Rumbo a los cinco meses de confinamiento parcial estamos igual o peor que cuando dieron inicio las medidas de mitigación de la epidemia. A estas alturas los resultados se asemejan mucho a una catástrofe humanitaria en contagios y muertes. La deliberación sobre esta crisis, indispensable, no debe girar en torno a responsabilidades individuales. Hay que hablar del conjunto de instituciones y la sociedad en su conjunto. Habrá autoridades que lo hicieron mal y ciudadanos en concreto que no han actuado con responsabilidad. Pedir la renuncia de López Gatell, abre una zona errónea y de confusión; es perder el tiempo. En estos momentos seguimos en la crisis, fuerte, ya podríamos hacer algunos balances parciales e ir ajustando las políticas y programas con que se ha enfrentado la epidemia. Es obligado, en términos de urgencia, seguir concentrados en lo fundamental: detener los contagios y los fallecimientos.
Al fortalecimiento de las capacidades hospitalarias y médicas de nuestro país, vital, hay que agregar con visión y compromiso la atención de la realidad económica. Sin apoyo a los pequeños y medianos negocios, a los trabajadores y a los informales el panorama es trágico. No es ético ni legítimo esconder la cabeza, simular que no pasa nada y dejar hacer y pasar. Ya ahora el cuadro de la realidad es sombrío, con millones de desempleados y condiciones de extrema precariedad. Si hay dinero público suficiente, debe ocuparse inmediatamente en la reactivación económica y apoyo directo a las familias que lo necesiten; si no hubiera ese dinero, hay que acudir a los créditos internacionales. El caso es que salgamos del abismo lo más pronto posible y en mejores condiciones. Sin ese apoyo, además de sufrir hambre y carencias varias, es imposible que la población se quede en su casa. Vivimos un círculo vicioso: se les pide quedarse en casa pero no se les apoya; como tienen que salir lo más probable es que se contagien. Son esos factores los que han determinado una larga e incierta cadena de contagios. El hartazgo social junto a las necesidades económicas hacen muy difícil que se cumplan las indicaciones de salud.
Dejando a un lado la parte Federal, ambigua y limitada, hay que pasar a hablar de los niveles municipales y Estatales. A la vista es realmente poco lo que han hecho esas autoridades en general. Sus fallas y omisiones han contribuido mucho a consolidar un cuadro de crisis que se ha vuelto infinita. Apoyos mínimos o nulos en dinero y alimentos a la población, dejándola a su suerte; deficiente capacidad hospitalaria y descuido con el personal médico; dictado en papel de ciertas medidas que luego no se seguían y tampoco se aplican; abandonó hasta en lo mínimo de orden en lugares de concentración masiva; cierres sin sustento de circulación en algunas calles; mensajes ambiguos y dispersos. Se notan poco las autoridades, al menos las que deberían ser indispensables en estos momentos. Hablo de los Cabildos y del Estado. Todavía a estas alturas dan muestras de desinterés o desconocimiento.
Sin una política de Estado, de gran visión y con suficiente presupuesto, gran parte de la población ha puesto de su parte para contener al covid-19; otro tanto no ha podido hacerlo aunque quisiera y, de plano, hay algunos grupos y sectores que han actuado en forma irresponsable. Sin medidas coactivas efectivas muchos lo han tomado a su criterio, que resultó pequeño. En sana la libertad en un contexto de responsabilidad social. No puede haber libertad para infectar con un virus mortal. La crisis de salud nos ha desnudado como sociedad y como instituciones. Lo que se ve es lo que somos: esa es nuestra clase política y ese nuestro nivel de CIUDADANIA. Es de obviedad pero vale la pena referir el grandísimo esfuerzo, heroico, del personal médico, la labor de muchos servidores públicos y la generosidad de bastantes ciudadanos (as) que apoyan con equipos a los hospitales y comida a la gente más necesitada. Esto va para largo. La paciencia y la solidaridad son los pilares de nuestra sobre vivencia. Salir vivos de ésta crisis ya será un triunfo. Lo demás, la recuperación, será la otra gran tarea.
Recadito: cuando ves o escuchas a varias autoridades, dudas si prefieres mejor al Coronavirus.