El día domingo 7 de agosto de 2023, el Senado de los Estados Unidos de América, votó inicialmente para aprobar el proyecto demócrata sobre salud y clima, que se denominó Ley de Reducción de la Inflación, que contempla la mayor propuesta de inversión por el cambio climático, en la historia de EE.UU., donde se propone también una política que impactará directamente al sector salud de este país, ya que los cambios en el medio ambiente están afectando directamente la salud de su población, pero con evidentes repercusiones en todos los países del mundo.
Entre los muchos aspectos importantes que se destacan de esta Ley, es que introduce cambios relevantes al sistema de salud estadounidense, como otorgarle a su sistema Medicare poder para negociar los precios de ciertos medicamentos, considerando prórrogas en los subsidios por tres años de atención médica, que estén por vencer.
Los déficits que vayan surgiendo en caso de aprobarse, se pagarían con nuevos impuestos, incluyendo un impuesto mínimo a las grandes empresas del 15% y otras medidas fiscales, que aumentarían la capacidad de recaudación del país, en más de $700,000 millones de dólares americanos, en ingresos públicos a lo largo de 10 años y destinarían más de $430,000 millones, para reducir las emisiones de carbono y para prorrogar las subvenciones a los seguros de salud de la Ley de Asistencia Asequible, utilizando el resto de los nuevos ingresos para reducir posibles déficits.
Fueron muchas las negociaciones que se tuvieron que llevarse a efecto, para proponer y aceptar este paquete por parte de los demócratas para su aprobación final, que daría inobjetables ventajas políticas al gobierno en turno, por la proximidad de las elecciones de mitad de mandato. La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, si logra su aprobación el 12 de agosto del presente año, le ofrecerá un beneficio muy relevante al gobierno de Joseph Biden, que mucho lo necesita; por otra parte, por lo que respecta al Senado demócrata, se dice que contribuyeron decididamente en esta legislación, aprobándola después de una maratónica sesión, que se prolongó por casi 24 horas, el fin de semana.
Visto este proyecto desde la perspectiva de la economía, su relevancia es inmediata, ya que permite columbrar un nuevo desarrollo de la economía mundial, basado en energías limpias que ayuden a disminuir el cambio climático que estamos observando, que se manifiesta en grandes inundaciones e incendios forestales, disminución de las cantidades de agua disponibles para uso agrícola, industrial y de consumo humano en el mundo, con aumento de las áreas desérticas del mismo, disminución de la producción de alimentos, con hambrunas recurrentes e incrementos incesantes en las temperaturas diarias, derretimiento de los glaciares del planeta, aumento de partículas contaminantes y CO² en la atmósfera, etc.
En el ámbito económico, se dice que las próximas guerras serán por el agua, que las temperaturas se elevarán extinguiendo la vida como la conocemos y siendo optimistas, no pasarán muchos años sin que observemos su extinción, a menos que desviemos las tendencias en favor de la preservación de la vida en el planeta, lo que requerirá también de un “uso más racional” y sustentable de los recursos de que disponemos en la actualidad.
En esta lógica y de acuerdo a los expertos, el uso de los combustibles fósiles para la mitad de este Siglo Veintiuno, deben ser casi totalmente sustituidos por energías “más limpias”, que conlleven la característica de ser sustentables o renovables, volviendo obsoletos los sistemas de producción movidos con energías basadas en combustibles fósiles, lo que indefectiblemente nos llevará al uso de “energías limpias” y más baratas, de libre disposición como la energía eólica o la solar, el uso del hidrógeno verde, etc.
Lo relevante es que las economías que se habrán de desarrollar, serán distintas en el sentido de que habrán de sustentarse y responder a nuevos procesos de producción y consumo masivos, que tendrán como común denominador el uso también de nuevos sistemas de información y comunicación, basados en tecnologías de punta en la nueva era del conocimiento virtual y real que estemos observando, con nuevos desarrollos tecnológicos avanzados, altamente competitivos y mucho más productivos que los actuales, de los que apenas comenzamos a vislumbrar en que van a consistir.
Volviendo al tema que nos ocupa, la nota en este espacio tiene que ver con la política, la salud, la economía presupuestal y la física del cambio climático, dentro del ámbito estadounidense, que se viene dando en un contexto mundial sumamente complejo y altamente tecnologizado, de entrada plantea un nuevo paradigma en el mundo de hoy, de tal forma que los procesos de producción y consumo de las economías de hoy y del mañana, que habrán de acompañar estos cambios, se tendrán que integrar, impactar y adaptar al mundo de mañana, de manera distinta a como los hemos observado hasta ahora.
Lo que es innegable es que el cambio climático ya es una realidad que debemos tomar en cuenta y prepararnos para enfrentarla sin demora. Si los países más avanzados como nuestro vecino del norte, los europeos y los asiáticos más prósperos, han decidido enfrentar el problema con urgencia enfrentándolo con vastos recursos, pues mal haríamos en nuestro país en minimizar esta problemática y quejarnos lastimosamente porque el destino ya nos alcanzó. Lo primero es aceptar la realidad y a continuación actuar de inmediato.
En el uso de energías “más limpias”, se comienzan a delinear sistemas económicos que pueden ser más sofisticados y rentables, aunque pueden estar basados principalmente en la aplicación de disciplinas especiales con tecnologías de vanguardia, como la espacial que, no obstante que se apliquen como sistemas innovadores, con modernos esquemas de financiamiento, de producción o de marketing digital, en el fondo no pierden su naturaleza económica, aunque los procesos productivos sean distintos.
Resumiendo, la terminología económica podrá cambiar de nombre, aunque lo que no cambiará es su esencia, pero lo que sí es evidente, es que tendremos que aprender y adaptarnos las nuevas condiciones. Nunca en la historia reciente de México, se habían dado y coincidido opciones tan propicias desde el ámbito internacional, para que se aproveche el potencial productivo de México como en ningún otro país; nuestro país presenta en este momento, las mejores opciones para los capitales nacionales y extranjeros, para venir a invertir en México y poder crecer a tasas por encima del 5%, en los próximos diez años. No desperdiciemos esta oportunidad de oro.
Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.