“La señorita de Tacna.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Hace diez años emprendí el proyecto de escribir un artículo semanal donde el tema fuera esencialmente cultural, recuerdo que el primer artículo en aquel lejano mayo de 2010 tuvo como autor central al filósofo alemán Immanuel Kant y su clásico ensayo titulado: “¿Qué es la ilustración?” La respuesta de Kant, es decir, el “Sapere Aude” sirvió para fortalecer mi espíritu y seguir en este proyecto de leer y escribir semanalmente, quería conocer, aprender, pensar por mí mismo, ahondar en el pensamiento filosófico y literario.
Al inicio los temas eran culturales pero sueltos, diversos, sin orden, por supuesto que siempre justificados, recuerdo en el 2011 cuando asesinaron al gran cantautor argentino Facundo Cabral le dediqué un artículo titulado: “Del indio gasparino a Facundo Cabral”, no obstante, consciente o inconscientemente en mi planeación semanal me empeñaba en leer y escribir sobre libros de diversos autores como: Mario Vargas Llosa, Daniel Cosío Villegas, Octavio Paz, Francisco de Quevedo, Miguel de Cervantes, de momento un acontecimiento me llevaba a leer y escribir sobre: “¿Infalible? Una pregunta” del gran teólogo Hans Küng, y a la siguiente semana estaba inmiscuido en el mundo de Shakespeare, Garcilaso o Unamuno, era un bonito desorden, pero hasta lo bonito para que sea duradero, fructífero, y constante, necesita orden.
Fue a partir del 2012 cuando al artículo se le dio el diseño que hoy tiene, los temas son planeados mensualmente con quince días de anticipación, los motivos pueden variar, pero lo que resulta invariable es que se da lectura a un libro y se realiza un ensayo, una crónica, un cuento, un relato, todo depende de la obra leída, el género, la estructura, y, sobre todo, la forma y el fondo que el escribidor quiere darle. A partir de este diseño hemos continuado recorriendo autores, libros, culturas, tradiciones, géneros literarios, corrientes filosóficas, en fin, de manera sincera les confieso que en diez años el artículo ha sido una gran compañía que me ha enseñado, acercado a muchos autores conocidos y otros no tanto, y seguramente mis artículos podrán gustar o no, pero créanme que semana a semana se hace un esfuerzo cabal, honesto, por leer la obra, comprenderla, profundizar en ella, investigar sobre su autor, el contexto en que se escribió, y una vez comprendida, se empieza a pensar que se quiere decir, compartir, transmitir, tratando siempre de lograr una lectura amena, clara, sencilla, para que los lectores puedan acercarse al artículo y a la obra ensayada.
El recorrido ha sido largo, diez años son muchos y a la vez nada, sin embargo, para el individuo y para toda sociedad leer es una actividad primordial, una necesidad del hombre y una manera de enfrentar la vida, de sobrellevarla; siempre he pensado y lo sigo pensando que existe un antes y un después en el interior de una persona cuando leyó El Quijote de Cervantes, una tragedia de Shakespeare, El viejo y el mar de Hemingway, Lo que el viento se llevó de Margaret Michel, Los Miserables de Víctor Hugo, seguramente algo en su ser se transformará cuando lean los diálogos de Platón o acompañe a morir al filósofo Gustav Von Aschenbch en la famosa obra de Tomas Mann titulada: “Muerte en Venecia”, y, así, el universo libresco es inabarcable, de hecho no se trata de abarcarlo, no se podría, pero lo que sí se puede es disfrutar de un universo que logrará hacer tus días más placenteros, llevaderos y comprensibles, por ahora, continuando con esta tradición libresca de mis artículos, los diez años los festejaré con uno de los autores que más he leído y modestamente lo digo más me ha influenciado, me refiero a Mario Vargas Llosa, sólo que en esta ocasión conoceremos a Vargas Llosa el dramaturgo.
Por años me he acercado a Vargas Llosa el novelista, el ensayista, al crítico literario, el escritor peruano ha producido una obra abundante, algunas de sus novelas son reconocidas por la crítica literaria como de las más importantes del siglo XX, entre ellas,: “La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral, La Casa Verde, La guerra del fin del mundo,” no obstante, otra reconocida faceta de Vargas Llosa es su producción teatral e incluso en algunas obras que ha escrito él ha fungido como actor, ejemplo: “Las mil noches y una noche” representada en Madrid.
Por lo antes mencionado, la obra con la que inauguramos el presente mes literario se titula: “La señorita de Tacna” publicada en 1981 y considerada la primera obra teatral publicada por Vargas Llosa. Lo primero que quiero comentar es que en muchos sentidos la historia narrada dramatúrgicamente en parte puede ser considerada una historia autobiográfica del autor. La trama se desarrolla entre Lima, Perú, en la casa de los abuelos de Belisario y en un cuarto de trabajo que puede ser en cualquier lugar del mundo donde escribe la historia el personaje Belisario.
Los personajes centrales son: “Mamaé, Abuela Carmen, (prima de Mamaé), Abuelo Pedro, (esposo de Carmen), Agustín, Cesar y Amelia, (hijos de Carmen y Pedro), Belisario, (hijo de Amelia), Joaquín, (oficial chileno), Señora Carlota, (Bella y elegante.)”
Cuando ingresen a la lectura de la pieza teatral, tengan cuidado con el manejo de los tiempos, en momentos estaremos allá por 1920, de pronto serán los años cincuenta, en un instante Mamaé será joven, bella, y en el siguiente párrafo será una anciana de noventa años que se hace del baño en la sala, esto nos indica que una de las temáticas centrales es la vejez, la familia, y particularmente al ser Mamaé un personaje central junto al escritor Belisario, lo que el propio Belisario nos contará sobre Mamaé es su vida que incluye amor, desamor, costumbres, y un sinfín de circunstancias que son de Mamaé, pero pueden ser de cualquier persona en el mundo.
Cuando Mamaé era joven estaba enamorada y se iba a casar con Joaquín, un oficial chileno descrito como un joven apuesto. Mamaé creció siendo educada de manera tradicional, conservadora, creía en la castidad y en las exageradas buenas formas, todo estaba listo para la boda, Joaquín platicaba con Mamaé con mucha emoción sobre la noche de bodas, deseaba llegara ese día para disfrutar su amor, Mamaé se tapaba los oídos cuando abordaba el tema, un día antes de la boda llegó a la casa de Mamaé la Señora Carlota y sorprendentemente le comentó lo siguiente:
“Señora Carlota: Enojo no es la palabra, niñita de mírame y no me toques. Lo que te tengo es odio. Te odio con todas mis fuerzas, con toda mi voluntad. Todo este año te he deseado las peores desgracias de la Tierra. Que te arrollara el ferrocarril, que la viruela te comiera la cara, que la tuberculosis te agujereara los pulmones. ¡Que te cargara la trampa! Mamaé: ¿Pero, qué le he hecho yo, Señora Carlota? Si apenas la conozco. ¿Por qué me dice cosas tan horribles? Y yo que creí que había venido a traerme el regalo de bodas. Señora Carlota: He venido a decirte que Joaquín no te quiere. Que me quiere a mí. Aunque seas más joven. ¡Aunque seas virgencita y soltera! A él no le gustan las miniaturas de filigrana que quiebra el viento. A él le gusto yo. Porque yo sé amar. Sé lo que es la pasión. Sé dar y recibir placer. Sí, eso que para ti es una mala palabra: placer. Mamaé. Si es como usted dice, si Joaquín la quiere a usted, ¿Por qué ha pedido mi mano? Señora Carlota: Por el apellido que tienes, ¿Qué soy casada y con tres hijos? ¡Me importa un bledo! Mi marido, mis hijos, la sociedad de Tacna, el qué dirán, la religión: ¡un bledo! Te estoy escandalizando, lo sé. Tampoco me importa. He venido para que sepas que no voy a renunciar a Joaquín, aunque se case contigo. Ni él a mí. Vamos a seguir viéndonos a tus espaldas. He venido a decirte cuál será tu vida de casada. Preguntarse cada mañana, cada tarde, si tu marido, en vez de haber ido al cuartel, está haciendo el amor conmigo.”
Cuando Belisario escribía la historia de la señorita de Tacna, dudaba, el plan original era escribir una historia de amor profunda, fuerte, apasionada. Belisario le reprochaba a Mamaé que se le apareciera en su mente, en su recuerdo, el escritor le decía a Mamaé que su historia no era de amor, luego entonces, ¿Nos contará Belisario la historia completa de la señorita de Tacna? ¿Se casaría con Joaquín?, lo de la Señora Carlota ¿Sería un chisme de una mujer dolida y despechada? ¿Qué decidirá Belisario? ¿Buscará imitar una historia romántica, trágica y universal como Romeo y Julieta? O se enfrentará y resolverá las permanentes dudas de todo escritor, ¿Qué escribir? ¿Para qué y para quién escribir? Por ahora les anticipo que la resolución de Belisario fue continuar la historia de la señorita de Tacna, al final de la pieza teatral Belisario reflexiona: “No es una historia de amor, no es una historia romántica. ¿Qué es, entonces? Nunca dejará de maravillarte ese extraño nacimiento que tienen las historias. Se van armando con cosas que uno cree ha olvidado y que la memoria rescata el día menos pensado.”
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