Aperitivo: “La vida es una tómbola. Hay premios buenos, hay premios malos, y todos los boletos son caros.” (Héctor Zagal). ¿Algo les recuerda?
Va de nuez: ¡aguas con el agua! El pez por la boca muere, pero ahora ni agua tendrán, acaso sólo agüita contaminada. Un caso para Sherlock Holmes: ¿Quiénes están contaminando el agua? ¿Por qué hay escasez de agua? ¿Habrá consecuencias para la humanidad? El desmadre ya está hecho. No sabemos ni por dónde nos vendrá el madrazo final. No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, ¿o no, John Lennon? Así somos, ya nada significa ahogarse en un vaso de agua… ¡Eso quisiéramos! ¡Tener un vaso con agua! ¡En qué maldito momento se nos fue el paraíso, como agua entre las manos! ¿Paraíso? ¿Pos ‘onde estamos?
El 22 de marzo es Día Mundial del Agua. Y otra vez a jugar a la gallinita ciega (¿y el gallo). Nada por aquí, nada por allá. Ya se la saben: ¿Que le dijo un pez a otro? Nada. Eso, precisamente: … Gracias, Sherlock Holmes.
Mi entrañable poeta Fernando Pessoa, alguna vez utilizó la palabra “Hiperacuidad”, sin darnos pistas de su significado –¡así son los poetas!-, y me quedé pensativo. Deduje que quizás era un malabarismo de palabras. No me malinterpreten: un juego de palabras poéticas. ¡Una licencia poética, vaya! Tons, según yo, Pessoa pegó “hiper” con “vacuidad”: hiperacuidad. Excelente: la hiperacuidad del mundo. Vacío, hueco… Ahora sin agua.
Vayan datos para que se contenten. Según la Universidad Politécnica de Madrid y la ONU para la Alimentación y la Agricultura, hay 5 productos de consumo que están acabando con el agua. A saber –¡No oigo, No oigo, Soy de palo, Tengo orejas de pescado!-: 109 litros para un vaso de vino de 125 ml; 5 mil y 20 mil litros para 1 kg de carne de vaca; 74 litros para un vaso de 250 ml. de cerveza; 80 litros para 150 gramos de naranja; 255 litros para un vaso de 250 ml. de leche; 700 litros para una barra de chocolate de 100 gramos; 2 mil 130 y 3 mil 078 litros para una pieza fabricada de jeans de mezclilla. Ahí nada, pescadito.
Por otro lado, dice la ONU que “menos de la mitad de lo que el mundo paga cada año por agua embotellada -unos 270 mil millones de dólares -sería suficiente para asegurar durante años el acceso a agua del grifo potable para cientos de millones de personas que la necesitan”.
Representantes de varios organismos públicos, políticos, investigadores y etc., se preguntaron: “¿Por qué sigue habiendo 2 mil personas que no tienen acceso al agua potable?” Sostuvieron que la clave es la necesidad. “Mientras que en los países ricos el agua en botella se ve como un bien más o menos de lujo, con mejor sabor que la del grifo, en muchos países pobres de Asia o del África subsahariana es la única forma segura de consumir agua, lo que genera mercados fértiles para las compañías embotelladoras”.
Y así al infinito… ¿Cuál infinito? Al paso que vamos, le daremos la razón –¿tenemos uso de razón?- a mi Amado Nervo: “Una de las reflexiones más dolorosas que pueden hacer los enfermos incurables es la de que en el mundo existe remedio para su mal: una planta, el agua de una fuente, un paraje con determinadas condiciones de clima, un alimento especial, una fruta… y que sin saberlo pasaron quizá muchas veces cerca de ese remedio infinitamente anhelado, a pesar del cual deberán morir en breve.”
Pero tiene razón Héctor Zagal: “La idiotez es soluble en agua. Una ligera lluvia basta para que la gente maneje con torpeza”. O lo que es lo mismo, no hay pedo, la última y nos vamos.
Los días y los temas
Vaya, vaya… El 21 de marzo es Día Internacional de los Bosques, Día Internacional del Síndrome de Down, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial y más. De pilón, se conmemora el natalicio de Benito Juárez… ¡Chin! ¿Y en qué momento festejaré el Día Mundial de la Poesía? Además, ese día trabajo, como casi, casi, casi todos los días.
De cinismo y anexas
Un fragmento del poema “Agua nocturna”, de Octavio Paz, pal paladar más exigente, sediento de poesía:
“Si abres los ojos,
se abre la noche de puertas de musgo,
se abre el reino secreto del agua
que mana del centro de la noche.
Y si los cierras,
un río, una corriente dulce y silenciosa,
te inunda por dentro, avanza, te hace oscura:
la noche moja riberas en tu alma.”
Hasta la próxima.