Este viernes el secretario de Seguridad Ciudadana Alfonso Durazo, dijo que Veracruz registró una disminución de delitos de alto impacto y dio porcentajes: el robo a vehículo bajó 31.3 por ciento; el robo total 25.9 por ciento; la extorsión 9.4 por ciento; los homicidios dolosos 20 por ciento y el secuestro… ¡57.3 por ciento!
Esto bastó para que el ninguneado e impopular gobernador Cuitláhuac García Jiménez echara a volar las campanas y anunciara que durante su sugestión se han contabilizado 31 días sin que se registre ningún asesinato. “Lo que nunca antes había sucedido”, agregó socarrón.
¿Seguro que nunca antes había sucedido? No, qué va a estar seguro. Ahora sí que de seguro esa información se la pasaron sus chalanes, ignorantes como él, y el gobernador la subió a sus redes sin confirmarla.
Que en 22 meses y medio de gobierno sólo registre el equivalente de un mes sin homicidios dolosos, es algo que debería avergonzarlo. Con ello lo único que hace es resaltar que de los 660 días que lleva en el poder, 629 han sido de violencia brutal con crímenes bárbaros, feminicidios crueles y masacres como las ocurridas en Minatitlán y Coatzacoalcos.
Cada vez que abre la boca para presumir saldo blanco, la delincuencia le responde con infinito furor. Al día siguiente de que dio a conocer su día color de rosa número 31, ejecutaron a 12 personas en distintos puntos de la entidad y además hubo un desmembrado.
Durazo dijo que el secuestro bajó un 57.3 por ciento. Pero ¿de dónde sacó ese porcentaje que se contrapone con la cifra dada a conocer por la organización Alto al Secuestro 48 horas antes?
Alto al Secuestro informó que durante la administración de Cuitláhuac García (1 de diciembre del 2018 al 30 de agosto del 2020), han ocurrido 629 secuestros. Y aquí sí para que veas lector, esto es algo que nunca se había visto en Veracruz.
Si de acuerdo con Alto al Secuestro Veracruz sigue ocupado el primer lugar nacional en ese renglón, ¿de dónde saca el funcionario que el secuestro decreció esa barbaridad?
Pero el gobernador festina y se acelera; sólo cuando la realidad lo alcanza se esconde, se pasma y se bloquea.
Un testimonio del que no habla ni por equivocación es el de la percepción ciudadana sobre la inseguridad. Durante el gobierno de Javier Duarte 7 de cada 10 veracruzanos tenían miedo de vivir en Veracruz; en el bienio de Yunes Linares la cifra subió a 8 de cada 10. Y en lo que va de su sexenio 9 de cada 10 veracruzanos tienen ese miedo de vivir en el estado que los vio nacer.
Un ejemplo de lo anterior lo dio hace unas semanas un adolescente que estuvo en un conversatorio con el periodista Jorge Flores: “Tengo 14 años y no sé lo que es ir solo a la tienda de la esquina”, dijo.
¿Y qué padres dejan salir solos a sus hijos menores si en lo que va del año han ocurrido 83 secuestros, es decir, 11 por mes en promedio?
¿Quién no va a tener miedo si en los primeros siete meses de este año se han contabilizado 1, 247 carpetas de investigación por homicidio?
Para colmo, el día número 31 con saldo blanco aún no llega. El mismo viernes en que Cuitláhuac dio a conocer su buena noticia, fue encontrado el cadáver de una mujer con huellas de tortura en el Libramiento de Xalapa. Y una de dos, o el gobernador se guardó la información, o no se la proporcionaron.
Lo cierto, lo real, es que Veracruz se sigue desangrando y el gobernador al igual que su jefe Andrés Manuel López Obrador vive una realidad alterna donde todo está bien y de buenas.
A veces me pregunto si no estaremos viendo las cosas desde otra óptica, porque si bien es cierto que tenemos un gobernador inútil, es honesto y hasta sublime. Y ahí está Andrés Manuel que no me dejará mentir: “Es una bendición que Veracruz tenga un gobernador como Cuitláhuac”, dijo en Coatzacoalcos.
Y ni hablar.
Gracias al gobernador que nos ha quitado tanto. Pero además, gracias a la vida que me ha dado tanto, me dio dos luceros que cuando los abro me permiten ver con desasosiego y tristeza el nepotismo, la corrupción, el desempleo, la degradación, la violencia y muerte que han permitido Cuitláhuac y su gobierno. Y el desamparo y orfandad en el que tienen a mi querido Veracruz.