HOMENAJE PÓSTUMO A MARIO VARGAS LLOSA. (III)

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El sueño del Celta”. Tercera y última parte.

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

El 6 de diciembre de 1921 se firmó el tratado anglo-irlandés con el que se ponía fin a la guerra entre el gobierno inglés y los nacionalistas irlandeses. Con este tratado nació en 1922 la República de Irlanda como un Estado independiente. Lo anterior provocó que Irlanda quedara dividida en dos; la Irlanda de sur, independiente del Reino Unido y, la Irlanda del Norte, territorio que pertenece a la mancomunidad inglesa.  Hablando de fechas trascendentales, el 3 de agosto de 1916 a las 9 de la mañana fue ahorcado producto de una sentencia judicial el nacionalista irlandés Roger Casement. No obstante, su lucha y muerte no quedó en el olvido, porque difícilmente la independencia de Irlanda se habría logrado sin los acontecimientos del 23 de abril de 1916. Vayamos a conocer la parte final de la vida del personaje central de la novela: “El sueño del Celta.”

Mario Vargas Llosa siempre afirmó que descubrió al Perú cuando arribó a vivir en Europa. Desde el viejo continente pudo percibir a plenitud el subdesarrollo y atraso de su nación. Su distancia física más que alejarlo y volverlo indiferente, hizo que revalorara su pasado, su cultura, su lengua y por eso varias de sus magistrales novelas están ambientadas en su nación. Al pasar los años Vargas Llosa se convirtió en un autor universal, esto se advierte en algunas de sus obras donde aborda temas de toda Latinoamérica. Empero, un hombre de tanta sabiduría y tanto mundo vivido y recorrido pudo abarcar en sus libros temas históricos del mundo europeo que llegó a conocer a la perfección. En la tercera parte de “El sueño del Celta”, el autor peruano nos relata desde la novela histórica el intento fallido de la independencia de Irlanda en 1916. Vayamos a la historia.

Así como Vargas Llosa estando en Europa se reencontró con el Perú y en general con la cultura latinoamericana, Roger Casement en sus viajes al Congo y a la Amazonía peruana, descubrió profundamente a su querida Irlanda. Roger al desnudar la explotación que el colonialismo europeo había perpetuado contra los países dominados, este hecho le recordó que Irlanda formaba parte de Inglaterra y si bien no padecían las inhumanas explotaciones y exterminaciones de las que fueron víctimas las naciones subdesarrolladas de África y Latinoamérica, eso no debía cerrarle los ojos para reconocer que su nación vivía bajo el yugo de la corona inglesa. Luego entonces, Roger con la fama mundial que tenía por sus trabajos en el Congo y en el Perú, se fue a su país natal para juntarse a los grupos de nacionalistas que se estaban organizando para luchar por la independencia de Irlanda. El lector no debe olvidar que la novela inicia con Roger encarcelado esperando la sentencia de indulto o pena de muerte emitida por el gobierno inglés. A partir de aquí se desarrolla toda la trama que hemos venido narrando. Ahora que ya sabemos que la resolución judicial fue la pena de muerte, eso no afecta en lo mínimo para conocer los principales motivos que lo condujeron al patíbulo.

Cuando Roger empezó a interesarse por la causa irlandesa, conoció a la que será su íntima y leal amiga hasta las últimas horas de su vida, me refiero a la historiadora Alice Stopford Green. Esta brillante mujer fue Senadora cuando nació la República de Irlanda en 1922. Alice le enseñó a Roger la historia de Irlanda, sus leyendas, mitos, lo incitó a que aprendiera el gaélico, la lengua original irlandesa que estaba muy olvidada por la imposición de la lengua inglesa. Roger ingresó luego a luego a los grupos que se organizaban para sublevarse ante la corona inglesa, pronunciaba discursos, la gente lo seguía y planteó lo siguiente.

Roger sabía que, aunque estuvieran bien organizados, su lucha terminaría siendo controlada porque el poderío militar del imperio los aplastaría. Su incursión en la causa nacionalista inició allá por 1913, esto incluye que se venían tiempos de guerra. Un año después estallará la primera guerra mundial. Roger y otros lideres creyeron que la forma más segura de luchar por la independencia y ganarla, era solicitando apoyo al Reich alemán, lo que implicaba que ellos debían aprovechar el momento en que Alemania atacara a Inglaterra, para al mismo tiempo declarar su independencia y así el gobierno inglés tendría menos poder para repeler su lucha. Este plan llevará a Roger a Estados Unidos donde recaudó fondos para comprar armamentos y al gobierno alemán le agradó la idea, para ser más preciso, al régimen alemán no le importaba la independencia de Irlanda, pero si podían aprovechar su ayuda para derrotar a Inglaterra, sin problema alguno le daban la bienvenida a los independentistas irlandeses.

