Como todos sabemos, la recuperación económica de nuestro país tendrá este 2021 como su principal motor de propulsión a su sector externo, que en el contexto internacional significa que el T-MEC, junto con las remesas de los migrantes mexicanos, servirán de fuerza de tracción que permitirá impulsar la recuperación de la economía mexicana; de esta manera, gran parte del comportamiento recesivo de la misma, que anduvo casi en los -8.5 % de crecimiento en el 2020, pero que en el presente año del 2021 podría llegar a alcanzar de acuerdo a los expertos, una tasa de recuperación de entre el 4 % y el 5 %, que todavía se considera muy baja, si se aprecia que volveremos a tener niveles de crecimiento económico equiparables a los de 2018, hasta los años 2023 o 2024.
Aunque ya para finales de 2019, se contabilizaba un decrecimiento casi negativo de la economía nacional, este decremento se aceleró cuando entró a impactar la salud de los mexicanos en el 2020, el flagelo de la pandemia de COVID-19, que al igual que casi todos los países del mundo, vino a derrumbar las tasas de crecimiento de los mismos; de acuerdo a estos referentes, resulta conveniente que tengamos formas de medir las variables económicas, para comprender con ciertos indicadores los avances o retrocesos de la economía mexicana; de esta manera, apuntábamos en la entrega precedente que la forma como se utilizan los instrumentos cuantitativos…”tiene sentido desde nuestra óptica, en virtud de que son precisamente las variables económicas junto con las decisiones políticas, las que estamos observando y tratando de medir, que nos permiten visualizar de inicio, el comportamiento y derrotero de la economía mexicana”…
Bajo este tenor, las tendencias de los indicadores actuales de México, nos están indicando un rumbo, que más bien se antoja ominoso como lo siguen mostrando y como parece que seguirán señalando, los indicadores respectivos de crecimiento, ingreso, desempleo, niveles de pobreza, descenso de las importaciones y exportaciones del país, el avance en el crecimiento de la inflación, el decrecimiento del sector turístico, la caída en los niveles de inversión, la difícil situación financiera de las empresas paraestatales del gobierno federal, etc., comienzan a dibujar un panorama no muy halagüeño para los mexicanos.
Quisiéramos equivocarnos, pero escuchando las opiniones de personajes de la talla de Roger Bartra, Enrique Krauze, Jesús Silva Herzog Márquez, Denisse Dresser, Luis Carlos Ugalde, José Woldenberg y muchos otros, por mencionar solo algunos de los más reconocidos, incluso a nivel internacional, no dejan lugar a dudas de que el devenir futuro de nuestro país, habrá que observarlo con reservas y tal vez con pesimismo.
En el ámbito de la cosa económica, esperamos que haya coherencia y atingencia en las tomas de las decisiones para conducir los hilos de la economía de México, que permitan encarar el horizonte cercano con entusiasmo y optimismo, porque de otra manera significaría que no tenemos remedio como país, lo que resulta inaceptable y muchos mexicanos rechazamos, por lo que hacemos votos que más bien, sea con un certero golpe de timón, que podamos enfrentar las dificultades que se vayan presentando, de aquí en adelante y con mayores bríos, en beneficio de todos nuestros compatriotas.
Afortunadamente, en el escaso espacio de maniobra que nos queda, desde la perspectiva económica, podemos destacar que visualizamos varios espacios de recuperación económica, de los cuales por lo pronto mencionamos dos espacios de maniobra que nos seguirán trayendo sin duda, mayores niveles de bienestar para el grueso de los mexicanos, que bien manejados le traerán a corto y mediano plazo, una mejora sustantiva en los niveles de vida a toda la población de México, que cambiarán el derrotero actual.
Un aspecto relevante como ya lo hemos reiterado, lo podemos focalizar en la oportunidad que se le presenta a México, para seguir aprovechando las ventajas que nos ofrece el T-MEC, para realizar un comercio ventajoso para sendas partes, tanto con los Estados Unidos de América como con el Canadá. Asimismo, otro aspecto que bien administrado es de suma utilidad para nuestro país, es mediante el uso y destino de las divisas que aportan las remesas de los migrantes, ya que significan una entrada de capitales que evidentemente nos sirven para paliar los problemas de balanza de pagos que pueden surgir, amén de los altos niveles de pobreza que enfrentan los grupos receptores de las mismas, pero que son recursos que tradicionalmente han apuntalado sus economías, dentro de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad.
Un sector que merece especial atención es el sector primario, aunque de menor relevancia en su contribución al PIB nacional, que actualmente cuenta con una balanza superavitaria con el exterior y todo indica que así habrá de continuar, que por lo mismo seguirá siendo factor de contribución, a la estabilidad de la población que vive del campo. Por otra parte, la falta de la inversión privada en la economía, sobre todo en las manufacturas, requieren sobretodo de confianza para poder ir compensando los déficits de trabajos productivos. El sector turístico, todavía tardará en repuntar. Para las zonas costeras, el proyecto Mapmarypor es un modelo de contribución al desarrollo regional, que no es oneroso para México.
El home office, las energías limpias, la protección y el cuidado del medio ambiente, el comercio digital tanto interno como externo, la inteligencia artificial, son parte del entorno que rodea al T-MEC y es imprescindible avanzar en ese sentido; por ejemplo, Google de México, estima que solo alrededor del 30% de las empresas del país, cuentan con acceso a Internet, mientras que en USA y Canadá representan el 100%.
Por último, es importante destacar que el T-MEC ya cuenta con un capítulo especial sobre el comercio digital, por lo que no podemos soslayar que la brecha tecnológica se agrande, so pena de abandonar a los mexicanos a su suerte. El desarrollo del T-MEC va ligado a los tiempos de la economía digital que es lo de hoy, por lo que no podemos pensar que podemos evadir esta responsabilidad. Todo, sin considerar los efectos del Covid-19.
Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.