*Ni Cuitláhuac ha ordenado reabrir el caso
*Revelan que Duarte alteró escena de crimen
TAL VEZ no todo esté perdido para la Fiscal General del Estado, Verónica Hernández Giadáns, sobre todo ahora que se disfraza de ministerial y porta pavorosa 9 mm en la diestra derecha como la célebre “Juana Gallo”, y acaso aun tenga tiempo de reivindicar sus sueños vertidos el lunes cuando aseguró que “procurar justicia en Veracruz se ha convertido en un ejercicio permanente que refleja que la transformación de las instituciones es real y produce resultados”, y solo le bastaría remontarse a la mañanera del pasado 19 de Noviembre cuando la acuciosa reportera de Proceso, Verónica Espinosa (su tocaya, por cierto), le recriminó al Presidente Andrés Manuel López Obrador que México sigue siendo el País en el que mueren más periodistas asesinados en el mundo, que las cifras no bajan y que desde su elección, 18 periodistas han sido asesinados, el último en Guanajuato, donde la coordinación que prometieron el gobierno de ese Estado y el Federal parece que no está dando los resultados que tendrían que darse. Pero además le recordó que en Septiembre sostuvo que el compromiso de su gobierno era que se aclaren todos los homicidios de periodistas, pero hasta ahora más de 90 por ciento siguen impunes, como el caso de Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz, y en ese tenor le informó que desde hace ocho meses, 25 medios en el mundo investigan la violencia contra los periodistas en México, “y queremos saber concretamente, presidente: ¿qué medidas va a tomar, más allá de intenciones declaradas, para estar seguros de que los responsables de estos crímenes serán juzgados y que esta guerra contra los periodistas será detenida?”. Acto seguido le soltó otro cuestionamiento en torno al mismo asunto: “¿Puede tomar la decisión hoy de reabrir el caso de Regina Martínez y que se realice una investigación independiente? Pues hemos encontrado que las autoridades trataron de alterar la escena del crimen, que dejaron líneas sin investigar y datos de que Regina fue asesinada por su trabajo periodístico”.
LA RESPUESTA de AMLO fue culpar al pasado como siempre, pero también se comprometió: “Bueno, estamos enfrentando la violencia que se heredó por las malas políticas públicas que se aplicaron durante el periodo neoliberal, sobre todo por el abandono al pueblo, el abandono a los jóvenes y el orientar al gobierno sólo al saqueo o a la corrupción y bla bla bla (nada que ver con la pregunta). Todo esto, agravado por querer enfrentar el problema -una vez ya expuesto, una vez que se empezó a agravar la situación- sólo mediante el uso de la fuerza, incluso declarar hasta la guerra”, y de ahí se siguió con la misma trillada perorata, para comentar finalmente: “En el caso de los crímenes a periodistas pues se siguen presentando lamentablemente, estamos en los hechos buscando que no queden impunes, no hay ninguna razón para que no se aclaren esos homicidios, esos asesinatos. Nosotros no protegemos a ningún grupo de intereses creados, no protegemos a la delincuencia común ni a la delincuencia de cuello blanco, nosotros llegamos aquí para representar al pueblo y para servir al pueblo, sólo le debemos al pueblo lo que representamos. Entonces, estamos trabajando en eso. Le voy a pedir a Alejandro Encinas que aclare la situación de cada uno de los periodistas que han perdido la vida. ¿En qué casos hay detenidos? ¿En qué casos todavía no se detiene a nadie? (Y finalmente) En lo que planteas de Regina estoy totalmente de acuerdo, que se busque el procedimiento para reabrir el caso. -¿Es un compromiso, presidente? Preguntó la comunicadora, y AMLO sello: -Es un compromiso.
PERO DE aquello han transcurrido 20 días, y ni el Gobernador García Jiménez que se dice Apóstol de López Obrador ni la ahora empistolada Fiscal han dicho esta boca es mía, por más que el Presidente lo asumió como un compromiso al que debieron dar seguimiento de inmediato, pues entendido a partir de la institucionalidad, la promesa pública de AMLO debió ser entendido como un mensaje cifrado a Veracruz para desempolvar de nuevo archivos y buscar las alternativas para, ahora sí, llegar hasta las últimas consecuencias en un crimen que se buscó, durante el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa, disfrazar de crimen pasional ya que, según se argumentó, la corresponsal de Proceso y La Jornada le abrió la puerta a su novio y a un tal “Silva”, único procesado por aquel crimen, pese a que sigue negando su participación. Muchas veces se dijo que el asesinato fue un asunto de Estado, y que personajes del Gobierno duartista –cuando ocurrieron 18 crímenes de comunicadores y diversas agresiones- estuvieron involucrados, pero al asunto se le dio carpetazo pese a que el propio director del Semario Julio Sherer García y otros colaboradores vinieron a hablar con Duarte y al salir espetó el desaparecido comunicador: “no les creemos nada”.
PERO EN la Fiscalía de Cuitláhuac García, como ocurrió en la de Javier Duarte se buscó archivar el asunto y guardar silencio, pero la Fiscal Verónica Hernández Giadáns debería demostrar su autonomía y tomar al toro por los cuerpos, aun cuando solo hace lo que le ordenan, incluso ponerse uniforme y calzarse la pistola, porque el compromiso lo hizo el Presidente López Obrador y lo dejó muy claro: “Conocí a Regina, me acompañó en el Éxodo por la Democracia, cubrió todo nuestro andar, toda nuestra trayectoria en Veracruz, en 1990, 91, como reportera de Proceso. Entonces la conocí muy bien, una periodista incorruptible, profesional. Entonces si, vemos la forma legal de que se reabra el caso si es que está archivado”, y agrega: “Yo no sabía que se hubiese cerrado el caso, pero si es así, lo reabrimos y se hace la investigación a fondo. Tenemos ahora condiciones distintas, porque no hay contubernio. Entonces, podemos conocer toda la verdad, como es nuestro compromiso de saber la verdad y castigar a los responsables, y se está haciendo caso de los jóvenes de Ayotzinapa y en otros crímenes o actos de autoritarismo que quedaron sin castigo. No estamos cerrando nada, todo está abierto, y tenemos que hacer justicia”.
POR ELLO, sin duda, Verónica Hernández Giadáns tiene la oportunidad histórica de demostrar de que está hecha y reabrir el caso de la colega Regina Martínez, una mujer a la que conocimos y tratamos, y jamás dudamos de su honorabilidad. Era, como enfatizó el Presidente, una mujer incorruptible venida de la cultura del esfuerzo, y tan es así, que ni siquiera fue propietaria de una vivienda propia o de un auto, puesto que vivía con la medianía de su salario, pero contenta de no sucumbir a las tentaciones que por esos tiempos eran muchas, como también la represión si no te plegabas a los mandatos y caprichos de Calígula. En fin, doña Vero, no todo está perdido; basta tomarle la palabra al Presidente y demostrar su verdadera valía, más allá de su pistolón y sus botitas, OPINA carjesus30@hotmail.com