Hace unas semanas el diputado local Héctor Yunes Landa, me dijo que formaría un partido político llamado Alianza Generacional “para sacar a Morena de Veracruz”, lo que quiere decir que se irá del PRI. Aunque me pidió no decir nada “por el momento” (y ahí me tienes de su buey lector, haciéndole caso) la noticia ya anda circulando en las redes y el legislador no la ha desmentido.
Alianza Generacional tiene varios años como Asociación Civil y conoció sus tiempos de gloria en el sexenio de Javier Duarte, cuando aglutinó a miles de veracruzanos que apoyaban a Héctor como candidato a la gubernatura.
Ya como candidato, Héctor cometió el error de distanciarse de Duarte y éste le retiró su apoyo. Casi de inmediato Yunes Landa reculó y Duarte hizo como que lo apoyaba, pero lo dejó al garete y Héctor perdió.
Pero si algo tiene el diputado es tozudez, lleva años recorriendo la entidad, está muy activo en las redes y ahí va de nuevo.
Aunque nada de esto es la nota, sino su inminente salida del PRI que cada día está más escuálido.
Américo Zúñiga Martínez que prácticamente desapareció del panorama político en el pasado proceso electoral, ocupa su tiempo como catedrático de una prestigiosa universidad, pero tiene la mira puesta en las elecciones del 2027. ¿Por qué partido? Esa es la incógnita. Américo es uno de los poquísimos cuadros valiosos que aún quedan en el PRI y aunque perdió en dos ocasiones en su intento por alcanzar una diputación federal, hasta sus adversarios reconocen que lo robaron descaradamente.
El ex munícipe xalapeño, ex presidente del tricolor y ex diputado local mantiene elevados sus niveles de popularidad, a años luz de Rafael Hernández Villalpando y Ana Miriam Ferráez que supuestamente lo “derrotaron” en las elecciones legislativas, y por encima de sus antecesores y predecesores en la alcaldía. Y ese es un plus a su favor.
Hay quienes lo ven compitiendo por el PAN, otros por Movimiento Ciudadano y hasta en una alianza Verde-PT. Pero nadie lo ve contendiendo por el tricolor, partido del que se estaría despidiendo.
Si en efecto Héctor y Américo se van, trasquilarán al PRI que al menos en Veracruz sigue sin carburar.
En las próximas semanas deberá cambiar de dirigencia, pero nadie quiere hacerse cargo de ese cascarón. Y lo más grave es que nadie ha levantado la mano para competir por una curul en el 2027. “¿Competir por el PRI? Híjole no, muchas gracias, ni atarantado que estuviera”.
A los priistas de cepa les cayó como patada al estomago que la dirigencia estatal se tomara la foto con la gobernadora Rocío Nahle en Palacio de Gobierno, porque lo vieron como un acto de entreguismo. “Fue una actitud vergonzosa porque no fueron a fijar la postura del priismo con la gobernadora, fueron a entregarle lo que queda del partido y a decirle ‘estamos a lo que usted ordene, señora’. Fue algo bochornoso”.
Colocado después de las elecciones municipales como la quinta fuerza política de la entidad (solo arriba del PVEM), el PRI se encuentra en el peor de los mundos.
El cambio de dirigencia está por darse y no hay nadie o casi nadie que quiera sentarse en la silla que hoy ocupa Adolfo Ramírez Arana. En 600 días habrá elecciones y la charola donde se ponían los nombres de decenas y decenas de aspirantes está más vacía que un guaje. Si esto es ahora ¿qué va a pasar en el 2030 cuando se realicen los comicios para gobernador?
En fin…
La realidad es a veces muy cruda pero es la realidad. El PRI está en el agua y no hay nadie para aventarle un chaleco salvavidas o una cámara de llanta vieja, aunque sea por humanidad.