Fidel Herrera Beltrán: el último priista

’04/05/2025’
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“Nada nos asemeja tanto a Dios como las obras buenas.” – San Gregorio de Nisa.

 

Fidel Herrera Beltrán fue, sin duda, el último gobernador electo de Veracruz surgido del PRI tradicional, ese que se forjaba en las aulas, en los pasillos del Congreso y en la escuela de cuadros, no en las redes sociales ni en las grillas de ocasión.

Su figura, controvertida pero innegablemente influyente, representa el ocaso de una generación de políticos formados con doctrina, ideología y sentido de Estado. Con su muerte, se cierra un ciclo en la historia política de Veracruz y de México.

Su incursión en la política fue temprana y profundamente marcada por el México convulso de finales de los años 60. El movimiento estudiantil de 1968 fue el telón de fondo de su despertar político, y su talento fue pronto detectado por el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, quien le otorgó una beca para estudiar en el extranjero. Ahí comenzó a consolidarse la formación del que sería, años después, un operador político hábil, agudo y profundamente conocedor del sistema.

Alumno de Jesús Reyes Heroles, el penúltimo gran ideólogo del PRI y muchos otros más, Fidel fue un docto de las formas y los fondos. Conocía como pocos los engranajes del poder y los manejaba con destreza. Su frase “Hermano, estoy en la plenitud del pinche poder” no solo sintetiza su estilo de gobernar, sino que también refleja una época en la que el poder no se disimulaba: se ejercía.

Durante su mandato (2004-2010), Veracruz vivió una transformación en materia de infraestructura, especialmente en la capital, Xalapa, y en zonas rurales donde se construyeron más de mil puentes. Algunos bromeaban que los reinauguraba por ambos lados, pero nadie pudo negar la magnitud de la obra pública que impulsó. A ello se suma un acto pionero y visionario: la promulgación de la Ley 223, que instituyó el pago de pensiones y apoyos a los adultos mayores, mucho antes de que este esquema fuera adoptado a nivel nacional.

Tuvo colaboradores leales como Erick Lagos Hernández, Tomás Carrillo, Manuel Lila de Arce y Reynaldo Escobar Pérez, Antonio Gómez Anell –quien lo recuerda porque en una gira le preguntaron al Gobernador Herrera, si él tenía amigos Narcos a lo que contestó “estos son mis amigos, pero son Nacos, nada de narcos”, entre otros, con quienes tejió una red de gobernabilidad efectiva. Y aunque su sexenio también coincidió con el crecimiento del crimen organizado, algo que ningún estado evitó en esos años, supo estar del lado del pueblo cuando más lo necesitaba: los huracanes Karl y Stan lo mostraron atendiendo personalmente a los damnificados.

Hoy, tras su muerte, queda el recuerdo de un político singular, de un gobernador de mandato cumplido, del último priista de carrera: Fidel Herrera, “El Tío Fide”, quien gobernó con fuerza, visión y conocimiento, anticipado a su tiempo y dueño de su historia.

A sus hijos Fidel, Rosita y Javier mis más sentidas condolencias, a sus amigos de igual forma. Fidel Herrera el último gran priista de Veracruz, se va como preludio quizá de lo que será el final de ese instituto político en el próximo proceso electoral.

 

Al tiempo.

 

astrolabiopoliticomx@gmail.com

“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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