¿Cambia en algo en Veracruz que unos partidos políticos sí y otros no hayan firmado ayer un acuerdo “por la democracia” al que convocó originalmente, el pasado 23 de febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador, invitación que aquí desdobló el gobernador Cuitláhuac García Jiménez?
En mi opinión, no. En nada.
Para lo que sirvió el ejercicio de ayer fue para dejar muy claro lo que ya es del dominio de la opinión pública: la falta de entendimiento, la fría relación, entre el Gobierno del Estado y los más fuertes partidos políticos de oposición.
¿Cuáles eran los objetivos de la firma del acuerdo? En una carta que AMLO envió a los gobernadores los estableció:
“Concretamente les exhorto a que no intervengamos para apoyar a ningún candidato de ningún partido; a no permitir que se utilice el presupuesto público con fines electorales; a denunciar la entrega de dinero del crimen organizado o de la delincuencia de cuello blanco para financiar campañas; a impedir la compra de lealtades o conciencias; a no traficar con la pobreza de la gente, a no solapar a tramposos o ‘mapaches’ electorales; a evitar el ‘acarreo’ y el relleno de urnas, la falsificación de actas y todas esas abominables prácticas ilegales y antidemocráticas que deben quedar en el pasado de manera definitiva”.
Saltan varias preguntas.
¿De veras el gobernador de Veracruz no va a apoyar a los candidatos de su partido? (De su partido es un decir, porque Morena está jalando lo que puede de otros partidos, ya que no tiene candidatos propios, incluso ni coaligado con el PVEM y el PT puede conseguir 36 mujeres competitivas para cargos de presidentas municipales.)
Mmm. ¿Impedir la compra de lealtades y conciencias? Tan las tienen bajo control que diputados de “oposición” votan en el Congreso sin siquiera leer los decretos o proyectos de iniciativas de ley que les ordenan, las “letras chiquitas”, es decir, les firman cheques en blanco. Son leales hasta la ignominia.
El gobernador obedeció la instrucción, en realidad la orden, que les dio el presidente de, a su vez, convocar a la firma del acuerdo. Ayer, aunque minimizó el hecho de que los partidos de oposición más fuertes no acudieron a su llamado, creo que no hablará bien de él el hecho de que este martes, cuando vaya a firmar el acuerdo a nivel nacional, le lleve al presidente un pobre resultado, que reflejará, sin duda, su poco poder de convocatoria.
Estuvo bien que se condujera con respeto. Dijo que el acuerdo era un llamado para quienes quisieran participar en forma voluntaria, esto es, algo parecido al dicho de que como las llamadas a misa, el que quiere va. Y la oposición más fuerte no fue.
Que recuerde, el último gran acuerdo que se firmó en Veracruz fue durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán. Tuvo lugar en el Congreso del Estado y acudieron representantes de los más diversos sectores de la vida pública de Veracruz, de todos los partidos, de todas las iglesias, de todo el sector económico, etcétera.
Creo que siguen sin aprender, o que, para usar una expresión común, les vale. Esto es, en lugar de que el gobernador tomara el toro por los cuernos y personalmente les hablara, para invitarlos, a todos los dirigentes partidistas, sin excepción alguna, le encargó la tarea al secretario de Gobierno, quien, a su vez, puso a un empleado menor a que realizara la encomienda.
Estoy seguro que si Cuitláhuac les hubiera marcado, por respeto a su investidura, porque los dirigentes de la oposición sí saben de política y de las formas, por muy molestos que hubieran estado por algunas acciones como la “ley garrote”, hubieran atendido su invitación.
Pero le encargó la tarea al secretario, al que consideran el autor de las amenazas y la persecución a los opositores incómodos, que militan en los partidos a los que se invitó. Craso error. Desde ahí la convocatoria estaba condenada al fracaso. Uno de los invitados dijo que antes de aceptar quería hablar con el secretario, y la respuesta fue que andaba muy ocupado.
