“La Virgen de Guadalupe refleja de manera profunda lo que es la religiosidad popular del pueblo mexicano”.
Bernardo Barranco
Centro de las Religiones de México a la BBC Mundo
Eso me comentaba un amigo que vive en el extranjero y viaja permanentemente, que cuando se habla de la Virgen de Guadalupe o ves su imagen en algún templo en cualquier parte del mundo, se te eriza la piel, como si vieras tu bandera o escucharas el himno. Y algunos dirán que es exageración, pero no, yo también lo he sentido, especialmente cuando estas mas allá de las fronteras nacionales.
Desde luego soy respetuosa de quienes profesan alguna religión diferente a la católica, pero la realidad es que, sean creyentes o no, México como país, tiene una profunda identidad hacia su Virgen y ésta también es muy venerada en todo el planeta. Igual está presente su imagen en los altares nacionales, que, en las principales Iglesias y Basílicas de importantes ciudades del mundo, como la Basílica de San Pedro, Roma; la Catedral de Nótre Dame en Paris, Francia; la Catedral de San Patricio en Nueva York; la Catedral del Santo Rosario en Vancouver, Canadá; la Iglesia de la Esperanza Macarena en Sevilla España, La Iglesia de Santa María en Tokio, Japón, entre muchas otras.
Por eso el 12 de diciembre de cada año es un día especial para un porcentaje muy alto de la población mexicana- católicos y no católicos-, pues es el día en que se demuestra la devoción hacia la Virgen María de Guadalupe, fecha en que se calcula fue la última aparición de ésta en 1531 frente al indígena Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac, coincidiendo con la primera época de colonización española y la evangelización indígena. Estos, en un inicio adoptaron la imagen de María, asumiéndola como la Diosa Tonantzin que junto a Ometéotl formaban la pareja de dioses primigenios del panteón Mexica, mismos que veneraban en el Tepeyac. Sin embargo, tras los milagros suscitados en el Tepeyac que se le atribuyeron a la Virgen, tales como curar enfermos, acabar con la peste de 1544, y salvar vidas en accidentes, pero, sobre todo, el que su imagen se semejara a su condición indígena, hizo que la Virgen fuera reconocida, venerada y adorada, principalmente por éstos.[1]
Y desde esa época hasta nuestros días, la Virgen Guadalupana es parte de la esencia de nuestra raza y los mexicanos nos asumimos Guadalupanos, aunque algunos no sean necesariamente católicos y aunque muchos no crean en los milagros.
Pero, como no creer en los milagros, si solo basta escuchar los testimonios de miles de fieles que llegan cada año a la Basílica de la Ciudad de México o a los templos de las ciudades y pueblos, mismos que no les importa caminar muchos kilómetros, viajar en camiones, en bicicletas, etc., con tal de estar frente a ella. El amor hacia la Virgen y el deseo de dar gracias es más fuerte. Y son muchos los motivos de los milagros: por la sanación de sus enfermedades físicas y emocionales, porque se rescata a un familiar de las drogas y el alcohol, porque se encuentra o mejora en un trabajo, porque se resuelve un problema legal muy serio, porque se termina con éxito un proyecto de vida, porque se recibe como bendición la concepción de un nuevo ser, etc. Venerarla y reconocerla por sus bondades hace sentir a muchos, que, como hijos suyos, no están solos, especialmente en los momentos de dolor o de dificultad.
Y todo ello, no es producto de la imaginación, es producto simplemente de la fe. Y es que, si tras un sentimiento de amor y devoción existe la devoción hacia un ser superior de bondad, llámese Dios, la Virgen, los Santos, El Creador, etc., y culmina en un cambio positivo en la vida, estará siempre algo divino o maravilloso que lo ha permitido y a ello hay que darle gracias. Y para los Guadalupanos, es su Virgen amorosa.
Por eso, con mucho orgullo, dado que siempre confieso mi vocación Mariana, cada año el 12 de diciembre, en su día, pido fervorosamente a mi Virgen de Guadalupe: salud y bienestar en mi familia, mis amigos y amigas y mi comunidad.
Pero hoy especialmente, quiero pedirle, que no nos deje solos, que conceda unidad al pueblo de México, que nos proteja frente a tanta maldad dispersa por todo el país y en el mundo, que se recupere la paz, la confianza entre nosotros, que eliminemos el egoísmo y la soberbia y podamos ser capaces de ser honestos para corregir lo que no hemos hecho bien y podamos superar nuestros problemas, que independientemente de nuestras diferencias seamos capaces de ponernos de acuerdo porque los retos son muchos, al interior y exterior, pero con trabajo , buena voluntad y fe, podamos enderezar el rumbo y construir un mejor hábitat en donde podamos vivir todos y todas , en armonía y paz.
Hasta la próxima.
[1] Wobeser Gisela, (2013) Mitos y Realidades sobre el origen del culto a la Virgen de Guadalupe. UNAM. http://www.fuac.edu.co/recursos_web/descargas/grafia/grafia10/08.pdf