Circula redes sociales el rumor de que Cuitláhuac García dejaría la gubernatura de Veracruz para ocupar la dirección de Pemex en lugar de Octavio Romero Oropeza. La versión agrega que tras los escándalos en la paraestatal por los millonarios contratos a Felipa Obrador, el presidente optaría por Cuitláhuac y le daría las gracias a su compañero de lucha de tantos años.
El trascendido por supuesto es falso, lo mismo que el rumor de que Ricardo Ahued entraría en sustitución de Cuitláhuac. Ojalá esto fuera cierto porque despresurizaría la olla de descontento que hay por el mal gobierno que está haciendo el ingeniero mecánico y le aligeraría la carga a Morena para las elecciones del 2021.
Pero al parecer no será así.
¿Quién soltó el borrego? Todo apunta a la secretaría de Gobierno y a su titular Eric Patrocinio Cisneros.
Pero fíjate lector lo que son las paradojas. A pesar de que los días pasan y no se ve por dónde López Obrador le pida su renuncia a Cuitláhuac que está llevando a Veracruz al desfiladero. Lo que es casi un hecho es que dentro de poco los que se irán a sus casas serán el propio Secretario de Gobierno y el titular de Salud Roberto Ramos Alor.
Eric Cisneros no ha podido con el paquete que le pusieron encima. A pesar de lo que él mismo presume, nunca ha conciliado con los alcaldes (la mayoría lo detesta con toda el alma) y se ha entrometido hasta la saciedad en asuntos que no son de su incumbencia.
“No concilia, pelea; no dialoga, grita; no sugiere, amenaza” me dijo un presidente municipal de Morena que en público lo aplaude pero en privado lo abomina.
En el caso de Roberto Ramos Alor, es el funcionario que más observaciones tiene sobre la Cuenta Pública del 2019 donde salió muy mal parado. Se habla incluso de un presunto desfalco de varios millones de pesos que no ha podido comprobar.
Por otra parte (lo dije anteriormente), ha puesto a la entidad en los primeros lugares a nivel nacional en dengue, VIH, influenza y coronavirus. Quitárselo a Cuitláhuac sería hacerle un favor a Veracruz.
Se dice que las “renuncias” de estos dos individuos ya están en el escritorio de Andrés Manuel López Obrador debidamente redactadas y lo único que falta es la firma de los interesados.
¿Servirán para que suban los bonos de Morena en la entidad? Difícilmente. La clave, dicen los que saben, es que se vaya Cuitláhuac.
Y Cuitláhuac podría hacerles el favor.
Hace unos meses y a propósito de este par de renuncias, dijo (en uno de esos arranques de soberbia que le son tan frecuentes) que si Eric y Ramos Alor se iban, él se iría con ellos.
¿Se sostendrá en su palabra si las dimisiones se hacen efectivas?
Una cosa es cierta; es más fácil que Hugo López-Gatell se vaya como consejero epidemiológico de Joe Biden, a que López Obrador se deshaga de su casi hermano Octavio Romero Oropeza y menos para reemplazarlo por Cuitláhuac García.
Lo que sí es un hecho es que el tiempo apremia a Morena en Veracruz. Si el tabasqueño decide aguantar a Cuitláhuac lo que resta de su mandato, perderá el Congreso local en el 2021 y de ribete la gubernatura en el 2024.