*Ni ha declarado ni es testigo colaborador aún
*Son mensajes presidenciales para acalambrar
LO HEMOS dicho reiteradamente: “no mentir, no robar y no traicionar” que se convirtieron en el decálogo del presidente Andrés Manuel López Obrador, a estas alturas del partido ya son letra muerta, y el propio autor de las frases se ha encargado de denostarlas. Y no es que el Jefe de las Instituciones Federales sea un mentiroso; más bien es un manipulador contumaz que no se detiene ante nada con tal de alcanzar sus objetivos y eso es tender una cortina de humo para ocultar lo que realmente está ocurriendo en torno al CoVid19 (muertes y contagios que han superado a naciones que se suponían altamente afectadas), y una economía en picada que no tiene para cuando, con la pérdida de más de 1 millón 700 mil empleos solo en los meses que ha durado la pandemia, y una insistente negativa de ofrecer apoyos fiscales al sector privado que son, en realidad quienes producen no solo fuentes ocupacionales sino la riqueza de esta nación. Por ello, en ese afán de tapar el sol con un dedo, Emilio Loyoza Austin fue extraditado a México para que “cante” todo lo que sabe, algo que emociona a un pueblo que si bien no se beneficia en nada, está ávido de venganza y que se castigue a los ricos y corruptos a quienes culpa de su desgracia, ignorando aquella lapidaria frase de Sor Juana Inés de la Cruz o Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana en su más emblemático poema “Hombres necios que acusáis”, donde recuerda a los que culpan a otros: “sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”, porque la corrupción no solo la hacen los poderosos sino, también, el pueblo o buena parte de este coadyuva de mil maneras, al adquirir un CD pirata, comprar mercancía ilegal, cooptando a los agentes de tránsito, policías y a todo el que se deje “chingar”, vocablo que el poeta Octavio Paz veía como una palabra de “mágica ambigüedad”, digna de confiarle “la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones”, pero también un carácter prohibido por ser una mala palabra, de esas “malditas” que se pronuncian en voz alta “solo cuando no somos dueños de nosotros mismos…”.
Y ES que el presidente López Obrador, que sabe lo que dice, expresó el lunes, a los pocos días de que Lozoya Austin fuera extraditado e internado en el lujoso hospital Ángeles Pedregal –y no en el reclusorio Norte de la Ciudad de México como correspondía legalmente-, que el ex Director de Petróleos Mexicanos ya había hecho sus primeras declaraciones ante la Fiscalía General de la República “en donde empieza a mencionar personalidades, a políticos y de manejo de dinero”, por lo que, en el nosocomio se encuentra bajo estricta vigilancia: “hay que cuidarlo; no sólo su salud, sino cuidarlo físicamente. No porque esté en un hospital se le debe dejar solo, con poca vigilancia. Entonces, lo que va a decir, si cumple con el compromiso, van a ser revelaciones trascendentes, muy fuertes”, ya que a Lozoya Austin se le acusa de varios delitos, entre otros de la compra a sobreprecio de la planta chatarra Agro Nitrogenados y haber aceptado sobornos millonarios por parte de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de jugosos contratos de obra pública, lo que le convertiría en un blanco de quienes no desean que hable. AMLO también espera que el ex funcionario proporcione información sobre presuntos sobornos a legisladores durante el proceso de votación con el que se aprobó la Reforma Energética, y de esa manera tener a todos de la entrepierna de cara al proceso electoral del 2021, en donde se les denostará junto con sus respectivos partidos para anularlos como entes competitivos y confiables.
Y CUANDO el Presidente ya había “acalambrado” con su declaración a más de tres políticos, incluidos varios, ahora, gobernadores y senadores de su partido y de otros institutos, fuentes de la FGR salieron a decir que el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya no ha rendido declaración alguna ante la Fiscalía General de la República (FGR) desde su llegada a México, debido a que horas después de su extradición de España fue sometido a una cirugía. Por esa razón, los fiscales de la institución no han solicitado fecha a los jueces para celebrar las audiencias donde se le imputará como presunto responsable de los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, cohecho y asociación delictuosa, que no ameritan prisión preventiva oficiosa y que se pueden enfrentar en libertad, delitos que forman parte de dos causas penales: una relacionada con el tema de la planta de Agro Nitrogenados, donde uno de los coacusados es el presidente de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo, actualmente detenido en España y que enfrenta su proceso de extradición en libertad condicional, y otra por aceptar presuntos sobornos por parte de directivos de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de beneficiarla con contratos de Pemex, todo ello durante el sexenio de Enrique Peña Nieto que, por otra parte, también resultaría embarrado, como ya lo había anticipado Lozoya.
PERO HAY otra mentira presidencial que violenta el decálogo de “no mentir, no robar y no traicionar”: Emilio Lozoya Austin tampoco es “testigo colaborador” de la Fiscalía General de la República; no puede serlo aun cuando ni siquiera ha rendido declaración en torno a lo que sabe, por lo que sigue detenido en el Hospital Ángeles Pedregal en la Ciudad de México donde fue internado la madrugada del 14 de julio. La propia FGR se ha negado a informar en torno al estatus y la figura legal de Lozoya, y han señalado que “no tienen información”, aun cuando el Presidente AMLO y el senador Ricardo Monreal han afirmado que el exfuncionario federal es testigo protegido o colaborador.
AHORA BIEN, la diferencia entre testigo protegido y testigo colaborador, de acuerdo a lo publicado el 8 de Junio de 2014 en el Diario Oficial de la Federación como parte de la Ley Federal para la Protección a Personas que Intervienen en el Procedimiento Penal, es que el primero es todo aquel individuo que pueda verse en situación de riesgo o peligro por su intervención en un procedimiento penal, en tanto que el segundo es la persona que habiendo sido miembro de la delincuencia organizada accede voluntariamente a prestar ayuda eficaz a la autoridad investigadora “rindiendo al efecto su testimonio o aportando otras pruebas conducentes para investigar, procesar o sentenciar a otros miembros de la organización delictiva”, aunque en el caso de Loyoza, como bien dice la Fiscalía General de la República, aún no rinde declaración ante el juez que lleva sus causas, y mucho menos se ha analizado el contenido de sus declaraciones y, por tanto, ni es testigo protegido ni colaborador, así como tampoco, no al menos para la FGR, ha comenzado a declarar e involucrar a políticos y personalidades –entre otros ex legisladores o legisladores en funciones- como dice AMLO-. En pocas palabras, que no coma ansias el Presidente y que se serene, pues con mentir, aunque acalambra a muchos, no resuelve nada; solo atentar contra su propio decálogo y su veracidad. OPINA carjesus30@hotmail.com