** Francisco Portilla Gasca cobraba en la nómina estatal sin trabajar
** Anomalías, malos manejos y oscuras negociaciones de quien pretende ser el Fiscal Anticorrupción
Por Claudia Guerrero Martínez
Inconformidad por la posible designación de Francisco Portilla Bonilla como Fiscal Anticorrupción en Veracruz y la complaciente decisión de una mayoría de diputados en el Congreso de Veracruz, quienes obedecen los mandatos del Gobernador Javier Duarte de Ochoa. Pretenden que Portilla Bonilla sea el elegido para proteger la salida y blindaje del actual Mandatario Estatal, además de cubrir los desvíos de recursos y el enriquecimiento inexplicable de funcionarios duartistas.
Y ante un panorama nada alentador, sobresalen acciones nada transparentes realizadas por el hoy aspirante Francisco Portilla Bonilla, beneficiando a su hijo Francisco Portilla Gasca como aviador en la Secretaría de Finanzas y Planeación, colocándolo como “Asesor” del Subsecretario de Ingresos de SEFIPLAN, como reveló la página de Transparencia de la actual administración de Javier Duarte en el 2012 y años después seguía en dicho puesto, sin trabajar y cobrando un sueldo.
El único mérito de Francisco Ismael Portilla Gasca es ser egresado del Tecnológico de Monterrey, en Administración Financiera y egresado en el 2011, un año antes de su designación a tan importante encargo. Recordemos, que Francisco Portilla Bonilla pidió licencia la primera vez como Alcalde para contender a otro cargo, sin haber terminado su periodo como Presidente Municipal. Y luego, de diputado local volvió a pedir licencia para buscar nuevamente la Alcaldía. También, incrustó a amigos, aliados y familia en puestos claves para realizar negocios turbios en dependencias estatales como Espacios Educativos o CAEV, en los cuales, hizo negocios con empresas, bajo su figura de Alcalde de Córdoba.
Empleados de SEFIPLAN aseguran que el aviador Francisco Portilla Gasca jamás se presentó a trabajar y sólo lo veían en las quincenas, para cobrar sus cheques o realizar gestiones de pago. Peor, cuando su padre, Francisco Portilla Bonilla tiene el estigma de traición, impuesto por quienes lo ayudaron a emerger como político y al ser Alcalde de un municipio, del cual, no es oriundo.
Fraudes y saqueos como Munícipe en obras como Hidrosistema de Córdoba, encubriendo un desfalco por más de 100 millones de pesos, solapando a su antecesor, Juan Lavín. Además, la manipulación en los negocios con contratos en obra pública y ser acusado de pactar con el crimen organizado, para infiltrarse en la policía municipal cordobesa, como puntualmente lo informó NOTIVER.
Por eso, nadie se explica cómo el Congreso de Veracruz pretende elegir a Francisco Portilla Bonilla como nuevo Fiscal Anticorrupción, cuando él mismo ha realizado malos manejos, incrustando aviadores y proteger a la delincuencia organizada, a su paso como Alcalde de Córdoba. Y lo que menos tiene es buena reputación, ni transparencia.