Carlos Salinas creó casi desde cero la oportunidad de inscribir a México entre los países desarrollados. Con Vicente Fox la oportunidad estaba puesta en la mesa. Desde luego, nadie puede demeritar el esfuerzo de Vicente Fox y su equipo para ganar las elecciones e iniciar el siglo con un gobierno diferente al PRI. Pero visto a la distancia ese mérito parece desvanecerse.
Digamos que el primer sexenio panista fue la culminación de un enorme y largo proceso en el que participaron numerosos actores, incluidos miembros del PRI. Y la culminación debió ser vivida como el verdadero inicio de un proyecto de largo alcance para verdaderamente construir un Estado capaz de conducir los procesos de modernidad, de democracia y de prosperidad (crecimiento económico y distribución equitativa de la riqueza.
Por el contrario, el arribo del PAN a la presidencia de la república paralizó la energía creativa, de transformación, de innovación de toda la clase política. Con la apariencia democrática esa clase política se dio por bien servida. Todos claudicaron frente al desafío de la creatividad y la innovación por temores, por defender intereses no siempre lícitos, por revanchismos políticos, envidias mezquinas y visiones premodernas en la izquierda.
Del lado del PAN, expresa Carlos Castañeda en la revista Nexos, N°569, a manera de autocrítica: <<Creo que en la coyuntura de 2000-2001 hubo una oportunidad perdida como muy pocas y que mucho de lo que está sucediendo en el país hoy tiene que ver con lo que no se hizo entonces. La alternancia fue sobrevalorada>>.
Por su parte, la coordinadora de la mesa de análisis, Denisse Maerker comenta: << Solo compartiré una anécdota para ilustrar esa alternancia sin ruptura. Recuerdo a Salvador Abascal, en ese momento secretario del trabajo, contándome como decidieron mantener una relación de absoluta continuidad con los sindicatos priistas…>>
Carlos Castañeda explicita: <<…El presidente Fox, por presiones dentro del gabinete y sobre todo del empresariado…decide no hacer olas: una decisión consciente, reflexionada, que no fue de botepronto. Por ejemplo, la Comisión de Crímenes del Pasado llegaba hasta el 92 y por supuesto no tocaba el tema de la corrupción. Segundo, no hubiera sido complicado agarrar a diez priistas, meterlos al bote por corruptos y luego decirles a los otros cien corruptos: “Se van a portar bien o les va a pasar lo mismo” …Y como no tuvieron miedo, sintieron que pasó cerca la bala, pero les dio lo mismo>>
<<Y, tercero, aunque tal vez lo más importante, se decidió poner a un agente del PRI del aparato tecnocrático para que observara la misma política económica de los tres sexenios anteriores…Y sobre todo los empresarios le dijeron a Fox; “Ya no le muevas, basta con haber sacado al PRI de Los Pinos, basta con la alternancia”>>
El comportamiento de los opositores fue egoísta, por decir lo menos, y saboteadores del cambio, también por decir lo menos. Nuevamente Carlos Castañeda: <<Y cuento rápido una anécdota sobre la Cámaro y Beatriz Paredes. En abril se arma un paquete bastante interesante del IVA… Francisco Gil armó una buena reforma fiscal apoyada en una campaña masiva de televisión. El PRI no quería, pero la campaña era durísima y funcionó muy bien. Entonces Beatriz Paredes y el líder del PRI en el Senado Enrique Jackson, van con Fox y le dicen: “Esto nos está golpeando mucho, no es justo, no son los términos que pactamos, suspende la campaña y te aprobamos la reforma fiscal un poquito más adelante” Fox le creyó a Beatriz Paredes, suspendió la campaña de spots y obviamente no hubo reforma fiscal…>>
Por su parte con el PRD tampoco hubo colaboración, Apunta Castañeda: <<Fox le pidió a Jesús Ortega la posibilidad de incluir a tres o cuatro figuras del PRD en su gabinete y Cuauhtémoc Cárdenas lo vetó>>. La inmadurez y premodernidad de la izquierda como fuerza democrática quedó evidenciada al final del sexenio democrático por excelencia.
