*AMLO ignora legado y solo acepta el mátalos en caliente
*Díaz fue, no solo un héroe, sino modernizador de México
QUE LASTIMA que el Presidente Andrés Manuel López Obrador (en su trasnochado comunismo) solo identifique a don Porfirio Díaz Mori por el afamado “mátalos en caliente” (cuya historia, seguramente, desconoce), y no por los grandes obras y servicios prestados a la Patria, sobre todo durante su participación en la segunda intervención francesa en México, combatiendo en la afamada Batalla de Puebla, en el Sitio de Puebla, en la Batalla de Miahuatlán y en la Batalla de la Carbonera que infligió severa derrota a los galos, impidiendo que estos avanzaran hacia Estados Unidos e, incluso, hacia Centroamérica, lo que le ganó el mote de Benemérito de las Américas a Benito Juárez García, cuando quienes arriesgaron la piel fueron otros, entre estos el, entonces, coronel José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, a quien Juárez nombró General de División el 15 de Octubre de 1863 (tras la derrota francesa el 5 de Mayo de 1862) y el 28 del mismo mes se le dio el mando militar de 4 estados: Veracruz, Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, resaltando sus acciones militares en Oaxaca, en donde organizó guerrillas contra los franceses. El 2 de abril de 1867, Díaz tomó Puebla, y el 15 de junio de ese año recuperó para las tropas republicanas la Ciudad de México. Y quizá López Obrador ignora –porque dicen que de historia solo lee los resúmenes que le pasan-, que Díaz Mori se rebeló contra Benito Juárez García mediante el Plan de La Noria, y posteriormente, contra Sebastián Lerdo de Tejada, con el Plan de Tuxtepec, pero contra el primero fue para exigirle el sufragio efectivo y la no relección que, posteriormente, Francisco I Madero se la plagió y uso contra el propio general y Presidente Díaz al iniciar su proclama que dio bandera a la Revolución Mexicana, entre otras demandas.
A DON Benito Pablo Juárez García solo logró sacarlo de la Presidencia de México una angina de pecho que le causó la muerte, aunque otros historiadores lo atribuyen a un envenenamiento previo (perpetrado por Leonarda Martínez, mejor conocida como “la Carambada” que le suministro veintiunilla en el té que provoca infarto a los 21 días de haberse ingerido), ya que ocupó la Presidencia de México desde el 21 de Enero de 1858 hasta el 18 de julio de 1872 cuando falleció en sus habitaciones en el Palacio Nacional que ahora ocupa López Obrador. En pocas palabras, Juárez se habría eternizado en el poder de no haber muerto, pues ya llevaba 14 años al frente de la Presidencia, y no se le veían intenciones de abandonarla, ni siquiera tras la rebelión de Porfirio Díaz que mando a aplastar como suelen hacerlo los dictadores: utilizando a las fuerzas armadas bajo su mando civil. Porfirio Díaz, sin embargo, no se desesperó, y tras el triunfo contra Sebastián Lerdo de Tejada, ex colaborador de Juárez, mediante el Plan de Tuxtepec, asumió la presidencia del País en forma interina entre el 28 de noviembre de 1876 y el 6 de diciembre de 1876, y por segunda vez del 17 de febrero de 1877 al 5 de mayo de 1877, ejerciendo el cargo en forma constitucional a partir del 5 de Mayo de 1877 al 30 de Noviembre de 1880, y posteriormente de forma ininterrumpida entre el 1 de Diciembre de 1884 y el 25 de Mayo de 1911 cuando dimitió, pero fue, precisamente, tras su renuncia que el País vivió el peor derramamiento de sangre debido a las ambiciones de grupos que se disputaron el poder, ordenando asesinatos de próceres revolucionarios, de generales y hasta del Presidente Venustiano Carranza, y que decir de Álvaro Obregón acribillado en el restaurante La Bombilla ubicado en San Ángel en la Ciudad de México el 17 de julio de 1928, siendo presidente electo por segunda ocasión.
