La incultura de Nahle y su ocurrencia por desaparecer la Secretaría de Cultura

’12/03/2025’
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* Turismo y cultura no tienen nada en común

* La ocurrencia, fruto de la ineficacia de las titulares de Cultura y Turismo

 

Marco Antonio Aguirre Rodríguez

 

Definitivamente, la gobernadora Rocío Nahle tiene un cuerpo de asesores bastante deficiente.

Es por eso que ahora quiere desaparecer a la Secretaría de Cultura, poco después de un año de creada y sin que la misma haya funcionado a plenitud.

La creación de la Secretaría de Cultura de Veracruz fue una de las pocas obras buenas que realizó Cuitláhuac García. Tal vez la única.

Ahora ante la ineficacia de dos de las funcionarias que la gobernadora Rocío Nahle designó, Dulce María De la Reguera Gómez (alias Nena de la Reguera), en Turismo, y María Xóchitl Molina González, en Cultura, quiere desaparecer a la Secretaría de Cultura, porque le parece poco importante.

Su argumento para hacerlo muestra la visión banal que rige sobre la cultura:

“Es imposible separar la promoción turística de nuestra vasta y rica cultura. Somos un estado con mucho que mostrar y promover, por eso he decidido volver a fusionar en una sola secretaría lo que es Turismo y Cultura”.

Eso muestra una corta visión de lo que es la cultura, constriñéndola sólo a atractivo turístico, a souvenir par turistas, a espectáculo de entretenimiento para visitantes.

Pero la Cultura es mucho más que las tradiciones y costumbres.

Rocío Nahle bien pudo (o puede todavía) aprovechar a la Secretaría de Cultura para darle brillo a su gobierno.

Sólo necesita dos cosas para ello:

  1. Alguién que realmente le de brillo a la creación cultural y artística en Veracruz.
  2. Destinar los recursos suficientes

La cultura bien llevada, siempre, le ha dado lustre y brillo a cualquier gobierno.

Eso lo han entendido desde los inicio de la civilización.

Para no ir muy lejos, los reinos indígenas que había antes de la llegada de los españoles lo entendían muy bien y por eso propiciaban el tener magníficos escultores, pintores brillantes y poetas lúcidos, tanto que Netzahualcoyotl fue el “Rey Poeta”, por su manejo resplandeciente de la palabra, además de filósofo.

Eso era arte, pero también cultura.

Siempre han sido notables los mecenazgos en la creación cultural, en todo tiempo y en todos lados.

Porque el arte, en todas sus expresiones, va conformando la cultura de cualquier pueblo.

Tan sólo con esto es suficiente para explicar porque la cultura no debe estar manejada con una visión de turismo, porque son dos cosas distintas.

La cultura es mucho más que las artesanías indígenas que se quieran vender.

La cultura también la gran obra escultórica o pictórica que va a las exposiciones internacionales.

El enseñar a los niños a ver y apreciar las artes plásticas les da una mayor sensibilidad social que redundará en una mejor comprensión de los problemas sociales cuando sean adultos.

Los turistas no llegan buscando la gran obra de arte, porque eso no es parte de los “recuerditos” que pueden llevarse.

Pues sí, sí puede serlo.

Un ejemplo:

La araucaria gigante que está en Xalapa, en el cruce de las calles Lázaro Cárdenas y la confluencia de las avenidas Araucaria y 20 de Noviembre, ya es un símbolo de la capital del estado.

Es parte del paisaje urbano.

Es parte de la cultura visual ya generada.

Y ante esa identidad se venden llaveritos y otros recuerdos de Xalapa con su imagen.

La cultura es el zapateado al ritmo del son jarocho y el son huasteco, pero también es la creación de nuevas formas de expresión artística.

La Universidad Veracruzana en un tiempo destacó por la calidad con la que egresaban sus alumnos de la Facultad de Danza en Danza Contemporánea.

Cultura son los versadores de improvisación de son jarocho, que abundan, pero también los jóvenes versadores que improvisan al ritmo del regeton y el hip hop.

El talento ahí está, pero requiere de pulirse.

Y para eso debe servir una Secretaría de Cultura: Para promover la creación de todas las expresiones artísticas, pero igualmente la preservación de las tradiciones en cada una de las mismas.

Vaya, incluso para hacer mestizajes que den paso a cosas nuevas, que recreen las tradiciones, pero que muestren la creatividad, como el gran montaje de “Jarocho”.

“La cultura es el conjunto de símbolos, creencias y formas que dan sentido a la vida de una sociedad” ; O sea es todo; es el futuro de la sociedad, porque se va construyendo sobre su presente, pero también es el pasado sobre el que está fincada.

Por eso, reducir la cultura a solo un área de interés turístico es un error.

“La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir”, decía Carlos Fuentes.

Es el vínculo entre el pasado y el presente. Es la herencia que define a las sociedades, no un atráctivo turístico más.

O como decía el gran José Vasconcelos: “La cultura es el refinamiento del espíritu humano a través del conocimiento y el arte”.

Y el conocimiento no siempre es turísticos, pero siempre es creativo.

O como decía el gran filósofo y ensayista de la lengua española, José Ortega y Gasset: “La cultura es el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee. Mejor dicho, el sistema de ideas en que vive cada tiempo”.

Por eso, reducir la cultura a sólo lo que creemos que es atráctivo para el turismo es un craso error.

Así pues, si la gobernadora decide enmendar y poner al frente de la Secretaría de Cultura, a alguien que realmente le de lustre y brillo a la creación cultural y artística en Veracruz, estará dándole resplandor y presencia a su gobierno.

¿Acaso no es eso lo que quiere para ser recordada como una gran mística?

Del turismo, la actividad lo que requiere es a un promotor empresarial y a un gran difusor de imagen.

La cultura, bien llevada siempre atraerá turismo.

Y la forma de atender al turismo, también es cultura.

No todo es hacer negocios con todo en un gobierno.

Y, por favor, no vaya a poner al frente de las dependencias a otra persona sólo por amiguismo.

Tome lo ya vivido como muestra de que es mejor tener a funcionarios eficaces que a dizque “amigos” leales.

Para gobernar no hay que ser experto en todo, pero si poner a expertos que hagan bien las cosas en cada área.

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