ACONTRACORRIENTE
Manuel del Ángel Rocha
A los Mártires de la Normal Rural “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa Guerrero.
El gobernador Javier Duarte, desde el inicio y hasta el término de su administración, ha hecho un gobierno de espaldas a la realidad. Que contrasta, por ejemplo, que la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI, de manera real, lo esté suspendiendo sus derechos como militante. Y reitero real, porque apenas el fin de semana en Martínez de la Torre, declaró que “hay gobernador para rato”, y que si “nos van a sancionar por la energía, por el trabajo, por el esfuerzo y los resultados, nos van a sancionar a todos”. Estoy convencido que en política, cuando alguien pierde contacto con la realidad, y sigue manteniendo un discurso alejado de ella, padece una enfermedad, o es un cínico, que solo reproduce fantasías sobre su visión del entorno personal y social. Las interpretaciones alucinantes proyectan una ruptura con la realidad, al formular ideas y acciones que imaginó, pero que no tienen soporte en los hechos. O lo contrario, sabedor de que todo es falso, insiste en mantener “su” verdad, que contrasta con hechos irrefutables, donde la sociedad con acciones categóricas, desacredita lo afirmado por el político. ¿Será que lo expresado muestra una probable alteración de su personalidad?.
De lo contrario como justificar la ineptitud, el caos administrativo, la violencia, el abuso de poder, la corrupción policial, la impunidad, el asesinato y persecución de periodistas, y el desgobierno total, que solo dan cuenta de un gobierno fallido. No hay forma de salvar nada. La imagen pública que da legitimidad, hoy es de desastre, porque del 70 % del total de los votos emitidos por la ciudadanía el 5 de junio, fueron para desaprobar al actual gobierno. La legitimidad, es un sistema de creencias y valores que califica a quien ejerce el poder político. En ese sistema de valores, la política es una ampliación de la ética que premia o castiga al político en turno. Javier Duarte fue reprobado a través del único juicio que legítima al poder público; un proceso electoral legal, abierto y libre, en el que participaron los veracruzanos en plenitud de conciencia política que desautorizó su trabajo como gobernador.
Es un hecho que si el gobernante es veraz, talentoso, honorable, sin macula en su actuación, es aceptado por la población. La ecuanimidad, el bienestar, la sencillez, el compromiso, y el buen gobierno son premiados por la ciudadanía, que basa sus juicios en sus valores y costumbres. El pueblo no sabe de leyes, pero sí de injusticia y desigualdad. Sabe de violencia y pobreza, de la arbitrariedad y de las pocas oportunidades para tener mejores condiciones de vida. Y también sabe, por supuesto, de cobrarse afrentas a través del único medio legal que tiene a su alcance: el sufragio. Votó contra Duarte, y éste, aparentemente aún no se da cuenta.
Las afirmaciones de prosperidad del gobernador, solo mueven a risa colérica. Es insolente observar la penuria de los pensionados y jubilados del Instituto de Pensiones del estado, que cada quincena padecen por la falta de su sueldo. Lo mismo ocurre a los constructores, con obras realizadas, facturas entregadas desde el año 2010, pero como no tiene padrinos, no ha podido cobrar o no aceptaron “donar” a favor de algún funcionario de Finanzas el 50% de su factura. La Universidad Veracruzana, los empresarios, prestadores de servicios, maestros, campesinos, productores, empleados del mismo gobierno, los vectores de la Secretaria Salud, luchadores sociales, periodistas, sufren el mal gobierno. Las groseras declaraciones, solo representan una burla, no solo para los afectados directamente, sino para todos los veracruzanos.
Será que Javier Duarte es muy astuto y quiere convencer que nada tiene que ver con las propiedades detectadas en Houston, Texas; ni su protección y contubernio con los más de 25 empleados de su círculo inmediato que contribuyeron al saqueo; que no conoce a su benefactor financiero, Moisés Mansur, que le heredo varias propiedades; que también las más de 40 auditorías de la ASF, han sido solventadas a plenitud, y que la PGR tiene solo en el imaginario su presunta responsabilidad en la desviación de los recursos federales; que las declaraciones de la cúpula del PRI nacional, son solo una pantalla para desviar la atención sobre la pobre aceptación que se tiene del presidente Peña Nieto; que la quiebra de sus finanzas, son obra de Luis Videgaray.
¿Sera trampa del gobernador Javier Duarte, que quiere esperanzarnos con sus afirmaciones de que en Veracruz hay “inversión, estabilidad social, progreso y prosperidad”?, porque la percepción social nos dice todo lo contrario. Usted qué opina amable lector, ¿le creemos?, será innegable cinismo, o evidente paranoia.