Y EL tema viene a colación por el cuestionamiento que le hicieron esta mañana al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la posibilidad de repatriar los restos del general Porfirio Díaz Mori, a lo que el mandatario respondió:
“Yo respeto mucho a los difuntos y pienso que hay que dejarlos descansar en santa paz, donde están”, para enseguida aclarar: “Es un asunto que siempre genera polémica”, y si bien explicó que: “es conocida la aportación de Díaz en la defensa del país durante la invasión francesa, pero tampoco se puede olvidar el “mátalos en caliente”, y acto seguido, para evitar la insistencia comentó: “¿Qué se le puede reprochar a Hidalgo, lo más cercano a un santo, héroes de la Patria o a Morelos y Juárez, a Francisco I Madero, al general Lázaro Cárdenas? y si quiere uno buscarle errores que se presentaron por circunstancias se van a encontrar, pero es mucho más lo que aportaron en la lucha por la libertad, democracia, que los errores que cometieron”, aunque Díaz no solo aportó en contra de la invasión de México, sino de otras naciones, y al desarrollo de lo que ahora es México.
AHORA BIEN, el “mátalos en caliente” en efecto, es una frase atribuida al general y ex Presidente Porfirio Díaz, quien supuestamente la mandó como mensaje cifrado al general y gobernador de Veracruz Luis Mier y Terán durante el motín del buque la Libertad en 1879, y se convirtió en un capítulo controversial en la presidencia de Díaz ya que resonó en la prensa de la época. El 25 de Junio de 1879, en Veracruz se fusilaron a 9 personas conocidas como los mártires de Veracruz. Todos ellos estaban gestando una conspiración para derrocar a Porfirio Díaz, presuntamente organizada por lerdistas encabezados por Mariano Escobedo y Carlos Fuero. Díaz mantuvo constante comunicación a inicios de ese mes con el gobernador de Veracruz para informarle de la conspiración, pero en todo caso, Luis Terán y Mier, gobernador de Veracruz fue el responsable de la ejecución de las nueve personas. Cuenta la historia que habían interceptado las cartas de Felipe Robleda, miembro de los insurrectos que trabajaba en la Ciudad de México, en las que se identificaba a Carlos Fuero como parte de los rebeldes. Fuero había estado viviendo en el exilio con Sebastián Lerdo de Tejada y a su regreso a Xalapa fue reintegrado al ejército y contaba con el apoyo de algunos batallones que utilizaría para un golpe.
EL BUQUE Libertad fue tomado la noche del 24 de Junio por un grupo encabezado por el comandante Antonio Vela, quienes se dirigieron al puerto de Alvarado para recoger un piquete del 24º batallón que desconocía al gobierno para dirigirse a La Laguna. Al informar de la sublevación del buque en Tlacotalpan, se ordenó la detención de las cabecillas, sin embargo, algunos habían sido detenidos ya tras las advertencias de Díaz a Mier y Terán, quien mandó telegramas en los que avisaba de la detención de los conspiradores y solicitó instrucciones. Díaz contestó con un telegrama cifrado, y Mier y Terán se puso en marcha. Sin embargo, el contenido del telegrama nunca fue dado a conocer. En el libro Porfirio Díaz, su vida y su tiempo: la ambición (1867-1884) escrito por Carlos Tello Díaz (bisnieto del general) se cuenta el hecho, y el autor menciona que “un periódico de oposición que, por esas fechas, criticó la forma de proceder contra unos oficiales acusados de motín (…) ‘¿Por qué el señor Díaz aleja de la capital a esos reos?”, preguntó El Republicano. ‘¿No es mejor y más expedita la fórmula Mátalos en caliente?”, y la expresión se quedó en la mente de todos al ser atinada con la ejecución extrajudicial. Así las cosas. Hablar de la enorme obra pública y modernización que ordenó don Porfirio es tema aparte, infraestructuras que a la fecha prevalecen como puertos, carreteras, edificios y un sin fin de avances que México no tenía. Sin duda, don Porfirio fue un gran Presidencia, aunque la vejez le hizo delegar en personajes non gratos. OPINA carjesus30@hotmail.com