A medida que transcurre la administración del presente gobierno, el derrotero de la economía mexicana se comienza a delinear, tomando los datos y proyecciones de los que ya disponemos, ya que dicha información, nos indica el estado en que se encuentra México, a partir del recuento de hechos, basados en los datos disponibles y los análisis de los expertos en el tema.
De esta manera, de acuerdo con los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Producto interno Bruto (PIB) de la economía mexicana registró en el 2020, su mayor contracción desde la Gran Depresión, de los años 1929 a 1932, lo que derivó en que el año pasado los efectos de la crisis del Covid-19, provocaran que la actividad económica cayera 8.6% anual, con cifras desestacionalizadas, lo que representó su mayor caída desde hace 88 años, cuando se contrajo 14 por ciento.
Con diversas secuelas todavía en este 2021, sin lugar a dudas el año 2020 fue un año atípico, ya que los últimos seis trimestres desde 2019 hasta finales de 2020, provocaron que se tuviesen casi siete trimestres consecutivos de caídas anuales, las que no se observaban desde 1982 a 1983. Esto demuestra, que no solo la baja se debió a la pandemia de Covid-19, sino que según los economistas expertos en el tema, se debió a la falta de aplicación de una política fiscal contracíclica, es decir, que les proporcionara estímulos a las Pymes mexicanas, para reactivar al sector productivo, lo que debió haber evitado la pérdida de millones de empleos.
Afortunadamente, de acuerdo a lo expresado por el flamante titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), esta situación parece que se corregirá, con las nuevas consideraciones de gasto financiamiento que se piensan aplicar, por lo que parece que ahora sí, se tomaran en cuenta estas medidas de política económica. Este parece ser el caso de ahora sí, de estar generándose las condiciones que permitan los apoyos a la iniciativa privada; lo que promete atenuar, la desconfianza y permitirá abonar el terreno, para que se promuevan altos niveles de inversión, que permitan generarle a los mexicanos, los empleos y prestaciones, que se requieren urgentemente. Todo parece indicar, que por fin estamos comenzando a retomar la senda del crecimiento económico; lo único que se requiere, es que estas políticas económicas, se implementen como es debido.
En este sentido, por lo que respecta a los ingresos esperados para 2022, todo indica que el SAT seguirá con su política de recuperación de adeudos, con cero concesiones fiscales y no se espera que se modifique alguna tasa impositiva; lo novedoso puede ser, una simplificación administrativa en la forma como se van a declarar ahora los ingresos, de los pequeños contribuyentes del sistema productivo; ello parece, un cambio de actitud hacia los menos protegidos, lo que es digno de festejo.
Con respecto a la forma de aplicar y disponer de los recursos públicos, se espera por la forma de gastar de la 4T, es que se continuarán financiando las obras emblemáticas de esta Administración, que se seguirá apoyando fiscalmente a Pemex y CFE con las consecuencias que todos conocemos; asimismo, que se continuará con el castigo a muchas partidas institucionales para derivarlo al gasto asistencialista. La política de austeridad parece que seguirá, aunque será difícil no endeudar al país en los próximos meses y años, preocupando también que se disparen los niveles inflacionarios que estamos ya observando.
Por último, tanto las remesas de los migrantes como el acuerdo comercial T-MEC, con nuestros socios Canadá y Estados Unidos de América, seguirán junto con los sectores económicos tradicionales, como el de la manufactura, el turismo, la minería y el sector agropecuario, junto al impulso de las nuevas tecnologías de la información, más los valiosos recursos humanos de México, son los que seguirán contribuyendo como pilares de nuestro desarrollo.
Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*)Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.