Volver al origen para proyectar un futuro en donde tradición e innovación converjan, lo nuevo con la experiencia acumulada interactúen, actuantes y espectadores compartan sueños, anhelos, frustraciones y de comunión con la danza de la vida. Danza y canto que (con) mueve el recuerdo, la alegría, la identidad y el orgullo de pertenecer a la comunidad que respeta, admira y reconoce la obra de los mayores.
La función del jueves 25 de abril de 2019, “Raíces del Pueblo. Cantos y danzas de Veracruz”, marca el inicio de la gestión de Julio César Flores Prado al frente del Ballet Folclórico de la Universidad Veracruzana. Arranque que tuvo como testigo a más de mil asistentes en la Sala Grande del Teatro del Estado Gral. Ignacio de la Llave-Ver. Público de distintas edades que mostró satisfacción plena con cada cuadro coreográfico que integra este que es considerado el primer —y quizás hasta ahora único— programa formado solo con tradiciones del folklore veracruzano. Propuesta escénica que sorprende por la forma en cómo su creador, Miguel Vélez Arceo, logra sintetizar expresiones de la vida cotidiana de la cultura Huasteca, Totonaca y del Sotavento.
Las (re) creaciones coreográficas, asociada con la música interpretada por el grupo Tlen Huicani, fundado por Alberto de la Rosa Sánchez, produjo un cruce de estados afectivos en los espectadores que se expresaba al inicio, durante y al final de cada ejecución. Manifestaciones que indudablemente debió ser un estimulante para todos los (co)partícipes en este acto prístino que, de alguna manera, les hizo ponen rodilla en tierra para reconocer y agradecer el legado del fundador del Ballet Folklórico de la UV, les dejó. Herencia, que como se observó, que sigue promoviendo la cohesión entre las agrupaciones dancísticas, así como entre los nativos y naturalizados.
Bailarines, músicos y público me parece han sellado un pacto que espero dure muchos años. Pacto que no solo se concreta con salvaguardar y presentar dignamente los programas creados por Miguel Vélez Arceo, socializar su concepción estética y visión escénica, o asistir religiosamente a todas las presentaciones; sino también exigir que la danza tradicional —autóctona y mestiza— sea (re) valorada; que sus hacedores originales cuenten con insumos y apoyos para seguir ofrendando “su labor” a la deidad tutelar dadora de los frutos de la tierra.
La esencia de la danza escénica folklórica está en las fiestas o plegarias de los pueblos originales, en su relación con la naturaleza física y natural; en el día a día del hombre y la mujer que enfrenta situaciones de marginación, pobreza, discriminación y abandono. Nada tiene valor ni sentido sin que se reconozca al otro, se valide su obra y se compartan logros.
Hoy que empieza una nueva etapa en la historia del Ballet Folklórico de la UV, en el rescate de algunos de los programas señeros de la agrupación: Fiestas de México, Retablos de provincia, Homenaje a México, Contrastes, Alma nacional, Latinoamérica es, Así es México, Colores de ayer, Esencia y consecuencia, De la marimba al son…, y en la creación de espectáculos originales, hay que tener presenten el respeto que siempre mostró Miguel Vélez Arceo por los usos y costumbres del pueblo, sus formas de expresión y participación comunitaria. Dar al pueblo lo que es del pueblo, regresar algo a los dueños originales, me parece que también dignificará la obra y legado del maestro de muchas generaciones.
Raíces del Pueblo. Cantos y danzas de Veracruz mostró a propios y extraños la magistratura en la forma de tejer historias de Miguel Vélez, el uso del espacio y el conocimiento de los tiempos escénicos. Con un aire de nostalgia, este espectáculo es una muestra de que lo bien hecho tienen la posibilidad de alcanzar el estatus de “un clásico”. Toca al directo, bailarines, músicos, utileros, escenógrafos y todo el personal involucrado en el hecho escénico, que se cumpla. El culto y respeto a los mayores, de lo que habló en su momento Confucio, me parece que quizás sea un medio para (re) tejer las relaciones sanas entre los grupos sociales. Seguir la estela que los mayores nos marcaron es una buena iniciativa.
