*Sin políticas para enfrentar desempleo
*Con austeridad quiebra de empresas.
NO ES que el Presidente Andrés Manuel López Obrador le tenga fobia a los conservadores –que según el diccionario de la lengua española, conservadurismo es la doctrina política que defiende el mantenimiento del sistema de valores políticos, sociales y morales tradicionales, y se opone a reformas o cambios radicales en la sociedad- sino que, en realidad, está en contra de todos quienes le lleven la contraria, como ocurrió en Villahermosa, Tabasco, cuando cuestionó al presidente interino de su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional, Alfonso Ramírez Cuéllar, por decir que el gobierno ya no aguanta continuar la austeridad. “Me llamó la atención, porque lo dijo el dirigente de Morena. Imagínense cómo estaban mal acostumbrados en general. Era una especie de enajenación, en donde no importaba que el gobierno gastara y gastara y se endeudara; se les olvidaba que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, para más tarde, en otro evento advertir que México vive un momento de definiciones, por lo que se está en favor de la transformación del país o en contra de ella. En pocas palabras, si no estás conmigo estás contra mí, aunque lo matizó con otras frase: “Se está por la honestidad y por limpiar a México de corrupción o se apuesta a que se mantengan los privilegios de unos cuantos a costa del sometimiento y del empobrecimiento de la mayoría de los mexicanos (¿?). Es tiempo de definiciones”, y no conforme con haber vapuleado a su dirigente, aun cuando dice que no se mete en cuestiones partidistas atizó: “dice –Ramírez Cuéllar- que ‘ya no se aguanta la austeridad’. ¿Y por qué no, si nosotros, los servidores públicos, a diferencia de millones de mexicanos, tenemos garantizado un sueldo? Llueva, truene o relampaguee, haya pandemia o cualquier otra calamidad, nos están dando un sueldo nada despreciable”, para encajarle la puntilla: “Son de las deformaciones que se fueron creando durante el periodo neoliberal y tienen que cambiar esas visiones, es parte de la transformación”.
RAMÍREZ CUÉLLAR había dicho un día antes que en México “hay un enorme vacío, una ausencia de políticas” para hacer frente al “flagelo que tiene que ver con la pérdida de empleos y la quiebra de empresas pequeñas y medianas en el país”, algo en lo que tiene muchísima razón, pero que López Obrador no acepta porque lo considera contrario a su programa de austeridad republicana que tiene de hinojos al sector empresarial y a la clase trabajadora ante la inminente pérdida de más de un millón de empleos, aunque el Instituto Nacional de Geografía y Estadística dice que tan solo en Abril 12.5 millones de mexicanos perdieron su fuentes de ocupación ante el cierre temporal y aislamiento por el CoVid19. El líder interino respaldó, sin embargo, la política de austeridad como una vía para lograr una disciplina en el gasto público, pero dejó en claro que no será suficiente para lograr el crecimiento necesario, por lo que la única alternativa será llegar a una línea de financiamiento. Le recordó a AMLO que las distintas instancias de gobierno, organismos empresariales y sociedad civil, cada una “anda por su parte” en busca de resolver la situación, por lo que lo urgió como primer paso a unir a todos los sectores del país para formar una estrategia conjunta, algo que terminó por enchilar al Presidente.
PEOR AÚN, el ex dirigente del Barzón enfatizó que “hay una flexibilización del Gobierno Federal para hacer hasta lo imposible y no llegar a líneas de financiamiento, pero se podrían acabar todos los recursos, ahorros o hasta las coberturas petroleras, y no alcanzaría”, por lo que lo urgió a atender la pérdida de empleos. “Ya se demostró que la austeridad es un mecanismo adecuado para mostrar una racionalidad en el gasto, un manejo disciplinado en las finanzas, pero la austeridad no nos va a permitir detonar el crecimiento, ni nos va a posibilitar atender estos dos flagelos que creo que, y eso es lo que más me preocupa, hay un enorme vacío, una ausencia de políticas, y es el flagelo que tienen que ver con la pérdida de empleos y la quiebra de empresas pequeñas y medianas en el país”. Sopas.
DECIRLE ESO a AMLO es más que una ofensa a su ego. Cómo se atreve un subordinado a hablarle en ese tono a él, que es un símil de Luis XIV de Francia, conocido como el Rey Sol, quien pronunció aquella frase: “El Estado soy yo (L’État, c’est moi) que se interpreta en el sentido de identificar al rey con el Estado en el contexto de la monarquía absoluta, frase que habría sido pronunciada el 13 de Abril de 1655 cuando tenía dieciséis años ante el Parlamento de París, recordando con ello la primacía de la autoridad real ante el desafío planteado por el propio Parlement.
CUÉLLAR que ha dado al traste con dos o tres propuestas de iniciativa, como aquella que pretendía vigilar la riqueza de la población e, incluso, fiscalizarla, o aquella con la que intentaba elevar en un peso más el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a cigarrillos, bebidas que contengan alcohol o azucaradas, dice que “se ha exagerado al decir que hay una quiebra financiera del Estado”, y a su manera explica que, “lo que sí podemos afirmar de manera categórica es una insuficiencia muy grande de recaudación incluso para las metas de 2020”. La “insuficiencia” en recaudación e ingresos petroleros representan un “foco muy rojo”. La conclusión, reiteró, es que “tenemos con urgencia que recurrir a líneas de financiamiento, creo que no tenemos de otra”, enfatiza el morenista, aunque no obstante acota que debe haber un acuerdo previo con relación a una posible deuda en la que se defina qué instancia será la responsable de pagar, quién debe aportar más, y el plazo para hacerlo en busca de que no se convierta en una deuda eterna. La austeridad es algo muy positivo, pero como que ya llegó al límite y se está convirtiendo ahora en un problema, porque no sólo estamos hablando del capítulo 2000 y 3000, sino estamos hablando de que ponemos en peligro la mínima existencia de políticas ambientales, agrícolas, industriales”, y vaya que hizo enojar a su jefe.
AMLO COMO se sabe, no quiere endeudarse aunque, como bien se sabe, es una facultad que tiene en momentos críticos para sacar avante al País, sobre todo cuando es azotado por una pandemia que ha provocado la pérdida de más de un millón de empleos, y los que faltan, sin que se avizore una recuperación temprana debido a la negativa de apoyar al sector privado que es, al final de cuentas, el que crea fuentes de ocupación. En fin, Ramírez Cuellar tiene toda la razón, pero lo que se está ganando, en un régimen autoritario y autócrata como el actual, es que lo congelen por lo que resta del sexenio. Y es que en gobiernos totalitarios, al jefe no se le rebasa ni en la carretera. OPINA carjesus30@hotmail.com