**El mal manejo de la pandemia nos está orientando a la ruina.
**Se necesita humildad para reconocer los fracasos y valor para cambiar las estrategias
Xalapa, Ver. 16 agosto 2020.- La Arquidiócesis de Xalapa emitió su comunicado dominical diciendo que aunado a lo miles de contagios y defunciones por el COVID-19, hay que agregar el número de víctimas por la violencia, pues ni el país, ni el estado se han pacificado como dijeron que ocurriría, ni la pandemia se ha controlado; incluso, el mal manejo de esta última nos está orientando a la ruina.
A continuación el comunicado:
El momento actual que estamos viviendo en nuestro país y en nuestro estado es el de un ambiente de luto, de dolor y de desolación.
Los decesos por causa del virus COVID-19 superan ya los 55 mil muertos en todo el país, y los más de 3,325 en el Estado.
A estas tristes defunciones hay que agregar el número de víctimas de la violencia. En síntesis ni el País ni el Estado se ha pacificado ni la pandemia se ha controlado. Esto más bien nos está conduciendo a una crisis humanitaria alarmante. El mal manejo de esta pandemia nos está orientando a la ruina. Se necesita humildad para reconocer los fracasos y valor para cambiar las estrategias.
Vivimos amenazados por una enfermedad invisible que no sabemos en qué momento nos puede alcanzar. Nadie está exento de ser contagiado. Esta situación genera angustiosos temores, un ambiente de incertidumbre, de impotencia y un sufrimiento físico y moral generalizado.
Como Iglesia Católica queremos expresar nuestra cercanía a todas las víctimas del COVID-19. En primer lugar a los enfermos que se encuentran en los hospitales o recuperándose en casa, les aseguramos nuestra oración clamorosa a Dios nuestro padre fuente de misericordia y dador de todo consuelo para que se detenga esta terrible pandemia. Cada día ofrecemos la santa eucaristía y la oración oficial de la Iglesia para que Dios les conceda su fortaleza y les alivie en su soledad; oramos para que pronto recuperen la salud
A los familiares que sufren por no poder estar cerca de sus enfermos para acompañarlos en sus últimos momentos, les ofrecemos también la certeza de nuestras plegarias. Que Dios nuestro Padre sea su luz, su consuelo, su fortaleza y su paz.
A los médicos y personal sanitario que labora en los hospitales y que se encuentran en la primera línea de batalla, cada día también levantamos nuestras manos al cielo para que Dios los libre de cualquier contagio que dañe su salud, que la gracia que viene de lo alto sea para ustedes un bálsamo que alivie su cansancio, les fortalezca en sus desalientos, y les mantenga firmes en la esperanza. Nuestro reconocimiento y admiración a todos ustedes.
A todas las personas que están siendo afectadas por esta crisis económica también les expresamos nuestra solidaridad; agradecemos la generosidad de muchos hermanos que han hecho posible que podamos compartir con ustedes un poco de ayuda a través de Cáritas. La Iglesia seguirá estando cerca de todos los más vulnerables.