“Agamemnón.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
El teatro en su versión trágica nació en Grecia con Esquilo, Sófocles y Eurípides. En el caso particular de Esquilo se sabe que escribió aproximadamente noventa tragedias de las cuales sólo se conservaron siete, por lo tanto, en el presente mes de marzo que se festeja internacionalmente al teatro lo haremos disfrutando de cuatro maravillosas obras de este gran trágico griego e iniciamos con la primera obra que integra la trilogía de Orestes titulada: “Agamemnón.”
La literatura occidental tiene su punto de partida con las dos obras inmortales de Homero: “La Ilíada y La Odisea”. El tema central de la Ilíada es la guerra de Troya, esa histórica y renombrada guerra entre los Aqueos y los troyanos se originó por el rapto que hizo Paris (Hijo de Príamo, Rey de Troya) de la bella Helena quien era esposa de Menelao (Rey de Esparta), aclarando que en la mayoría de las obras clásicas y los diversos mitos sostienen que Helena se fue con Paris de forma voluntaria e incluso el propio Esquilo en la tragedia que hoy analizaremos la trata de desvergonzada y causante de todos los males del pueblo Aqueo.
Lo anterior es importante tenerlo claro porque muchos personajes y mitos que aparecen en la Ilíada serán los temas que abordará Esquilo en sus tragedias, un ejemplo es Agamemnón quien era Rey de Micenas, hermano de Menelao, y fue el personaje que lideró la guerra por parte del pueblo Aqueo. Con Homero sabemos el final de Patroclo, Aquiles y muchos otros protagonistas en la Ilíada, también conocemos el final de Odiseo en la Odisea que incluye implícitamente saber desenlaces de personajes como Menelao, Helena, Néstor, de hecho, cuando se lee la Odisea se sabe que Agamemnón al regresar a su reino lo recibe su esposa Clitemnestra y es asesinado por ella y su amante Egisto. Lo valioso del exquisito universo griego es que cada genio narrará la misma historia, el mismo mito, y le dará un origen, desarrollo, interpretaciones y en algunos casos finales distintos, vayamos a conocer desde la tinta de Esquilo el trágico final del Rey Agamemnón.
Es preciso recordar que Agamemnón forma parte de la trilogía de Orestes que conoceremos completamente en este ciclo literario, en esta tragedia los personajes son: “Agamemnón, Rey de Argos, su esposa Clitemnestra, Egisto, el amante de Clitemnestra, Casandra, vidente, Mensajero, Atalaya, Coro, formado por ancianos de Argos.”
En una forma poética Esquilo se dirige a un lector conocedor de la guerra de Troya: “Coro. –Hace diez años que Menelao, gran adversario de Príamo y junto con él Agamemnón; gemelos tronos y gemelos cetros de Zeus recibidos, alzaron una armada de mil naves, desde esta tierra argiva, cual militar ayuda. Por una mujer que gusta de mudar de hombres que brotar entre Dánaos y Troyanos guerras múltiples, destruidoras de cuerpos.”
Lo anterior nos recuerda que la guerra de Troya duró Diez años, que la traición de Helena fue el motivo de la guerra, y, sobre todo, que el reino de Argos esperaba noticias del triunfo de los Aqueos sobre Troya y con ello el retorno de su Rey Agamemnón. Al final, la noticia de la derrota de Troya llegó a Argos a través de los mensajeros, los festejos y sacrificios por tan anhelado triunfo se empiezan a ofrecer. Clitemnestra en esta parte del drama se muestra feliz por la vuelta de su amado esposo, pronuncia interesantes reflexiones de la importancia del equilibrio y control ante la victoria, sugiere que debe existir moderación, justicia, espera que el pueblo Aqueo no abuse de la victoria y ofenda a los dioses troyanos: “La medida mejor es la moderación.”
