*Entre 40 y 50% son ataques de ediles; 30% del crimen
*Reconocen 90% de impunidad en 52 casos registrados
EN UN País donde se agrede diariamente a los periodistas desde la cúpula misma del poder utilizando, incluso, los instrumentos de la comunicación mañanera, los resultados no podrían ser diferentes: cuatro comunicadores asesinados en el mes de Enero, aunque pudieron haber sido cinco, pero el 26 de Enero el reportero indígena, José Ignacio Santiago Martínez salvó milagrosamente la vida tras sufrir un ataque armado en una carretera de Oaxaca del que salió ileso. El ataque ocurrió a escasos días de los asesinatos de tres colegas mexicanos que conmocionaron al País, dos en Mexicali, Baja California y otro en Veracruz, y a pocos días de que Roberto Toledo, del portal Monitor Michoacán, en Zitácuaro, fuera ultimado afuera de las instalaciones del medio para el que laboraba, aunque el Gobierno Federal intentara desmentir que se tratara de un comunicador, cuando existen artículos de fondo publicados por el ahora occiso que describen su postura crítica ante los grandes conflictos que afectan a su Estado, sobre todo al municipio cuya alcalde, igualmente, minimizó el hecho diciendo que no era periodista. Pero decíamos que pudieron haber sido cinco tunde teclas asesinados, pero Santiago Martínez, director del medio local Pluma Digital Noticias salvo la vida al ser atacado con armas de fuego en la carretera Yosonicaje-Tlaxiaco, cuando se dirigía a la ciudad de Juchitlán, Oaxaca. Por fortuna el periodista se encontraba en compañía de los escoltas que le fueron asignados por el Mecanismo Federal de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas (que esta vez sí funcionó; una entre mil), quienes repelieron los disparos que les hicieron hombres armados que les seguían a bordo de un taxi. “Trataron de cerrarnos el paso. Sin embargo, el chofer aceleró y evitó que estos (los agresores) descendieran con sus armas, y de esa manera estamos nuevamente en la carretera y continuamos nuestra ruta cuando comenzaron a sonar las donaciones”, relata el agredido y agrega que gracias a las maniobras del conductor lograron distanciarse del taxi y evitar que los alcanzaron los disparos. Ya en 2015, Santiago Martínez había sufrido un ataque y dos años después ingreso al mecanismo de protección.
RESPECTO A Roberto Toledo, el último periodista asesinado en Enero, sumando cuatro en total, su cuerpo quedó al interior de su camioneta, y el crimen en su contra corrobora lo que organismos internacionales aseguran: que México, de acuerdo con el Comité Para la Protección de los Periodistas (CPJ, por su sigla en inglés), es el País más peligroso para las personas que ejercen dicha profesión. Armando Linares, director de Monitor Michoacán, aseguró en redes sociales que Roberto recibió dos impactos de bala en el abdomen, uno en el tórax, otro en un brazo y uno más en una clavícula, en suma, iban por él y se aseguraron que no quedara con vida. El propietario del medio donde colaboraba Toledo dejó en claro que “exhibir corrupciones de políticos y funcionarios el día de hoy nos llevó a la muerte de uno de nuestros compañeros (…) Uno de nuestros compañeros perdió la vida a mano de tres personas que llegaron y le dispararon de manera ruin y cobarde; nosotros no estamos armados y no traemos armas, nuestra única defensa es una pluma, un lapicero y una libreta. Hay nombres y sabemos de dónde viene todo esto”, dijo Linares, director de Monitor Michoacán, que el mismo lunes tras el crimen de su colega recibió mensajes vía WhatsApp en los que le decían que ya le bajara o seguiría él.
EL CUARTO periodista asesinado en Enero en México tenía 55 años, era abogado y trabajaba para Monitor desde hace tres años. Y desde el 2021 había recibido amenazas, las cuales comenzaron cuando publicaron información en la que “exhibíamos una corrupción del fiscal regional, Francisco Herrera Franco, que estaba en Zitácuaro”, denuncia Linares, y explica que como consecuencia de ello, Roberto manejaba un bajo perfil para evitar alguna situación dada las amenazas que ya tenían desde hace meses. Las amenazas en contra del comunicador las llegó a recibir vía WhatsApp las cuales en su momento denunció. Asimismo, describió que realizaba notas y daba cobertura a la información del gobierno estatal.
COMO FUERA, los periodistas que han perdido la vida en este primer mes del año son: José Luis Gamboa Arenas, en Veracruz (10 de enero), Margarito Esquivel (17 de enero) y Lourdes Maldonado (23 de enero), ambos casos se registraron en Tijuana, Baja California, y fueron asesinados afuera de sus respectivos domicilios. De los asesinos de los tres comunicadores no hay un solo detenido, como seguramente no lo habrá de Toledo, y en este último caso, la Fiscalía General del Estado de Michoacán informó que no descarta ninguna línea de investigación y que “ya indaga para determinar si el homicidio del comunicador está relacionado con su actividad periodística o con la abogacía, ya que también era colaborador de un despacho jurídico que compartía oficinas con el medio de comunicación”. De acuerdo con información de EFE, “en la escena del crimen los asesinos dejaron dos pancartas en las que una organización del narcotráfico habría plasmado amenazas contra abogados que tratan casos de un grupo criminal rival”.
Y ES que en México los comunicadores críticos se encuentran a merced del hampa por dos circunstancias que no tienen desperdicio: 1.-La Permanente campaña de denostación que el Presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene contra los comunicadores que le llevan la contrario, llamándolos sicarios, prensa vendida, fifis, conservadores y enemigos del País, lo que advierte una desprotección para quienes ejercemos el oficio o la profesión y una apertura en favor de la delincuencia que sabe que AMLO no quiere a los medios y, 2.-Al optar por no perseguir a la delincuencia y ofrecerles abrazos en vez de balazos, esta última se siente con patente de corso para cometer cualquier barbaridad, incluso, contra comunicadores, de tal suerte que, como bien dice el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, el 90 por ciento de las agresiones contra la libertad de expresión se mantiene en la impunidad.
ENCINAS, JUNTO con Enrique Irazoque Palazuelos, responsable del mecanismo de protección para periodistas y defensores, advierten en torno a la tarea pendiente que es la impartición de justicia en la materia, ya que hay 90 por ciento de impunidad en los delitos contra comunicadores. Irazoque Palazuelos explica que de los 52 periodistas que han sido ejecutados a lo largo del presente sexenio, solamente en cinco casos se ha dictado sentencia, por lo que hay “más del 90 por ciento de impunidad”. lamentablemente, dice, entre el 40 y 50 por ciento de agresiones provienen de autoridades municipales. Tenemos otro 30 por ciento de amenaza que proviene del crimen organizado. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com