El pánico al coronavirus ha llegado al extremo de que nomás estornudas lector y la señora llama de volada a los servicios de emergencia. Si tienes 38 grados de temperatura te trepan a una ambulancia y te internan en un hospital donde estarás confinado mínimo dos semanas.
Si el confinamiento es en casa, te arrumban en un cuarto sin más compañía que tu soledad y tu esposa te da los alimentos a larga distancia (supe de una mujer que se auxilió de una pala de esas que se usan en las panaderías para meter el pan al horno), mientras tus hijos te mandan besos por el WhatsApp.
Serán métodos poco ortodoxos pero ni hablar, todo entra dentro del protocolo con tal de evitar el contagiadero.
Ningún sujeto sospechoso dura menos de quince días encerrado, ninguno. Aunque la excepción podría ser el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros, que al parecer mañana miércoles será dado de alta porque de acuerdo al último reporte, el virus le peló los dientes.
Que se sepa, es la primera vez que un sujeto se levanta de la cama a los cinco días de haber contraído la pandemia. No se tiene registro en el mundo de ningún otro paciente que se haya recuperado tan rápido.
Y es que fíjate; el viernes le detectaron el virus y lo internaron, el sábado lo dieron por fallecido y ese mismo día desmintió su fallecimiento. El domingo se tomó una foto trepado sobre una cama y más alegre que si se hubiera sacado la rifa del avión presidencial. Sin rastros de fatiga, sin huellas de dolor o de algo que sugiriera que padece Covid-19.
Y este lunes “fuentes oficiales” dijeron a un portal de noticias que don Eric “ha entrado en franca fase de recuperación” y es posible que sea dado de alta en uno o dos días.
Digo, si esto no es un milagro no sé cómo se le llamará.
¿Tuvo algo que ver el Cristo Negro de Otatitlán? ¿Fue un milagro divino?
Ahí si quién sabe, porque desde que llegó a Veracruz trascendió que Cisneros Burgos le cae gordo hasta a Dios y ni la muerte lo quiere.
A raíz de lo anterior se volvieron a soltar los rumores y uno de ellos asegura que todo es puro cuento. Su supuesta enfermedad es un tenme acá para evitar que se meta en las broncas que trae y muy fuertes, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, que es su protegida.
Pudiera ser.
Aunque hospitalizado o no el escándalo va para largo porque doña Sofía, que apenas lleva ocho semanas al frente del TSJ, ha pecado de nepotismo al poner a familiares y amigos en posiciones estratégicas. Esto independientemente de fallas garrafales que ha cometido en el ejercicio de sus funciones.
Otros aseguran que Eric no está internado en el Sanatorio Español de Veracruz, sino en el Hospital Ángeles de Xalapa. Y otros más afirman… en fin, puros rumores.
Pero rumores o no rumores, cierto o falso lo de su enfermedad, estos días deben servirle al funcionario para reflexionar sobre su labor como encargado de la política interna de Veracruz y poner en una balanza lo poco que ha hecho bien y lo mucho que ha hecho mal.
Una vez que vea con objetividad sus resultados ojalá decida irse.
Sería la más atinada de sus decisiones a su paso por la entidad.
Y ese sí sería un milagro lector, un auténtico milagro que agradecerán por siempre los veracruzanos.