* Su candidato o candidata podría salir de su nueva generación de alcaldes y diputados
* Morena sufrió el castigo de la población, por eso redujo sus espacios
Marco Antonio Aguirre Rodríguez
Aunque no lo parezca, el Partido Revolucionario Institucional quiere ganar las elecciones al gobierno de Veracruz de 2030.
Y la idea es ya no ir con los mismos candidatos que han participado, sino mostrar rostros nuevos, surgidos de su cantera de alcaldes y de diputados.
Lorena Piñón Rivera, secretaria general del Comité Directivo Estatal del PRI anota:
“El objetivo es recuperar la gubernatura con el mejor candidato o la mejor candidata posible, quien emergerá de nuestro amplio espectro de liderazgos cuando sea el momento apropiado”.
Y puntualiza:
“Es importante destacar que, de aquí a la próxima elección a la gubernatura en el estado de Veracruz, también habrá una nueva generación de diputados y diputadas federales y locales, y alcaldes y alcaldesas. El PRI se nutre de experiencia y juventud, y esta nueva generación viene enmarcada en una dinámica en la cual están más apegados a la innovación gubernamental y al uso de la inteligencia artificial en procesos para eficientar tanto la política como los ejercicios de gobierno”.
Pero tampoco descarta a los que ya han sido vistos como candidatos. Incluso menciona del ahora diputado local Héctor Yunes, quien desde ahora ya levantó la mano para el 2030, que “es un gran político con experiencia y ha demostrado en sus participaciones en la legislatura local que tiene capacidad de diálogo probada”.
Lorena Piñón es también diputada federal y desde esa óptica define las acciones que la bancada de su partido ha hecho en la actual legislatura, como verdadera oposición: “Somos el único partido verdaderamente opositor al Estado policiaco de Morena”.
“El PRI está fortaleciendo sus estructuras territoriales y renovando sus cuadros bajo el liderazgo nacional de Alejandro Moreno Cárdenas, quien ha demostrado ser el único dirigente partidista con la valentía de enfrentar frontalmente el proyecto autoritario de Morena”, apunta.
Y a renglón seguido añade:
“Lo demostramos como diputados federales y senadores durante el periodo extraordinario en la Cámara de Diputados y Diputadas. El oficialismo aprobó reformas que configuran un Estado policiaco: militarizaron la Guardia Nacional, eliminaron el CONEVAL para ocultar sus fracasos en el combate a la pobreza, desaparecieron la COFECE vulnerando la competencia y generando el capitalismo de cuates de Morena, aprobaron una reforma de telecomunicaciones que es en realidad una ley censura donde los celulares serán vehículos para el espionaje permanente a los ciudadanos y ciudadanas, para perseguir a comunicadores y comunicadoras y ciudadanos y ciudadanas por sus expresiones públicas y en redes sociales, además de la CURP biométrica para fichar a todos los mexicanos y mexicanas”.
Esa confianza la mantiene aún cuando reconoce que el PRI ha ido a la baja en las últimas elecciones. De acuerdo con los resultados del PREP la votación pasó de 382,105 en 2021, a 371,445 en 2024, a 332,210 en 2025.
De hecho, dice que los resultados electorales de su partido en la anterior elección son un triunfo, porque se obtuvieron incluso contra un aparato de Estado que actuó para favorecer a su partido, Morena: “mantuvimos 22 alcaldías en un escenario de uso faccioso de recursos públicos por parte del gobierno estatal y federal, lo cual representa una fortaleza institucional notable. Nuestros candidatos y candidatas obtuvieron más de 337,000 votos, cifra que refleja la confianza ciudadana en el proyecto priísta. Las variaciones en el total de votación responden a múltiples factores: cambios en la participación electoral, nuevas dinámicas demográficas y, por supuesto, el contexto político nacional que hemos enfrentado con dignidad y sin claudicar en nuestros principios”.
