Furibunda, por decir lo menos, fue la reacción del académico John Ackerman después de que el periodista Carlos Loret de Mola diera a conocer que tanto él como su esposa la Secretaria de la Función Pública Irma Eréndira Sandoval, adquirieron en nueve años seis propiedades que no empatan con sus emolumentos como investigadores universitarios. Lo menos que dijo es que va a demandarlo tanto en México como en Estados Unidos.
También abrumador ha sido el apoyo de algunos miembros del gabinete a la funcionaria y a su señor marido. Van dos ejemplos.
La secretaria de Energía Rocío Nahle dijo en sus redes sociales: “La lucha contra la corrupción conlleva soportar campañas de desinformación y calumnias como la que ahora padecen @Irma_Sandoval y @JohnMAckerman. Pero no nos doblamos ante el escarnio de quienes hacen de la mentira un oficio. Nuestro compromiso sigue intacto”.
¿Desinformación, calumnias, escarnio y mentiras cuando Loret basó su información en datos duros?
El otro mensaje fue del ídolo del momento Hugo López-Gatell, enemigo jurado del cubrebocas, las pruebas rápidas, con 21 mil 825 muertos a cuestas hasta ayer por el Covid-19 y trepado de lleno en el camión de la 4T:
“Las campañas de desinformación contra la Dra. Irma Eréndira Sandoval y su familia provienen de los grupos de interés que se resisten a la eliminación de la corrupción. ¡Mi reconocimiento y absoluta confianza en nuestra Secretaria!”, escribió.
Y tuvo contestación: “Ud. también ha sido blanco de feroces ataques de quienes apuestan por la continuidad de la corrupción y la simulación. Lo que no entienden es que esta lucha por recuperar nuestra Patria no la detiene nadie. Gracias por su solidaridad” le dijo Eréndira.
Puro turrón con miel.
Pero seamos sinceros, la honestidad y la honradez se vuelven un estorbo cuando se está en el poder. Hay tanto de donde agarrar que hasta los honrados de la 4T han sucumbido a la tentación.
Dejando de lado el caso Sandoval-Ackerman del que quizá estemos viendo la punta del iceberg, está el caso Bartlett, y el fraude millonario a campesinos de Guerrero por parte de la Secretaría de Desarrollo Rural en el que algunos funcionarios de la dependencia se llevaron a la bolsa más de 60 millones de pesos por comprar maíz para siembra con sobreprecio y con gorgojo.
El maíz no sólo no sirvió para sembrar, sino que dejó sin su cosecha a los campesinos que ahora padecen hambruna, carecen de liquidez monetaria para comprar lo más indispensable, nadie los apoya (porque se supone que los apoyaron con ese maíz) mientras sujetos sin escrúpulos vieron crecer su fortuna.
También está el caso de Ana Gabriela Guevara, directora de la CONADE, acusada primero de un fraude millonario a esa dependencia y segundo, acusada en Veracruz de soborno, extorsión e intento de homicidio.
Y a esto hay que agregar el caso Veracruz donde varios funcionarios estatales se han hecho ricos de la noche a la mañana con el apetitoso erario.
¿Y el ejemplo de Juárez?
Juárez –lo comentan entre ellos con la mayor desfachatez- puede largarse al diablo con su honestidad, su ejemplo nomás es para la foto. Si tras 14 años en el poder no se hinchó de billetes no fue por honesto sino por tarugo. Pero nosotros le seguiremos sacando jugo a su honradez y seguirá siendo nuestro estandarte cuando se trate de convencer a más pendejos de que somos la mejor opción.
Hace unos días, y a propósito del caso Ana Guevara, el presidente López Obrador le respondió a la reportera de Proceso Beatriz Pereyra: “Yo he dicho que no se va a permitir la corrupción, que no estoy pintado, que no soy un florero. No acepto la corrupción de nadie”.
Nadie dice que esté pintado, pero de que los sujetos y sujetas a quienes les dio la confianza para gobernar o ejercer un cargo le salieron igual que los de la mafia del poder, eso que ni qué. De que roban, transan, esquilman y se corrompen, de eso no hay la menor duda.
Como tampoco hay la menor duda de que esa caterva de bandidos ya lo rebasó.
Sugiere Marlon cambios en gabinete estatal
El presidente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, pidió al gobernador Cuitláhuac García “Realizar cambios en algunas secretarías de despacho debido al pobre desempeño que han demostrado sus titulares”, y dio nombres: Elio Hernández Gutiérrez de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas; Eduardo Cadena Cerón, de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca; Guillermo Fernández Sánchez de Desarrollo Social y Zenyanzen Escobar García de la Secretaría de Educación.
Dijo que los veracruzanos votaron por el gobernador Cuitláhuac García, pero si el mandatario estatal se hace acompañar de funcionarios que no saben cuál es su responsabilidad, el responsable es el gobernador, ya que su prioridad debe ser el bienestar de los veracruzanos.
El dirigente tricolor agregó que es una falla grave que los servidores públicos no estén capacitados y carezcan de conocimientos sobre el área que dirigen.
Aunque ya lo había dicho en ocasiones anteriores, Marlon volvió a manifestar que en Veracruz no hay gobierno ya que Cuitláhuac es un imitador de Andrés Manuel López Obrador: “Este gobierno no tiene ideas propias, sólo replica lo que hace el Gobierno de la República. Por ejemplo, la eliminación de los fideicomisos, no supieron ni lo que eliminaron, sólo lo hicieron por la supeditación a un poder” Y a renglón seguido agregó: “Eso es lo que dice la mayoría de la gente y yo estoy con la mayoría”.
Recordó que en materia de seguridad el propio Cuitláhuac fijó un plazo de dos años para ver resultados, pero: “pareciera que hoy lo que tenemos que computar son los meses que faltan para concluir esos dos años y evaluar si llegó esa paz y tranquilad que el gobernador ofreció a Veracruz”.
Y tiene razón, con un Veracruz más violento que en administraciones anteriores, no se ve por dónde pueda llegar la paz y tranquilidad anhelada en los meses que restan para que se cumpla el plazo fijado por el mandatario estatal.
Ramírez Marín indicó que este gobierno no está dando resultados al recordar que el 9 de noviembre del año anterior, manos criminales cegaron la vida del diputado priista Juan Carlos Molina Palacios. Y es la hora que no se sabe del curso de las investigaciones, como tampoco si hay pistas de los responsables.