Mientras Agamemnón llega por fin a su casa, Esquilo mediante los coristas medita sobre la inestabilidad de la dicha humana, señala que nunca estamos satisfechos, porque apenas logramos un triunfo ni bien lo disfrutamos cuando ya estamos pensando o deseando otra gloria, y que esa insatisfacción casusa permanente desdicha. Considero que esta reflexión es vigente, vivimos tan aprisa, tan obsesionados por los triunfos, cosas, bienes, que nos olvidamos de la esencia del vivir, es decir, la tranquilidad, la paz, el buen gusto, el equilibrio, el orden, el honor, el amor, la decisión razonada, la firmeza de espíritu, propósitos, y un sinfín de valores que realmente no tienen precio, no obstante, intentar vivirlos representa un gran reto y aunque no llegáramos a lograrlo, el sólo esfuerzo ya es un acto honorable, memorable.
Agamemnón será vilmente asesinado por su adultera esposa Clitemnestra con ayuda de su amante Egisto, en la historia nos enteramos de más mitos, tragedias, que sin esta lectura en lo particular desconocía esos mitos y tragedias, ejemplo es que Clitemnestra odiaba a su cruel esposo Agamemnón porque este por la ambición de ir a Troya y obtener el triunfo ofreció como sacrificio a los dioses a su hija Ifigenia, otros mitos señalan que el sacrificio no se ejecutó y cambian la historia, pero para Clitemnestra su esposo tenía que morir para vengar la muerte de su hija, y de paso disfrutar sus pasiones y amoríos con Egisto.
Por si le falta algo a la historia, Egisto nos cuenta en esta tragedia que él es primo de Agamemnón y que su muerte vengaría los terribles daños que Atreo (padre de Agamemnón), le provocó a su familia al momento de desterrar a su hermano Tiestes (padre de Egisto) y asesinarles a todos sus hijos para quedarse con el reino. Egisto al nacer y pasar los años vengó a su padre y sus hermanos matando a Atreo, y ahora al asesinar a Agamemnón se quedaría con su mujer y su reino, la venganza se dio, Agamenmnón después de ser un héroe en la guerra de Troya, después de asesinar a mucha gente, será asesinado en su propia casa en un banquete celebrado para dicho proposito:
“CORO: ¡Oh triste condición de las cosas humanas…! si son prosperas, se esfuman como sombra; si son infaustas, son borradas como por una esponja. SEMICORO: De la dicha los mortales jamás se sienten satisfechos…nadie quiere desecharla de su casa. Vedlo ahora: este hombre logró de los dioses la dicha de anonadar la ciudad de Príamo. De regresar a su casa paterna con los honores plenos en sus hombros…y ahora él va a pagar la sangre que sus padres vertieron y ha de morir él mismo, después de haber muerto tantos, y por su muerte habrán de morir otros.”
Ese presagio que por la muerte de Agamemnón morirán otros se debe a que aquí aparece el nombre de Orestes, hijo de Agamemnón, quien se encuentra desterrado, si venga o no a su padre lo sabremos al continuar leyendo el próximo artículo de esta bellísima trilogía, por ahora concluyo con la siguiente reflexión.
Cuando Agamemnón es asesinado, automáticamente en Argos se instaurará una dictadura dirigida por Egisto y Clitemnestra, los Coristas que en la obra representan a los viejos de la ciudad, es decir, gente seria, con criterio, conocedores de la vida y del valor de la misma, hace un llamado al pueblo para rebelarse contra el tirano:
“Corista5: –Pero nos divagamos en demoras… ¡ellos no, con afán se preparan a sus fines…no están dormidos por cierto! Corista6: -¡Yo no sé qué decir…antes que obrar deliberar…! Corista7: – Lo mismo pienso yo… ¿Quién con palabras puede resucitar a un muerto? Corista8: -¿y solamente por vivir un poco más de tiempo vamos a consentir que estos nos dominen, tras haber mancillado este palacio? Corista9: -No: es insufrible…Antes morir… Mejor fortuna es el morir que estar sometido a la tiranía.”
La historia continua…
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