¡Y está muy correspondido!
En el día de la Libertad de Expresión queda claro que si para el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García la prensa no existe, para reporteros, fotógrafos y camarógrafos, así como para buena parte de editores y moderadores de opinión, tampoco.
Así se ve reflejado su gobierno en este día y los 18 meses anteriores en que su imagen y popularidad se encuentran en el piso.
Ello por más que su protector Andrés Manuel López Obrador nos venga a decir que está bendito e insista de manera repetida en que es “honesto y trabajador”.
De paso, ya que el presidente exige a gritos una definición sobre si se está en favor o en contra de la 4T, de plano confesarle que al menos en estas tierras veracruzanas con más de ocho millones de habitantes, la ciudadanía, manifiesta en la opinión pública, tiene sus dudas.
Nomás no creen en esa transformación y menos en sus dichos.
Eso es lo que ha sembrado. Es lo mismo que ha cosechado luego del agotamiento de su discurso y acciones fallidas de progreso y estabilidad; ello luego del solapamiento a repetidas acciones de corrupción de sus colaboradores y complacencia a entes delictivos.
Para los medios la relación con el mundo moreno no ha sido fácil.
Ir a enterrar a nuestros muertos duele. El desprecio oficial a nuestros representantes no se olvida. El ahogamiento financiero que cumple fiel con su labor de exterminio, no dobla ni derrumba a la prensa que en el día a día se mantiene como fiel centinela de las acciones de gobierno.
Es el fiel reflejo del poder e índice flamígero de todo acto de corrupción y abuso de poder.
Y como en México, por decirlo de manera coloquial, “quien hace la mano hace la tras”, el gobierno de Cuitláhuac se ha convertido en una copia mal hecha de lo que para ellos deben ser las relaciones prensa estado.
Así, si el Peje dice que los periodistas son chayoteros, para Cuitláhuac los periodistas deben ser madreados y no darles una línea de publicidad.
Y si la censura a medios y periodistas crece a nivel nacional, en Veracruz de plano se aplica aquello de que muerto el perro se acaba la rabia… por ello la escalada de asesinatos contra periodistas.
Andrés Manuel López Obrador ha venido a Veracruz una decena de veces y en todas esas ocasiones nos restriega que el gobernador es trabajador y honesto.
De hecho un día nos vino a convencer de que era una bendición mientras la opinión pública se preguntaba si tanta insistencia se debe a tanta duda o a cuál gobernador se referirá porque el de Veracruz de honesto, que se diga ¡que honesto!, pues no.
Menos que el Peje grite airado que su chamaco es muy trabajador, cuando la entidad registra más de un millón de desempleados, cuando el nepotismo gobierna y la corrupción nos ahoga.
No se puede ser “honesto” cuando ocupamos el primer lugar en inseguridad pública ante la presencia de seis cárteles, segundos en feminicidios luego de 17 meses en primer lugar y regresar miles de millones por subejercicio presupuestal.
En fin, cada quien con su bendito.
Habría que concluir que en el “Día de la Libertad de Expresión”, libertad es, a no dudar, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír y que en Veracruz bien aplica aquello que decía don Fernando en el sentido de que “El poder corrompe y a los tontos vuelve locos”
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo