Mientras sus futuros adversarios por la alcaldía de Xalapa andan “haciendo ruido” desde hace meses y sólo esperan el arranque de las campañas, Ricardo Ahued, el flamante aspirante de Morena, permanece en silencio y nada se sabe de él.
Se supone que el fin de semana anterior pediría permiso al Senado para ausentarse de su cargo y comenzar a armar su equipo de trabajo con miras a la contienda electoral, pero no fue así.
Las expectativas que despertó cuando anunció su intención de gobernar nuevamente su tierra de adopción se han ido desvanecido. Ricardo dejó de ser tema en los corrillos políticos y hoy otras prioridades ocupan la agenda en la capital del Estado.
¿Tendrá que ver su silencio con la veda electoral o con la pandemia?
No lo creo. De alguna manera quienes andan en busca de una candidatura se han dejado ver (con las debidas medidas de protección) en colonias populares, en reuniones sociales, restaurantes o simplemente en los cafés. A veces hacen alguna declaración banal para los medios, nada que los comprometa. Pero ahí están, más que presentes.
Solo Ricardo es la excepción; desde antes de anunciar por las redes su intención de ser candidato a la alcaldía, simplemente desapareció.
Fuentes de su cercanía coinciden en que el principal motivo de que no se le vea en público, es su enojo porque prácticamente lo obligaron a aceptar una candidatura que no quería.
Y no la quería porque (como lo comenté en noviembre del año anterior), tendrá que cargar con el rosario de negativos del actual alcalde Hipólito Rodríguez y hasta con los del gobernador Cuitláhuac García, considerados como el peor munícipe que ha tenido Xalapa y el peor gobernador que ha padecido Veracruz.
Por otra parte y contra lo que pudiera suponerse, no es bien visto por las tribus de Morena porque no está afiliado al partido. Si en un principio lo aceptaron y apapacharon, ahora lo están dejando a su suerte. Es decir, si gana el 6 de junio qué bueno; así estará entretenido tratando de resolver la de broncas que le dejará su antecesor. Pero si pierde mejor, porque su derrota será la excusa perfecta para evitar que compita por la gubernatura.
Ricardo Ahued está transitando por un camino muy sinuoso. Sabe que la alcaldía le puede cerrar en definitiva la puerta que conduce a la gubernatura; sabe que no tendrá apoyos como los tuvo entre 2005 y 2007 cuando fue munícipe por primera vez; sabe que tendrá que demandar penalmente a su antecesor por el cochinero que le va a dejar y sabe que esto lo enemistará con el Presidente y el gobernador.
A estas alturas de un partido que aún no comienza del todo, debe tener la certeza de que no solamente luchará contra sus adversarios políticos, sino contra el fuego amigo que saldrá de la Secretaría de Gobierno y hasta de la oficina del gobernador.
Aún con todo eso sobre sus espaldas, Ricardo contaba con el respaldo de amplios sectores de la población que lo veían como una excelente opción para la alcaldía, hasta que les echó un petardo en la cara.
Nadie se explica cómo es que siendo un férreo defensor de bajar las tarifas eléctricas en Veracruz, votó a favor de una Reforma que privilegiará el uso de productos contaminantes y aumentará el costo de la energía eléctrica en los hogares.
Lo obligaron, dicen sus cercanos, pero como no van más allá y explican el por qué o cómo fue que le doblaron el brazo, las conjeturas se multiplican en detrimento de la admiración que le profesaban.
Enojado, sin apoyo del partido que va a representar en la próxima contienda electoral, y con la carga de saber que defraudó la confianza de quienes creían en él al votar por una Reforma Eléctrica a todas luces lesiva, la campaña de Ricardo Ahued corre el riesgo de ser todo menos alegre, optimista y con sabor a triunfo.
Avanza selección de candidatos en el tricolor
Este miércoles en el PRI estatal se llevó a cabo la jornada de complementación de documentos de los aspirantes a presidencias municipales que continúan el proceso, ante los órganos auxiliares de la Comisión Estatal de Procesos Internos (CEPI).
Quienes obtuvieron predictamen procedente como aspirantes únicos, y acreditaron el examen aplicado en la fase previa por el Instituto de Formación Política Reyes Heroles, entregaron su solicitud de registro como precandidatos, el plan de trabajo, así como los documentos de adhesiones de sectores, organizaciones, seccionales, consejeros o afiliados, dependiendo la modalidad que se elija.
La Comisión Estatal de Procesos Internos (CEPI), presidida por Raúl Ramos Vicarte, instaló ocho órganos auxiliares en tres sedes: Xalapa, Tantoyuca y Coatzacoalcos, con el objetivo de facilitar la entrega de documentos a los aspirantes,
La Comisión tendrá 72 horas para emitir dictamen que los acredite como precandidatos.
Del 15 al 24 de marzo, la Comisión Estatal de Postulación de Candidaturas, deberá concluir los trabajos de ponderación, emitiendo los respectivos acuerdos de postulación.
Posteriormente, la CEPI, hará la declaratoria de validez del proceso interno, y expedirá las constancias de candidaturas a quienes obtengan acuerdo de postulación, para que puedan registrarse ante el Organismo Público Local Electoral.