La historiadora Alice Stopford Green no secundó la idea de aliarse con los alemanes. Roger se hospedó varios meses en Berlín y en Múnich. Allí se reunió con altos mandos y solicitó que liberara el gobierno alemán a prisioneros irlandeses que habían luchado defendiendo a Inglaterra. Roger fue a verlos para intentar convencerlos que debían luchar por la independencia de Irlanda, que nunca más deberían hacer la guerra por una nación ajena. No debemos perder de vista que estos prisioneros días atrás se enfrentaron al ejército alemán y fueron vencidos, que muchos de sus compañeros murieron asesinados por soldados alemanas, entonces, todos los reos vieron a Roger como un traidor vendepatria. Los reos preferían morir en manos de los alemanes, a ir a luchar contra la que consideraban parte de su nación.

Lo mismo sucedía en Irlanda. Los unionistas de línea protestante estaban en contra de la independencia. Los independentistas católicos a favor. Aquí claramente se nota que además de problemas políticos, nos encontramos con rivalidades e intereses religiosos. Sin dejar de mencionar que Inglaterra por ser de línea protestante cuidaba que el catolicismo tradicional no influyera en la sociedad. La estrategia de Roger continuó, al final logró convencer a un grupo de prisioneros para prepararlos con armas y estar listos y así luchar por la libertad de Irlanda. El asunto se complica porque en Irlanda los independentistas avanzan y no están dispuestos a esperar a que Alemania ataque a Inglaterra para ellos iniciar su lucha. Al contrario, a Roger le informan que el acto de inicio de la batalla de independencia se llevará a cabo el 23 de abril de aquel lejano 1916. Roger desesperado pide apoyo al gobierno alemán para que mínimo les den armas, mas, su principal plan consiste en viajar rápidamente y convencer a los lideres del alzamiento que se detengan, porque sólo morirán y no se alcanzarán la independencia. El gobierno alemán envía a Roger en un submarino, llega al lugar donde todo estaba planeado, pero Roger es detenido y encarcelado. Desde luego que no pudo evitar que el enfrentamiento se diera, hubo muchos muertos y el plan de independencia fracasó, aun así, la historiadora Alice le narra a Roger en la cárcel lo siguiente: “–Por unas horas, por unos días, toda una semana, Irlanda fue un país libre, querido –dijo ella, y a Roger le pareció que Alice temblaba, conmovida –. Una República independiente y soberana, con un presidente y un Gobierno Provisional…cuando leí ese texto me eché a llorar a gritos, como no he llorado nunca. “En el nombre de Dios y de las generaciones muertas, de quienes recibe la vieja tradición de nacionalidad, Irlanda, por boca nuestra, convoca ahora a sus hijos bajo su bandera y proclama su libertad.”

Esta reunión con Alice fue la última. Roger a los pocos días moriría. Ella no quiso decirle que la sentencia fue de muerte. Roger lo presintió y por lo mismo no le preguntó. Esto es elegancia, categoría de espíritu. Al final, cuando el verdugo le puso la soga al cuello, le preguntó si quería decir algo, entre sus labios de deletreó: “Irlanda”. Luego luego Roger murió.

Mario Vargas Llosa visitaba los lugares donde ambientaba sus novelas. Conocía los hechos con precisión. En el epílogo de la obra escribió: “Ni en el Congo ni en la Amazonía ha quedado rastro de quien hizo tanto por denunciar los grandes crímenes que se cometieron en esas tierras en los tiempos del caucho. En Irlanda, esparcidos por la isla, quedan algunos recuerdos de él.” Aunque pudiera parecernos injusto, la vida es así. La historia no siempre reconoce a grandes hombres y regularmente ensalza a personajes miserables. Roger Casement no fue un héroe perfecto, fue un hombre que tuvo grandes aciertos y errores, pero no queda la menor duda que amó a su querida Irlanda, luchó por ella, y, al final: “El sueño del Celta” se logró. Viva la libertad.

 

 

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