“El castigador.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
José Joaquín Blanco es un destacado literato mexicano, su amplia obra abarca ensayos, crónicas, relatos, novelas; ha escrito reconocidos guiones cinematográficos, tiene una larga trayectoria en el periodismo cultural, y particularmente, hasta lo leído del autor, considero que posee una prosa muy particular, ya que en su narrativa no se limita, pinta la realidad tal cual, ya sea en la utilización del lenguaje, ya sea en la descripción de la realidad política, social. En este sentido resulta cautivante cómo el literato va narrando sin el mínimo tapujo una historia con circunstancias que en la vida son tan comunes, de hecho, no tendría por qué tenerlo, el ejemplo de lo antes afirmado se encuentra en el relato titulado: “El castigador”.
“El castigador” es un libro de relatos publicado por la Editorial Era en 1995. Estos textos de José Joaquín Blanco fueron previamente divulgados a lo largo de veinticinco años en distintos periódicos y revistas, entre los que se encuentran: “Nexos, La Jornada, El Nacional, Sábado de Unomásuno, Punto de Partida,” en el caso de “El castigador” salió a la luz en Sábado en 1992. La obra, editada por Era, se integra con los siguientes relatos: “El castigador, La búsqueda, El estanquillo, La bondad del hombre lobo, El manglar, Melba y la suicida, Bernal y Beatriz.” En esta ocasión vayamos a conocer la historia de “El castigador”, sin tapujos.
El personaje es un joven de 15 años, pertenece a una familia muy humilde, de hecho, sólo tiene madre, su padre, si en algún momento lo nombra en la historia, resulta ser un padre inventado ya que nunca supo de él. El sobrenombre de “El castigador” se lo pusieron sus amigos porque parece ser que solía ser muy galán y conquistador. Toda la historia transcurre en una unidad habitacional de la ciudad de México, en esta unidad denominada Garrido Canabal vivían exclusivamente los burócratas de medio nivel: “Y la Unidad Garrido Canabal, como eran multifamiliares del gobierno, parecía de puro lujo. Hasta los sacaron en el cine, los usaron en las películas esas, en blanco y negro, de los rebeldes sin causa.”
Aquí el personaje detalla la vida de los burócratas, están los que sólo viven como aviadores del gobierno, los que por tener cierto cargo se sienten superiores a los demás, algunos fundan su supremacía en el vestuario, en los autos que pueden adquirir, por supuesto que allí viven las amantes de los burócratas de más alto nivel, estos les compran o donan una de esas casas para que vivan como señoras de la alta sociedad y puedan, en las noches, disfrutar de sus placeres carnales sin el riesgo de ser descubiertos por sus esposas, en general, esta sociedad es delineada por el personaje con las siguientes palabras: “Era para puros burócratas y ya ve que todos los burócratas, aunque sean gatos todos se sienten muy padrotes, se sienten muy jefes.”
Al lado de los burócratas nos encontraremos con la banda de “Los Chacales”, banda a la que pertenece “El castigador”. Estos jóvenes de más o menos 15 años de edad se dedican a la vagancia, a jugar básket en la unidad habitacional, los dueños de las casas los sobrellevan, y sólo les piden que no hagan tanto ruido y desorden, aquí aparecerá una protagonista fundamental en la historia llamada Ángeles. Esta mujer “chichona, caderona, culona y ninfómana” fue la amante de un alto funcionario, de un hombre del poder quien la sacó de cabaretera, le puso casa y por un tiempo disfrutó de sus placeres, digo disfrutó porque al poco tiempo murió, y Ángeles junto a sus compadres (amigos del finado) heredaron una importante fortuna; no obstante, Ángeles cometió un error que vino a complicar los planes para cobrar la herencia: esta insaciable mujer luego luego se casó con Germán, un vividor que al inicio la satisfizo sexualmente, pero en realidad su único objetivo era explotar a la ardiente protagonista.
Ángeles una vez casada con Germán le consiguió un buen empleo a su joven esposo, el vividor y padrote de Germán dejó de asistir a su casa, y Ángeles para no sentirse sola empezará a contratar a “El castigador” para que le hiciera algunos servicios de fontanería, claro está que el verdadero plan de Ángeles era “tirarse” al “castigador”, tenerlo de amante y satisfacer su enorme deseo sexual. En una ocasión, estando “El castigador” componiendo el excusado en la casa de Ángeles, esta no pudo aguantarse y se fue directo sobre el joven: “Y entonces ella me dijo, como impaciente:
-¡Pero anda, ponte de pie por el amor de Dios, mi hijo!; así de rodillas, ¿pues cómo quieres? Entonces me paré y ella se sentó en la taza, como si fuera a cagar, y me puso una mamada de aquellas, la primera gran mamada de mi vida, y todavía recuerdo que me vine durísimo, hasta creo que me dolió, y no supe si dolía por todo lo rico que estaba sintiendo o porque la aferrada de Geles me la mordía, porque hasta entonces en cosas del placer yo era un neófito puras chaquetitas de chas chas y ya. Así que ahí le dejé mi virginidad, en su mera bemba, y yo me guardé el pito todo manchado de bilet.”
A partir de este momento, Ángeles disfrutará todos los días de “El castigador”, él responderá a todos los apetitos sexuales de la caliente mujer; sin embargo, el compromiso que ella hace con el joven es que lo meterá a trabajar al gobierno en el área de comercio donde tiene importantes relaciones. “El castigador” se ilusiona y piensa que vale la pena dejarse utilizar por esta fogosa dama, porque una vez puesto en el cargo prometido le pondrá a todo mundo: “Tamañas multotas y de sacarle a todo mundo tamañas mordidotas; total, yo no pedía mucho, nomas eso: mi oportunidad.”
La historia va más allá, “El castigador” se sentirá burlado y utilizado, reaparecerá en escena el padrote de Germán, esposo de Ángeles, el pobre “Castigador” se verá obligado a asesinarlo; Ángeles y sus compadres intentarán aprovechar para cobrar la jugosa herencia del antiguo finado esposo de Ángeles. Al final del relato, “El castigador” ya siendo un viejo, le sigue narrando a su oidor lo que recuerda de su vida al lado de Ángeles:
“Además, pinche Geles, que no mamara: todo lo cochinota que era ella en las cosas del sexo: que vamos hacerlo hoy así, que no, que mejor asado, ¿nunca lo has hecho así, Castigador? ¡Es riquísimo!, que hay que hacerlo diferente cada día, y cuando me di cuenta ya andaba con la lengua más abajo, en pleno beso negro, su lengua como un animalote ahí lame que lame, o sea ella dijo seré puerca marrana pero el beso negro es rico rico, y yo también, o sea que aquella vez accedí.”
¿Qué sucederá con “El castigador” ?, acaso, ¿Pasará a ser injustamente castigado?, o, ¿Será premiado con un gran cargo público? En cualquiera de las dos opciones, el resultado es el mismo…
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