El mundo no está bien: veamos la salida
Aperitivo: “Somos un país ofendido y humillado por políticos; un país al que todos los días intentan engañar porque se está cayendo a pedazos y nos lo pintan de otra manera, como si México fuera otro y eso es de una violencia de altísimo nivel. Prefiero no escuchar al presidente, vi el resumen de su tercer informe, sus ‘logros’ y se me hace una tomada de pelo. Que si las remesas, que si hay una mayor inversión extranjera, que si ha logrado el 98% de sus compromisos… Lo habrá logrado en su pensamiento porque yo veo un país que se está desmoronando mientras anuncian que se va a invertir muchísimo más en el Tren Maya y en la Refinería de Dos Bocas, lo cual todo el mundo sabe que es inútil, pero es una forma muy hermosa de desperdiciar los recursos que tenemos”. (Elmer Mendoza).
¿Alguien más duda del padecimiento crónico que estamos viviendo? Es una metástasis de la que tenemos que sanar. ¿Cómo? Aún creo en la pericia y la creatividad humana. W. H. Auden escribió que “estamos en la tierra para ayudar a otros: para qué están los otros en la tierra no lo sé.” Y si me apresuran, digo con Martin Luther King que la pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás? Lo cual suena bien y hasta bonito, pero en estos tiempos como que mandamos todo al carajo. Alguien por ahí me comentó que la alegría y la tristeza son contagiosas. Luego entonces sólo hay que saber con quién juntarse y, de ser posible, ayudar en la tristeza y fortalecer la alegría. ¿Tan difícil es? Bueno, por lo menos que no nos gane el egoísmo, mucho menos el odio y la avaricia, porque si a eso le agregamos los demás males que sufrimos y enfrentamos, pos no sé a dónde iremos a parar. El chiste es alentarnos mutuamente, combatir todos los días para salvar al mundo y, en consecuencia, salvarnos a nosotros mismos. Y así hay que decirlo y así hay que hacerlo; que no nos dé vergüenza o pena, que más vergüenza nos dará, si nos da tiempo, explicarles a nuestros descendientes el por qué el mundo ya no es… como tal, si es que aún existimos.
Amin Maalouf comentó, a propósito de su reciente novela Nuestros inesperados hermanos, que “el mundo no está bien, pero tenemos que guardar la esperanza de que algo puede suceder, casi un milagro. Durante toda mi juventud tuvimos miedo de una confrontación atómica, que algún día el mundo quedaría destruido y al día siguiente terminó la Guerra Fría sin que hubiera una confrontación atómica. A veces hay cosas que suceden y salvan la situación mientras que nosotros no vemos una salida.”
Y agregó que “no hay que quedarnos dormidos, ya que existen temas como el cambio climático que no se solucionan con la espera. Nos quejábamos de todas las dificultades, pero hoy no tenemos las excusas que se tenían antes. Antes, cuando había un problema no podíamos resolverlo porque no teníamos el conocimiento necesario o los medios necesarios, hoy tenemos los conocimientos para resolver lo básico de los problemas y tenemos los medios. Actualmente los problemas son de mentalidad. Es nuestra incapacidad de entendernos mutuamente y de implementar lo que es necesario, es lo que nos impide resolver los problemas. Nuestras mentalidades siguen siendo tribales, la humanidad necesita volverse adulta, si no lo hace a lo largo del siglo XXI me temo que terminaremos en un abismo. Tenemos que elevar nuestras mentalidades a nivel de nuestro progreso material, científico y tecnológico.” (crónica.com.mx, 02/09/21).
Tenemos todo y no hacemos ni madres, salvo pelearnos, maldecirnos y mandar por un tubo al amor, esa palabra que para muchos no sabe a nada y apesta a consumismo. Con mucha razón, la escritora Viviana Rivero, en entrevista con motivo de la publicación de su libro El alma de las flores, señaló: “Soy una convencida de que el mundo muchas veces va enfermando algunas zonas. Se enferma la tierra políticamente o económicamente y los seres humanos no pueden florecer. Algunos no soportan eso y están dispuestos al desarraigo con tal de florecer. Otros no. Saben que si se mueven de lugar tal vez sean una planta que se seca.” Y luego añadió: “Creo que los seres humanos estamos más unidos con el mundo verde de lo que creemos. Desde aquí en mi ventana veo los árboles y creo que ellos están allá y nosotros aquí, sin embargo, estamos más unidos de lo que creemos”. (sinembargo.mx, 05/09/21).
¿Alguien dice no?
De cinismo y anexas
Lo dijo bien Fernando Suinaga Cárdenas, presidente nacional de Cruz Roja Mexicana: “Donar a la Cruz Roja Mexicana no es un gasto, es una inversión. Es una institución transparente con el uso de recursos y muy eficiente. Gracias a los 40 mil voluntarios que apoyan esta noble causa y que gracias al incansable trabajo desinteresado es que podemos rendir cuentas de cada peso que recibimos. Hoy más que nunca necesitamos ser solidarios con la institución. Todos podemos necesitar ese donativo, podría ser la diferencia entre la vida y la muerte de una persona. Hacemos un llamado a todos los mexicanos para que apoyen a la Cruz Roja Mexicana bajo el lema de este año “Ayúdanos a hacer esta batalla más justa”.
Hay que entrarle. ¿O aún hay dudas?
De cinismo y anexas
Bertolt Brecht escribió: “Tú, que eres un dirigente, no olvides/ que lo eres porque has dudado de los dirigentes. / Permite, por lo tanto, a los dirigidos/ dudar.” Quien entendió, entendió.
Escribió Jorge Luis Borges: “Yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos”.
Ahí se ven.