Vivir en el Golfo
Por Rodolfo Herrera
Permitir que la doctora Sara Ladrón de Guevara se reelija en el cargo como rectora de la Universidad Veracruzana, es premiar al mismo mal que aqueja a la democracia mexicana, volverla a imponer es darle continuidad a lo que ya todos conocemos ampliamente.
Y es que hoy en día se habla de una elección del rector de la universidad Veracruzana, cuando en realidad se trata de una designación sin ningún viso de democracia, porque solo son 9 personas las que decidirán si Sara Ladrón de Guevara se va o se queda en el edificio de rectoría.
Los miembros de la Junta de Gobierno que eligirán al nuevo rector, hombre o mujer son: la Doctora Jaqueline del Carmen Jongitud Zamora en su cargo de presidenta,
le siguen el secretario Doctor Ricardo Corzo Ramírez y los Doctores Jaime Gonzalo Cervantes de Gortari, Mauricio Merino Huerta, Jorge Martínez Contreras, Carlos González Gándara, Federico Roesch Dietlen y Elena Rustrián Portilla.
Esta honorable y distinguida Junta de Gobierno está conformada así desde el pasado mes de mayo de 2017 y en teoría, porque uno nunca sabe, no cobran sueldo pues su representación es honoraria, pero fueron elegidos estando Sara Ladrón de Guevara como rectora de la UV y designarán al nuevo rector, o sea podrían volverla a imponer.
En la designación, que no elección, participan como aspirantes siete distinguidos académicos, Jorge Manzo Denes, Ragueb Chaín Revuelta, Manlio Fabio Casarín León, Josué Cortés Zarate, Rocío Córdova Plaza, Sara Ladrón de Guevara, Rocío Ojeda Callado, estas dos últimas como las principales contendientes.
Otra ventaja que Sara Ladrón de Guevara tiene a su favor, es la ya entrañable amistad que tiene con el dirigente priista de los catedrátios universitarios, Enrique Levet Gorozpe, conocido como "El Papo", quien por cierto mantiene amagada la Junta de Consejo de administración del Instituto de Pensiones del estado, el IPE y que conjuntamente han pasado por encima de derechos de trabajadores en el manejo preferencial de asignación de plazas.
Un ejemplo, la maestra María del Carmen Pablo Chui quien con 20 años como profesora de la Facultad de Trabajo Social del campus Minatitlán, el 28 de agosto del 2014 ganó la asignación de una plaza completa con un puntaje de 1238 puntos, sin embargo, la plaza no le fue otorgada y manifestó su inconformidad en la sala magna del Consejo Universitario General el mes pasado, pero no fue escuchada.
Otro de los errores de Sara Ladrón de Guevara es impedir la correcta operación de la universidad, la falta de transparencia en los procesos, manejos poco claros en la asignación de plazas y cierta opacidad para reaccionar ante los conflictos financieros.
Durante los recorridos que los aspirantes a la rectoría han hecho, se han encontrado con dos vicios de corrupción simulada por los ciclos académicos, como esa de hacer campaña en plenas vacaciones donde los alumnos están ausentes, además de que se les ha presionado a los académicos para que no escuchen las propuestas de los aspirantes, en una actitud netamente porril, de lo cual ha denunciado ampliamente la aspirante Rocío Ojeda callado.
Ladrón de Guevara antes de ser rectora era maestra investigadora y directora del museo de antropología, actualmente siendo funcionaria pública cobra en el Sistema Nacional de Investigadores del cual forma parte sin producir investigación.
El asunto es claro, de seguir Sara Ladrón de Guevara en rectoría, las cosas seguirían igual, sin cambios, con los mismos vicios y sin resultados, por ello a la Universidad Veracruzana le urge un cambio Ya Ya Ya.
LA JUNTA DE GOBIERNO, CON LA RESPONSABILIDAD
A la Universidad Veracruzana le hace falta un cambio de rumbo, una administración menos política y más sensible a los tiempos, mas cerca de los auténticos formadores de profesionales en las aulas, con más investigaciones serias y de resultados, con el prestigio que en el campo laboral los egresados se deben ganar por el peso de su esfuerzo y no por el respaldo de su amada casa de estudios, de lo cual el único responsable es el sistema acomodaticio que la mantiene secuestrada, es urgente una rectoría con más respeto al alumnado al que con sus mentados planes académicos se les veta al derecho a formar generaciones de compañeros, hermanos, amigos para toda la vida, hace falta una rectora con más apego a la comunidad universitaria y menos compromiso con las aspiraciones políticas, sin esperar que la vea el gobernante que se va, o que la observe el que llegó. en pocas palabras, una administración más humana.
Esa administración la puede lograr un académico que haya caminado de la mano del riesgo y entre los siete aspirantes, hay seis que podrían cambiarle el rumbo a la universidad, caras nuevas, nuevos retos, sin duda todos son honorables, pero si me preguntan, como egresado de la Universidad Veracruzana y por los logros y compromisos humanos que le conozco, les puedo decir que la ex directora de la facultad de Ciencias de la Comunicación y ex presidenta de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, Rocío Ojeda Callado, podría cambiarle el rostro a la universidad, pero ello, depende la decisión que tome la Junta de Gobierno, si es que decide apostarle por un cambio.
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