*Un pueblo ´impreparado´ es instrumento de su destrucción
*Educación es parte de los derechos humanos fundamentales
SOLIA DECIR Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco (para los cuates Simón Bolívar), que “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”, y acaso le falto agregar: y víctima de la manipulación y el uso. Y el caso que se está experimentando en Puerto Progreso, Yucatán, donde personas con cierta preparación han inducido a la población de escasos recursos e insuficiente educación académica a destruir una estatua de Poseidón, el dios griego del mar y de los ríos, solo porque no ha dejado de llover en la península tras haber sido erigida la efigie el 29 de mayo pasado, pone de relieve lo que los gobiernos morenistas desean: una nación casi analfabeta, que responda a los impulsos de los gobernantes, que se sienta protegida con 3 mil 800 pesos bimestrales, y que destruya al País si se le pide, siempre y cuando a ellos no les falte lo que deberían percibir en base al trabajo, la dedicación y el esfuerzo. La imagen de Poseidón en Puerto Progreso, se ha convertido en una verdadera atracción turística, pero cierta población –por fortuna no las mayorías-, la consideran una ofensa a Chaac, uno de los dioses más venerados por los Mayas. El origen del culto a esa deidad se remonta al período Clásico y se intensificó en el Posclásico, según lo demuestran hallazgos arqueológicos, de tal suerte que en la ciudad prehispánica de Uxmal se pueden apreciar tallados que representan al dios de la lluvia y en las ruinas de Kabah -otro sitio arqueológico que forma parte de la ruta Puuc- se ubica el Palacio de los Mascarones, cuya fachada está decorada con decenas de representaciones del rostro del dios maya. De esa manera, la amplia veneración e influencia de Chaac se ven reflejadas en la gran cantidad de mascarones que le fueron dedicados y que forman parte de diversos conjuntos arquitectónicos. Dice el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que en distintas comunidades de la península todavía se hacen rituales para invocarlo, y una de las ceremonias que se practican en la actualidad se llama ch’a’ cháak y se realiza para avisarle al dios que la siembra ya se realizó, por lo que hará falta más lluvias. Los mayas contemporáneos también realizan ofrendas de alimentos e incienso para pedir por agua en época de sequía.
Y UNO se pregunta: ¿en estos tiempos, cuando los dioses del Olimpo desaparecieron y los Mayas se extinguieron, lo mismo que los mexicas-tenochcas y teotihuacanos, se sigue adorando a imágenes de piedra surgidas de la imaginación y de la urgencia de creer en algo? Y la respuesta es sí, y la razón, sin duda, es la escasa preparación de nuestro pueblo, al que ahora se le dice que no es necesario hacerlo, que no vale la pena tener una carrera, maestría o doctorado para alcanzar el poder, que se vive con 200 pesos diarios (y hasta sobra, como en la canción de Bartola), y que pretender lo contrario es convertirse en aspiracionista, una actitud en la que el ser se reduce a la posición de privilegio. No es secreto que durante muchos años, con la llegada de los españoles a territorio nacional, a los gobernantes no les convenía tener una sociedad preparada, conscientes de que a mayor instrucción se gestaban rebeliones o rebeldías para exigir derechos, como pudo verse a través del tiempo, pero no por parte de los pobres y analfabetas sino de la clase media, quienes usaban sus mayores conocimientos para influir en los primeros, y así se gestaron guerras como la de Independencia y la Revolución Mexicana, por solo citar algunos movimientos, y ahora la llamada Cuarta Transformación que usa al pueblo bueno para sus afanes, llamándolo sabio y autor de todos los cambios, invocándolo en supuestos sondeos o encuestas manipuladas desde el poder, condicionándoles los programas sociales. Si no me apoyas se acabaron las becas, pensiones y otros beneficios, porque los otros, los que quieren el poder te van a quitar todo.
PERO LO que no dicen al pueblo bueno, es que la educación pertenece a la clase de los derechos humanos fundamentales, que son inalienables y, por lo tanto, su dominio o posesión no se puede enajenar o transferir, porque son sustanciales, principales, necesarios e inherentes y no se pueden separar de la persona, porque están unidos a ella por naturaleza. Por ello, tampoco se les inculca que la educación pertenece a la clase de los derechos colectivos, cuyo fin es asegurar la calidad de vida y el bienestar social de las personas que no son otra cosa que un medio para realizar una vida humana digna, lo cual quiere decir que el reconocimiento del derecho a la vida, lleva implícito la necesidad de asegurar los medios para realizarla, y que el reconocimiento de los derechos sociales, económicos y culturales conforman la llamada democracia social, complemento indispensable y sostén a la vez de la democracia política. Por ello, la educación, se quiera o no aceptar, es un importante motor del desarrollo y uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y mejorar la salud, y lograr la igualdad de género, la paz y la estabilidad, por lo que, al frente de instancias como la Secretaría de Educación Pública o Educación de Veracruz deberían estar verdaderos profesionales, apóstoles de la educación y no improvisados, con doctorados de universidades patitos o stripper, salvo que se quiera fomentar el analfabetismo funcional.
POR ELLO, las conjeturas a las que han llegado los habitantes de Yucatán a través de memes, videos y otros materiales difundidos en redes, Y es que, desde la perspectiva de quienes exigen el retiro de la estatua de Poseidón, ese dios griego tenía el poder de desatar calamidades. Con el uso de su tridente (presente en la estatua), formaba islas y ríos, pero también lo usaba para sacudir los mares y causar tormentas y terremotos. Pero no todo era negativo, pues de acuerdo con relatos, también usaba su fuerza para proteger a los marineros. Pero la aparición de la estatua llamó la atención de locales, turistas y curiosos al convertirse en una atracción que jala a visitantes, y acaso habría quedado como un simple atractivo turístico de no ser porque su presencia coincidió con la temporada de huracanes y causó inundaciones en la región, y muchos aprovecharon para difundir que la leyenda de Poseidón, también responsable de terremotos e inundaciones, cobraba vida en Yucatán. Vaya que son cabezones nuestros conciudadanos, a tal grado que ahora en la península se está difundiendo la versión de que tampoco se consuma yogurt marca Griego porque podría causarles graves daños a la salud, lo que no deja de ser una falsedad de los que más saben para inducir a los carentes de instrucción académica. Pobre México. OPINA carjesus30@hotmail.com