MARZO: MES INTERNACIONAL DEL TEATRO. (III)

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Menandro: El arbitraje.”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En las comedias de Menandro el tema de la violencia contra la mujer es muy recurrente. Nos ubicamos en la parte final del siglo IV a. C., y el comediógrafo griego ya exhibía la conducta machista, misógina, arrogante y autoritaria del hombre, esto incluye describir la posición desventajosa de la mujer, aclarando que, en estas piezas la mujer no soporta las injusticias, al contrario, mantiene una posición digna y busca defenderse pese a la desigualdad con la que era tratada. Lo anterior lo analizaremos en la obra: “El arbitraje”, otra de las obras incompletas que nos llegaron de Menandro.

Carisio es un hombre rico, en la sociedad griega existía la esclavitud, por lo mismo, Carisio contaba con esclavos como Onésimo y todo un grupo de trabajadores que estaban a su servicio. Los hechos no aparecen en la comedia tal como aquí se los narraré, lo importante es adentrarnos en la historia y destacar esos momentos claves que representan toda una crítica a posturas machistas que en muchos casos están vigentes. Esta pieza se escribió hace más de 2500 años, y la mujer sigue siendo maltratada, violentada, las pruebas día a día saltan a la vida.

Carisio asistió a una fiesta llamada las Tauropolias. A estas fiestas acudían preferentemente mujeres, con la característica de que muchas de ella eran mujeres que no habían conocido hombre. Carisio embriagado tomó para sí a una de las jóvenes que se divertía en la fiesta, por ahora lo único que sabemos por Habrótono es que: “-No sé, porque se perdió cuando estaba allí con nosotras; luego, de repente, volvió sola llorando, se tiraba de los pelos, con su hermosísimo y fino vestido tarentino enteramente destrozado, ay dioses, hecha un puro andrajo.” La fiesta terminó y seguramente Carisio amaneció en su casa con la resaca de la bebida encima, más con el recuerdo de haber poseído a una bella mujer. Imagino que, sin remordimiento de consciencia, ya que el hombre siempre ha creído que la mujer es para poseerla, para chingarla. Es una cuestión cultural que representa un enorme atraso y muestra lo bárbaro que continuamos siendo. Los meses pasaron y Carisio se casó con la bella Pánfila. Momentáneamente aquí dejamos a estos personajes y vayamos a conocer el conflicto entre Daos y Sirisco.

Daos se encontró a un bebé recién nacido. El niño estaba abandonado con un anillo y otras prendas. Daos maldecía la suerte de haber hallado a ese bebé debido a que no contaba ni con la paciencia, ni con los recursos materiales para criarlo y educarlo. Un día se topó con Sirico y la platicó su desgracia. Sirico y su esposa le rogaron a Daos que les concediera al niño, ellos se comprometieron a cuidarlo y educarlo, agregando que siempre habían deseado tener un hijo, de hecho, el único hijo que procrearon murió al poco tiempo de nacer. Daos con gusto se quitó el peso de encima y entregó al niño, eso sí, sin ninguna de las joyas ni las prendas con la que lo encontró. Al paso de los días Sirico se enteró que al niño lo había encontrado con ciertos bienes, inmediatamente fue a reclamarle a Daos y éste no estaba dispuesto a entregárselos, el argumento de Daos consiste en que él se había encontrado con todo y decidió darle sólo una parte, es decir, al niño, pero que mantenía el derecho de permanecer con las joyas. Aquí es donde los personajes solicitan la intervención de un mediador, ingresa a escena Esmícrines, quien es el padre de Pánfila.

La resolución fue muy sencilla, el niño debía quedarse con Sirico y su esposa. En esta parte hay una puntual descripción del espíritu materialista e insensible de Daos. El ser humano es lo que menos importa, lo que más valora son los bienes materiales a los cuales se aferra y trata de defenderlos a toda costa. Una vez conocida la resolución, Sirico recibió las joyas del niño, en ese mismo instante cuando hacía un recuento de los bienes, pasó a su lado Onésimo, el esclavo de Carisio. Onésimo descubrió que el anillo que tenía Sirico era de su amo. Aquí empieza otro conflicto, Onésimo se queda con el anillo y le demostrará a Sirico que el anillo es de su amo. Empero, recuerda que su amo perdió ese anillo en la fiesta donde abusó de una joven virgen, la misma que le destrozó el vestido. El problema consistía en que, si se descubría este secreto, su amo estaría obligado a casarse y reconocer al niño.

La trama se va complicando más, porque Carisio ya estaba casado con Pánfila. Al poco tiempo de casado, Carisio emprendió un largo viaje y al retornar descubrió que su mujer había tenido un hijo, mismo abandonó. Habrótono es una hetera que vive en la casa de Carisio, esta bella mujer es fundamental para que todo este embrollo se vaya aclarando. De entrada, Onésimo le platica que el anillo de su jefe lo encontraron en el cuerpo del niño, lo que implica que el niño debe ser el hijo de la mujer que fue violada por Carisio. Ayudará mucho para intentar descifrar el caso que Habrótono logró ver el rostro de la bella muchacha violentada, está segura que con sólo verla, la recordaría. Carisio al retornar del viaje creyó que su mujer tuvo un pequeño desliz y, derivado de éste, se embarazó. Aun así, él recordaba que en su reciente pasado había actuado muy bajo abusando de una joven virgen y por ese acto ha decidido perdonar a su mujer. Parecer ser que existe una reconversión de este personaje.

Habrótono al inicio se hace pasar por la madre del niño abandonado y piensa en una extraordinaria estrategia. Ésta consiste en poseer el anillo del niño y decirle a Carisio que ella no era hetera cuando él asistió a la fiesta y a la joven que violó fue a ella, este plan lo hizo con la única intención de ganar tiempo en lo que encontraba a la mera madre. Pánfila desesperada creía que Carisio la abandonaría y se quedaría con la astuta Habrótono. El momento culminante es cuando Esmícrines va avergonzado a buscar a su hija para llevársela, la obra está incompleta, pero, queda muy claro que al instante en que Habrótono ve a Pánfila descubre que es la verdadera madre del niño.

La hetera le narra todo a Carisio y a Pánfila, los hechos son tan puntuales y comprobables, que no se tiene la menor duda de que la mujer violada por aquel joven ebrio, son los actuales esposos Carisio y Pánfila. En la obra no conocemos el final, posiblemente los personajes se abrazan, se perdonan, y la hetera es recompensada con la liberación de la casa y los lazos de Carisio. Como en las mejores historias románticas, imaginamos un final feliz, lo que incluye que el niño abandonado crezca con sus verdaderos padres, sin embargo, esto no evita remarcar que la historia relata la eterna violencia contra las mujeres, y, que un dramaturgo como Menandro lo denunciara en aquel contexto, ya era un gran avance, no obstante, los males continúan.

 

Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com

Twitter@MiguelNaranjo80

Facebook: José Miguel Naranjo Ramírez

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