Además, la convocatoria fue hecha fuera de tiempo. Debió haber sido formulada desde el principio del gobierno, y si tanto les urgía y les interesaba ahora, debieron haber convocado por lo menos a un diálogo previo en el que hubieran escuchado las posiciones de los diferentes partidos.
Pero se advierte que no hay interés en dialogar, ni con los partidos ni con el resto de los sectores.
Escuché de algunos dirigentes partidistas que sería bueno, por parte del gobierno, que convocara al diálogo a todos pero después de las elecciones. No se ve que vaya a ocurrir.
Sigo escuchando de personas cercanas al grupo que gobierna, que ellos son diferentes. Tal vez a eso se deba que minimicen la no asistencia de la oposición más fuerte al acto de ayer. Pero, sin duda, habla de un fracaso. Del fracaso del diálogo, porque ni siquiera lo hay.
Se está a la mitad del gobierno, faltan tres años (a reserva de lo que diga la consulta sobre la revocación del mandato del gobernador dentro de un año) para que concluya la actual administración. Creo que todavía se está a tiempo de convocar a un amplio diálogo, los problemas de Veracruz lo exigen, a un diálogo desprovisto de la sospecha de que se quiere para utilizarlo con fines electorales favorables al gobierno.
Hoy, cuando el gobernador le entregue al presidente su informe y vea que faltan las firmas de los más importantes, AMLO sabrá que políticamente no se están haciendo bien las cosas en Veracruz, que algo está fallando y querrá saber por qué o por quién. La convocatoria de ayer, por más que pretenda justificar lo injustificable, fue un fracaso.
Un fracaso cuyo responsable directo es el secretario de Gobierno, el operador político, el que debiera tener los canales abiertos y en los mejores términos, con todos los partidos y sus dirigentes, el que debiera entregar las mejores cuentas a su jefe, el que debiera ayudarlo a presentar los mejores resultados al presidente. Ya se vio ayer que no le sirve.
Sigo pensando que la única carta que tiene el gobernador para entablar diálogo y negociación con las diferentes fuerzas políticas es el diputado Juan Javier Gómez Cazarín. Le es leal, a toda prueba, y ha aprendido ya, tanto que tiene en un puño a los opositores en el Congreso, y hasta contentos. Sería la carta emergente para sustituir a Eric Cisneros si Ricardo Ahued o Manuel Huerta no tuvieran interés.
Ayer quedó delineada ya la oposición sin reservas, integrada por los partidos PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano, Podemos y Todos por Veracruz, estos dos últimos nuevos partidos, que marcaron su distancia y su independencia, lo que seguramente les será reconocido por su electorado.
Se sabe que hubo amenazas, intentos de apretones para algunos, para que fueran a firmar. Los más importantes se negaron. Se mantuvieron firmes. Al final, si desde el palacio de gobierno no hay quien con sensibilidad política intente un diálogo respetuoso y con reglas claras con este bloque, puede desembocar en un frente amplio, de hecho y de derecho, que puede crecer como una bola de nieve en caída de aquí a 2024.
Sobre la pregunta inicial, no creo que cambie en nada la situación política que prevalece porque se haya firmado, o no, un acuerdo. No era necesario. Tienen razón los partidos que argumentaron con que basta con lo que ya está normado y que se observe, que se cumpla. Si acaso, lo de ayer sirvió para dejar claro al electorado, y a los medios, qué partidos jalan y van a jalar con el gobierno y a apuntalar a Morena.
Cargo, de abogados penalistas, a Proseso Ramírez García
En un acto programado para el jueves 24 de marzo, a las 12 horas, el abogado penalista, maestro Proseso Ramírez García, rendirá protesta como delegado regional del Colegio Nacional de Abogados Penalistas, A. C., para varios estados del país.
Su responsabilidd abarca los estados de Puebla, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo, Guerrero, Veracruz, el Estado de México y la Ciudad de México.
Será la presidenta del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Veracruz, Isabel Inés Romero Cruz, quien le tome la protesta.
La invitación a seguir el acto vía zoom (ID 897 1647 8162, contraseña 057658) la hace el maestro Gilberto Farías Morales, presidente del Colegio.