AMLO se convirtió en un crítico feroz del gobierno de Fox, y el PRD expulsó del recinto del Poder Legislativo al presidente de la República, que no pudo ofrecer su informe de gobierno. El PRD en el legislativo, bajo la batuta de AMLO, estuvo a punto de dar un Golpe de Estado a l tratar de impedir que Felipe Calderón tomara posesión como presidente. ¿Por qué no se leyó este quebranto democrático como fuente para reforzar el andamiaje democrático y revisar el modelo de desarrollo? Pagamos a gran precio esta ceguera.
Y la sociedad durante el periodo democrático fue bastante temerosa, miedosa, apática. Denisse Maerker señala que <<Fox ganó sin mayoría en las cámaras y no tenía la fuerza política para producir una ruptura>>. Jesús Silva Herzog Márquez explicita: <<una cosa es ganar la Presidencia y otra ganar el poder. México tuvo, entre el 2000 y el 2018 un electorado extremadamente cauteloso. Un electorado al que se podría describir casi como temeroso del cambio. Una ciudadanía que se atreve al cambio atándole las manos a quien encabeza el gobierno.>>
He aquí a los actores de la posibilidad más realista que ha tenido México para construir un camino sólido de desarrollo integral bajo un régimen democrático. En este momento histórico Zedillo había conseguido enmendar el llamado “error de diciembre”; las finanzas estaban sanas, había iniciado un proceso de ahorro interno muy importante mediante la creación de las Afore, el crecimiento económico era del 8%, funcionaba el TLC y el petróleo aportaba generosos recursos a las finanzas públicas.
Por otra parte, con Zedillo se afirma la construcción de las instituciones que daban soporte a las elecciones democráticas y mejor aún había realizado una potente reforma del Poder Judicial. El escenario estaba listo para realizar reformas al Estado para convertirlo por primera vez en un Aparato de comando, control y conducción del complejo proceso que contiene la modernización, la democratización y la promoción de la prosperidad colectiva.
El Estado construido por el PRI daba estabilidad y permitía la gobernanza, es cierto, pero a cambio de proteger los intereses políticos y económicos de su burocracia, de los sindicatos de PEMEX, CFE, SEP y demás instituciones corporativizadas bajo el manto protector del Estado. También era evidente que la corrupción alimentaba la maquinaria estatal en todos los ámbitos y constituía la fuente de la que todos los políticos bebían. Era tan fácil hacerlo que lo primero que hicieron los panistas fue beber de la misma fuente.
¿Era posible construir un nuevo Estado sin afectar los grandes intereses de las estructuras del PRI-gobierno? ¿Era posible construir una nueva clase empresarial rompiendo la estructura del “empresariado de amigos” o “capitalismo de compadres”? Desde luego que sí. Reformas consensadas con las estructuras de poder político que permitieran su modernización.
Un gran impulso, especial, específico y ambicioso a la educación superior utilizando los recursos petroleros que en gran medida fueron enviados a los presupuestos de los gobiernos estatales. Y modificar el currículo de la enseñanza primaria, hasta el bachillerato, de la mano de Esther Gordillo, puesta a modernizar su sector a cambio de ella mantener el poder.
Nuevas exigencias de conductas políticas a los partidos políticos, a todos sin excepción eran posibles. Combatir la corrupción entre gobierno y empresarios de manera frontal, tal vez con un borrón y cuenta nueva a los priistas, para no alterar los acuerdos con su partido, por supuesto que hubiera contado con el respaldo ciudadano. Si Fox no tenía todo el poder, era necesario crearle nuevos espacios.
En el modelo de desarrollo era posible pensar audazmente cómo incorporar a los grupos sociales de la informalidad a una estructura fiscal especial, integrarlos a la seguridad social formal y también obligar a los gobernadores de los estados a diseñar y aplicar programas específicos para modernizar sus estructuras productivas y así incorporar su economía al tren del TLC.
La culpa no fue sólo de Fox. El gran fallo fue una gran irresponsabilidad de toda la clase política, que no quiso aprovechar el fin de una etapa y el nacimiento de otra. Nuevamente, los ciudadanos se quedaron con sus aspiraciones rotas. Nuevamente, no fueron ciudadanos que se ilusionaron. Fueron ilusos.
francisco.montfort@gmail.com