“La democracia tiene sus vaivenes naturales. A veces se gana, a veces se pierde, pero siempre se aprende y se establecen metas para el futuro”, reflexiona.
Pero también defiende y anota que esos números “deben contextualizarse” y así insiste en el “uso faccioso de recursos públicos por parte del gobierno estatal y federal”, y en ese empuje, anota que el PRI no tuvo un desgaste electoral en las elecciones pasadas, sino que por el contrario, “hubo una estrategia de consolidación que resultó exitosa”, pues mantuvieron el triunfo en 22 alcaldías, con candidatos y candidatas propios, “en un contexto de presión gubernamental y uso faccioso de recursos públicos” lo que lo convierte en “una victoria política”.
“Nuestros cálculos contemplaban este piso de escenario y los resultados validan la estrategia implementada”, ratifica.
También señala sobre la presencia de los operadores de Morena en las elecciones y anota: “Estas prácticas, más que favorecer a Morena, evidencian su debilidad intrínseca”.
“El hecho de que el PRI mantuviera sus posiciones demuestra que la ciudadanía no se deja intimidar fácilmente y que nuestras estructuras territoriales son sólidas”, remarca.
A esto le añade que “los resultados de Morena reflejan el uso sistemático de recursos públicos y la implementación de una maquinaria electoral gubernamental que desdibuja la línea entre gobierno y partido. Sin embargo, es notable que no lograron el arrastre que esperaban, lo que demuestra que la ciudadanía veracruzana mantiene su capacidad de decisión y castigó a Morena, reduciendo significativamente sus espacios de representación”.
Lorena Piñón, en cambio, no quiere bordar sobre el “hubiera”, en este caso, sobre el escenario en caso de que el PRI hubiera ido en alianza con el PAN, “Las especulaciones sobre escenarios no ocurridos son ejercicios estériles”.
En contraposición, remarca que “el PRI demostró su fortaleza yendo solo, sin necesidad de muletas electorales”.
Su planteamiento lo hace además porque considera que “las alianzas se construyen desde posiciones de fuerza, no de debilidad, y nuestros resultados confirman que el PRI mantiene esa fortaleza”.
Así, “cualquier colaboración futura se dará en términos de igualdad, no de subordinación”.
Para 2027 habrá elecciones intermedias, de diputados, tanto locales como federales, para entonces, ¿el PRI buscará alianzas?
“Las alianzas electorales se construyen con base en principios compartidos y objetivos comunes, no por desesperación”, complementa.
Y agrega: “El PRI evaluará todas las opciones que fortalezcan la democracia mexicana y representen una alternativa real para la ciudadanía. Cualquier decisión se tomará desde una posición de fortaleza y con beneficio para el partido y para Veracruz”.
Después de la elección el trato con la gobernadora Rocío Nahle es “una relación institucional, respetuosa con la investidura gubernamental”, más a la par “exigimos que se respeten los principios constitucionales de libre competencia electoral y respeto a la pluralidad política”.
En esa “relación institucional”, reitera: “El PRI no se doblega ante estas tácticas autoritarias”.
Lorena Piñón sabe que hay y habrá más presiones a los alcaldes electos bajo las siglas del PRI para que se pasen a Morena, panorama ante el cual señala que “los alcaldes y alcaldesas y ediles priistas tienen convicciones sólidas y compromiso con sus principios. No son veletas políticas que cambien de bando por conveniencia”.
Sin embargo, no está de más y refiere que mantienen “comunicación permanente con nuestros cuadros y fortalecemos constantemente los lazos partidarios”, porque “la lealtad se construye con trabajo y apoyo mutuo, no con amenazas”.
Pero con todo, Jorge Luis del Ángel Delgado, quien ganó en Ozuluama por el PRI, ya se pasó a Morena, partido en el cual participó en el proceso interno de selección y del que fue desechado originalmente.
Con este panorama y esta perspectiva, Lorena Piñón insiste en que el PRI va a recuperar Veracruz en el 2030.