***SOLICITAN LA APERTURA DE UNA CARPETA DE INVESTIGACIÓN CONTRA LAS FISCALES POR PRESUNTA FABRICACIÓN DE DELITOS Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS
Contexto del caso
Fecha: 20 de mayo de 2025
Finalmente, y tras numerosos intentos de postergación por parte de la fiscal Xóchitl Jazmín Straffon Santos, se llevó a cabo la audiencia intermedia, en la cual se procedió con el desahogo de pruebas.
Resulta pertinente destacar que esta fiscal ha demostrado, con notable consistencia, un aparente interés en obstaculizar cualquier avance en el proceso judicial de Jesús Alberto Viveros Caballero. En repetidas ocasiones se han rechazado pruebas clave que podrían demostrar su inocencia, tales como registros de geolocalización, sábanas de llamadas y videos de vigilancia de dos ubicaciones específicas en las que Jesús Alberto se encontraba en la fecha y hora en que se cometió el homicidio.
El primer video, captado desde una cámara ubicada en la Escuela Esfuerzo Obrero en Ciudad Mendoza, muestra claramente a Jesús Viveros en su oficina desde las 11:00 hasta las 14:30 horas. El segundo, ubicado frente a la empresa DICONSA en la ciudad de Nogales, desmiente la versión ofrecida por la fiscal Elizabeth Rodríguez Salas, quien sostiene que Jesús conducía el vehículo en el que se fugó la persona que cometió el homicidio y que además golpeó a cuatro elementos policiacos, hechos que, según los familiares, simplemente no ocurrieron.
Llama la atención que cámaras de seguridad ubicadas a lo largo del trayecto entre la oficina y el domicilio de Jesús —en el horario en que presuntamente ocurrió el delito— simplemente “desaparecieron”, según se afirma, por órdenes directas de la fiscal Xóchitl Straffon Santos.
Cabe señalar que la misma fiscal habría solicitado a su subordinada, la fiscal Elizabeth Rodríguez Salas —responsable de la primera carpeta con el delito de “daños contra las instituciones de seguridad pública”— que no se presentara a la audiencia del 19 de mayo, justificando su ausencia con una supuesta diligencia de cateo en otro lugar.
Los argumentos presentados por las fiscales, que incluyen la afirmación de que Jesús dejó con secuelas psicológicas irreparables a cuatro policías, han sido sostenidos sin pruebas sólidas, mientras se ignoran otras líneas de investigación de mayor relevancia. Es inevitable preguntarse: ¿por qué tanto empeño en responsabilizar a una persona cuya única relación con la verdadera culpable era un vínculo sentimental? (Y, por cierto, no estaban casados).
Más aún, los videos disponibles en redes sociales, ya vistos por muchas personas, muestran con claridad a la verdadera responsable disparando contra la maestra. Extrañamente, estos registros aún no han sido utilizados por las autoridades correspondientes, quienes tampoco han emitido ficha roja ni ofrecido recompensa alguna para capturar a la responsable, a pesar del tiempo transcurrido.
A pesar de que la fiscalía posee información sobre el arma utilizada y el propietario de la misma, no se han tomado medidas efectivas. La pregunta sigue en el aire: ¿a quién se protege?, ¿por qué no se actúa con la misma energía con la que se persigue a Jesús?
Finalmente, es imprescindible recordar que las formas también importan. La investidura que ostenta la fiscal Straffon Santos merece respeto, sí, pero dicho respeto debería ser recíproco. Lamentablemente, durante las audiencias, su actitud ha sido descrita por los presentes como autoritaria y despectiva. Nos resulta especialmente preocupante que se refiera a los abogados defensores con expresiones ofensivas como: “Ya van a empezar de putos estos” cuando presentan pruebas a favor del acusado.
Por lo anterior, se solicita atentamente a la gobernadora del estado, la Sra. Rocío Nahle, que se abra una carpeta de investigación por la presunta creación de delitos y tráfico de influencias en contra de las fiscales mencionadas, quienes, a juicio de muchos, parecen más interesadas en sostener una narrativa personal que en procurar justicia.
La sociedad merece saber la verdad. Rogamos a todos los que puedan ayudar a difundir esta información que lo hagan, con la esperanza de que pronto llegue a oídos de quienes verdaderamente velan por la justicia.