y difundir la actividad cultural por medio de la afirmación y consolidación de los valores locales, regionales y nacionales, y de fomento e impulso a las artes (en general, destaco); a la preservación del patrimonio arqueológico e histórico, así como de la protección y estímulo a las expresiones de la cultura popular, a fin de propiciar y alentar la participación en este renglón de los habitantes del Estado y coadyuvar en el cumplimiento de los fines que en materia cultural establece la legislación del Estado”.
Con sus avatares, el IVEC sobrevivió como tal 37 años, hasta el 11 de enero de 2024 cuando pasó a convertirse en Secretaría de Cultura, lo que constituyó un avance. En la iniciativa del gobernador Cuitláhuac García se dijo que el cambio permitiría “replantear el papel del gobierno en temas de cultura desde una perspectiva de desarrollo sostenible e interculturalidad, promoviendo los derechos culturales y el reconocimiento al aporte económico del sector”.
Nahle se muestra como una gobernante con valor para rectificar
Digo al inicio de la columna que el anuncio de la fusión es un claro reconocimiento de Nahle de que se equivocó al diseñar la estructura con la que gobierna, así como con alguna de las dos personas a las que puso al frente de Turismo y de Cultura.
O sea, hubiera dejado las cosas como están si hubieran estado bien. Sus primeros 100 días al frente del gobierno le hizo ver la falla, pero creo que más allá de su valor para reconocerlo, lo más trascendente como gobernante es que se mostró capaz y decidida a rectificar.
A veces se nos olvida, eso creo, que gobernar es tarea de hombres –hablo genéricamente de hombre como Homo sapiens, hombre sabio en latín, especie en la que, por supuesto, se incluye a las mujeres– y que no hay hombres ni mujeres perfectos.
Decía Goethe que solo no se equivoca quien nunca hace nada, o no intenta hacer algo, agrego, y creo que la decisión de Rocío nos habla de una gobernante que no se cree infalible ni dueña de la verdad; que, como comúnmente se dice, no se monta en su macho y no reconoce un error por temor a que la critiquen, y en cambio da buenas señales a los gobernados cuando decide corregir o rectificar.
Será sano para la vida cultural de Veracruz si acepta el diálogo que le piden los agentes culturales y si, de común acuerdo, logran la mejor solución.
De todos modos, su decisión va a poner en alerta al resto de sus colaboradores pues ahora ya saben que si no dan el ancho y sus dependencias tampoco responden, hará los ajustes que sean necesarios.
Gringos critican el festejo en el Zócalo y Sheinbaum se ofende
Critiqué ayer que la presidenta Claudia Sheinbaum no reaccionara ante la muerte de 18 oaxaqueños al volcarse el autobús en el que los habían llevado acarreados a aplaudirle el domingo pasado en el Zócalo de la Ciudad de México.
Lo hizo hasta ayer martes en su conferencia mañanera. Lamentó el accidente y dijo que apoyará a las familias. “Lo lamentamos mucho, nuestra solidaridad y cariño a las familias”, comentó. Además de lamentarlo hubiera anunciado que enviaría una iniciativa para considerar un delito el acarreo de gente necesitada a mítines políticos, así como envió una iniciativa para acabar con el nepotismo.
Cart Weiland, alto funcionario del Buró de Narcóticos Internacionales y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado, o sea, del gobierno de Trump, criticó el festejo en el Zócalo.
“Hablemos brevemente del vecino del sur de EU, México. Ayer (domingo) hubo una gran fiesta en el Zócalo. Mucha música, mucha fiesta. Tal vez todos estaban aplaudiendo el fin de ‘Abrazos sin balazos’, pero parece demasiado pronto para celebrar, cuando mujeres y niños están siendo asesinados a tiros en lugares como Guanajuato”.
El gringo no dijo nada que no sea la verdad y solamente la verdad, pero doña Sheinbaum se ofendió y anunció que enviará una nota diplomática al gobierno norteamericano por la crítica. Tal vez le ardió más porque el comentario lo hizo en un evento de Naciones Unidas y, pues, ahora sí, todo el mundo se enteró.