Ahora que debemos acostumbrarnos a una “Nueva Normalidad”, los retos que comienzan a enfrentar los gobiernos de todo el mundo, son formidables. En nuestro país, los tiempos que van transcurriendo van marcando la pauta, por lo que de acuerdo a algunos funcionarios, ya es tiempo de “reabrir” la economía de México, de otra manera podría sobrevenir un severo colapso económico; todo en medio de una pandemia, que es el enorme desafío que deben afrontar las presentes generaciones; no obstante, existen diversos óbices que tendrán que sortearse, antes de poder llegar a trascender esta calamidad. Por ejemplo, en el ámbito conceptual, mientras por un lado se habla de que “la curva ya se aplanó”, por otra parte, en ciertos lugares del país se observa, que los casos de nuevos contagios y de fallecimientos siguen una trayectoria exponencial.
Bajo este tenor, tendremos que aprender a adaptarnos a esta nueva normalidad, para defendernos de esta enfermedad y otras que vayan surgiendo; en este sentido, los que saben de estos menesteres, afirman que todavía se desconoce el comportamiento de la pandemia de COVID-19, porque no se tienen antecedentes de su desarrollo epidemiológico. Iniciar una nueva normalidad, requiere una concepción diferente del mundo de como lo hemos conocido hasta hoy, donde tendremos que defender y proteger la biodiversidad, hacer uso de energías más limpias, utilizar las tecnologías de la información para el beneficio de la humanidad y propugnar por un planeta más justo y habitable.
Por lo que respecta a la economía mexicana, no podía ser peor el momento en que se presenta la pandemia de referencia; en primer lugar, porque la economía de México, no creció el año pasado, por contrario decreció, lo que no había sucedido en una década por lo menos. En esta lógica, tendremos que prepararnos los mexicanos para enfrentar, una terrible pandemia de salud y como consecuencia y simultáneamente, otra de carácter económico; sin embargo, aparte de atender como debemos la pandemia, por el lado de la economía del país, lo más preocupante es la pérdida de empleos, que solo en el mes de abril sumaron 550 mil, pero sin contar a los desempleados del comercio informal, que son todavía mayores.
Si consideramos que el año pasado, los trabajos no crecieron al ritmo tradicional de años anteriores, de la última década, que sumaron entre seiscientos y un millón de empleos formales cada año, podemos estimar que entre los que se perdieron el año pasado y los perdidos del presente año, ya suman más de un millón y medio de empleos, más lo que se sigan acumulando. Coneval estima que habrá este año, más de diez millones de nuevos pobres y en extrema pobreza en México.
Desgraciadamente, todas las economías del mundo, tampoco van a crecer, sino hasta el 2021 o el 2022 en adelante; existen adicionalmente, señales de la caída en los precios del crudo en el mundo, lo que viene a contribuir con un futuro de pesimismo, para nuestro sector petrolero, que con un programa energético de gobierno, basado en apalancamientos presupuestales y desarrollo de nuevas inversiones en este sector, que en medio de una pandemia y la presente crisis económica, no pueden ser más que malas noticias, que nos invitan a la reflexión de cómo deberemos adaptarnos, para reinventarnos y remontar este nuevo panorama de corto, mediano y largo plazo.
En este entorno de referencia, lo más viable y aconsejable, es resurgir como el ave fénix, por lo que una oportunidad de oro para los mexicanos, es ligarnos a la recuperación de la economía de Norteamérica, junto con Canadá y Estados Unidos de América, haciéndonos eco del T-MEC para seguir formando el principal bloque de bienes y servicios intermedios y de consumo, de esta región del mundo.
Esto permitirá una mejor dinámica económica, que irá jalando la demanda agregada de la producción de las entidades federativas del centro, hacia y a través de las entidades y municipios costeros, utilizando sus centros logísticos portuarios y marítimos. La idea es lograr el desplazamiento de las mercancías a través de las entidades federativas costeras, con nuevas rutas marítimas y nodos y corredores logísticos multimodales, hacia los dos países del norte.
Sin embargo, al desarrollar los sistemas marítimos y portuarios, aprovechando las ventajas que ofrece el T-MEC, también permitirá desarrollar otras rutas marítimas hacia otras partes del mundo, desde México, además de permitir, que se generen diversas interconexiones multimodales. Esto significa, que al mismo tiempo, esta nueva normalidad fomente y promueva el uso de las tecnologías, para digitalizar todos los procesos y operarlos en tiempo real. Esto se debe de iniciar desde este semestre y ya no hay tiempo que perder. En el libro que estará muy pronto a la venta, sobre el arranque del proyecto MAMARYPOR, se toman en consideración los usos de las tecnologías de la información y la comunicación, para enfrentar la nueva normalidad.
El incremento sustancial de la actividad económica costera, permitirá construir un extraordinario nicho de mercado para las futuras inversiones nacionales y extranjeras, en las costas de México, que contribuirán significativamente al desarrollo urbano y regional de México, así como a las poblaciones de los estados y municipios costeros del país. Es aprovechar las oportunidades que trae aparejada la pandemia de COVID-19.
Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.